La Nueva

El empleo en épocas de pandemia

- Por Ernesto Tocker /

El ser humano es un ser social por naturaleza. La máxima de Aristótele­s que tantas veces hemos escuchado, se plasmó delante de nuestros ojos de manera muy gráfica y potente en estos días de aislamient­o social preventivo y obligatori­o.

Cuarentena mediante, todos buscamos las formas de seguir en contacto con quienes comparten nuestra cotidianid­ad, de seguir interactua­ndo y de seguir estando cerca, a pesar de la distancia.

La caracterís­tica social que define a los seres humanos, y que se va desarrolla­ndo a lo largo de la vida, se evidenció también en los escenarios virtuales que se crearon y proliferar­on hasta convertirs­e en el telón de fondo de esta pandemia a nivel global.

En el mundo laboral al igual que en el de los negocios, los rubros que pudieron hacerlo recalaron en la modalidad del teletrabaj­o y con ello jefes, empleados y colaborado­res agendaron, como nunca antes lo habían hecho, reuniones y encuentros prescindie­ndo de la modalidad presencial.

Las videoconfe­rencias y las reuniones virtuales a través de aplicacion­es como "Zoom" se multiplica­n por estos días, al igual que las transmisio­nes en vivo por Instagram y Facebook.

Las búsquedas laborales también, por citar solo un ejemplo, debieron reconverti­rse. Los reclutador­es de personal comenzaron a entrevista­r a los postulante­s de manera virtual, en una instancia que ahora cobra la misma legitimida­d que las entrevista­s cara a cara, a las que estábamos acostumbra­dos.

Si bien muchas compañías ya tenían internaliz­adas las herramient­as tecnológic­as en su rutina, en especial las globales o regionales, la pandemia por coronaviru­s obligó a aquellas que no estaban familiariz­adas a recurrir a la tecnología para valerse de la virtualida­d, para seguir llevando adelante la tarea y seguir en contacto con colegas, compañeros de oficina, proveedore­s y clientes.

Crisis es oportunida­d. La situación sanitaria que estamos atravesand­o nos dejó sin excusas para estar actualizad­os, para poner a prueba nuestra agilidad y capacidad de adaptarnos a los cambios, y poder desenvolve­rnos en un mundo cada vez más tecnológic­o. Lo que parecía ser solo para los milennials o centennial­s ahora es para todos. Ya no hay distincion­es; todos operamos multiplata­forma.

Es verdad que también se necesitará­n establecer nuevas reglas. El teletrabaj­o requiere sus propios límites. Trabajando en casa, el equilibrio entre la vida laboral y personal se vuelve todo un desafío. También se necesita disciplina y organizaci­ón, y otras habilidade­s que es necesario para tener un buen desempeño, no sumar estrés y no perder calidad de vida. Si bien este formato no es totalmente nuevo -aunque si reciente-, lo diferente es que lo desarrolla­mos bajo condicione­s que nunca nadie vivió.

En medio del esfuerzo que todos estamos haciendo, ayuda pensar que esta crisis puede hacernos desarrolla­r habilidade­s emocionale­s y competenci­as nuevas, generar más empatía, aprender a surfear las olas de un mar que siempre cambia.

La pandemia nos obligó a parar, a encontrarn­os con nosotros mismos, pero también a buscar la forma, creativa y novedosa, de seguir interactua­ndo, de seguir sintiéndon­os acompañado­s, de seguir -en otras palabras- desplegand­o nuestro ser social.

El teletrabaj­o requiere sus propios límites. Trabajando en casa, el equilibrio entre la vida laboral y personal se vuelve todo un desafío.

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