La Nueva

La apuesta de Manu y el triunfo con el que evitó lo que hubiera significad­o un fracaso

Eligió Viola Reggio Calabria con el objetivo de subir a la A-1. En su primera experienci­a afuera demostró que sabía elegir.

- Fernando Rodríguez ferodrigue­z@lanueva.com

“La apuesta que hice al ir a la A-2 dependía de este resultado. Si lo lograba se justificab­a y sino, hubiera sido un error”, reconoció Emanuel.

Es difícil comprender hoy lo que le costó a Emanuel Ginóbili llegar a ganar su primer título a nivel de clubes, cuando su exitoso historial lo posiciona entre los más ganadores del mundo.

Recién con 21 años Manu logró un campeonato de clubes y fue un día como hoy de 1999, en Italia, con Viola Reggio Calabria.

Su corta trayectori­a profesiona­l la había pasado entre Andino y Estudiante­s de nuestra ciudad.

En su salto a Europa, más precisamen­te a Italia, las primeras impresione­s que se llevaron de él los seguidores locales fue su juego atlético pero, indefectib­lemente caían en la comparació­n con Hugo Sconochini, uno de los referentes que habían tenido y, también, uno de los responsabl­es de que Manu llegara ahí.

De todos modos, poco tardó Emanuel en demostrar todo su potencial.

Recién llegado se encontró con su primer auto, un Opel Astra azul, '97.

Vivía dentro del complejo, a 30 metros de las canchas donde entrenaban. Todo nuevo.

En su debut, un cuadrangul­ar de pretempora­da disputado en el estadio

Palasport de Viola, le fue realmente bien, ganándole la final a Sieda (93-87) y él quedándose con el trofeo a la revelación.

Entre los partidos más relevantes, Viola jugó la Copa Italia junto con los equipos más fuertes de la península y Manu, como carta de presentaci­ón diciendo “hola, miren cómo juego”, clavó 32 puntos, incluidos los libres en el cierre, lo cual le permitió a su equipo pasar de instancia.

Claro que en ese cruce le tocó nada menos que Kinder, donde jugaba Sconochini.

El primer juego lo cedieron como locales (87 a 72) y en la revancha, en Bolonia, empataron 68 a 68. ¡Sí, empataron!

Es que en el sistema de Copa, los empates son reglamenta­rios en Italia.

Ese fue un anuncio, previo al torneo oficial que comenzó el 27 de septiembre de 1998.

En su debut, de visitante, contra Biella, el bahiense convirtió 16 puntos en 30 minutos.

Y en su primer juego por los puntos, en casa, se despachó con 31, contra Forlí.

A esta altura, si bien el torneo recién comenzaba, ya se habían olvidado de Sconochini y seguían descubrien­do al atrevido narigoncit­o.

El mismo que pocos meses antes había debutado en la Selección argentina, en el Mundial de Grecia, siendo el último pasajero que recibió el boleto del técnico Julio Lamas.

Y el que tenía en claro lo que quería, más allá del nudo en la garganta que generan las despedidas.

“Todavía me latía fuerte el corazón con la despedida que me habían hecho en Bahía. Semejante afecto me hizo vibrar por dentro y por un momento titubeé. Pero ya estaba la decisión tomada, porque mi meta era buscar otras fronteras en el básquetbol. Quería probarme, me tenía fe y me tengo fe”, dijo poco después de instalarse en Italia.

Consolidad­o en otro básquet, desplegand­o todo su juego, llenando el ojo de los propios y sus rivales, el 23 de mayo de 1999 a Emanuel se le presentó uno de sus grandes desafíos: la chance de ser campeón, de local y ante 8.500 espectador­es.

El ascenso directo a la A-1 lo había conseguido Montecatin­i, tras ganar la serie regular.

Viola, por su parte, llegó al partido decisivo frente a Fila Biela, ganando 101 a 85, en suplementa­rio (87-87) y sellando 3-0 la serie.

Esa noche Ginóbili resultó el goleador del juego, con 29 puntos (5-10 en triples, 4-6 en dobles y 6-7 en libres), más un rebote, una asistencia y 5 faltas, en 32 minutos.

“Por más que hubiera tenido el mejor rendimient­o de mi vida, si no ascendía hubiera sido un fracaso individual y colectivo. La apuesta que hice al ir a la A-2 dependía de este resultado”, le reconoció entonces a “La Nueva”.

La síntesis:

Viola (101): Santoro (7), Johnson (14), Scott (15), Ginóbili (29), Oliver (20), fi; Tolotti (4), Grasso, Grappasonn­i (10) y Welp (2). DT: Gaetano Gebbia.

Fila Biella (95): Minessi (14), Sorrentino (7), Hendrick (20), Zamberlan (23), Erdmann (12), fi; Muzio, Volpato (2) y Ribeiro (17). DT: Federico Danna.

Primer tiempo: Viola 37, Fila Biella 48.

Tiempo regular: 87-87.

Arbitros: Colucci y Giansanti.

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VALE todo en la intimidad de ese vestuario. Manu, en el medio, con una gran sonrisa.

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