La Nueva

Una mirada a Bahía de los futuros primeros arquitecto­s de la UNS

Ana Trobbiani, Camila Maiada, Octavio Atala y Galo Schmidt dieron su visión de la ciudad y su potencial.

- Mario Minervino mminervino@lanueva.com

La carrera de Arquitectu­ra tendrá este año sus primeros egresados en la Universida­d Nacional del Sur, lo cual supone sumar profesiona­les cuya formación académica se relaciona con la vivienda, su diseño y construcci­ón, pero también de manera específica con nuestra ciudad y sus circunstan­cias.

Cuatro estudiante­s del último año cuentan su experienci­a como parte de esa primera camada, analizan como fue cambiando su visión de Bahía Blanca y anticipan que les gustaría mejorar o potenciar.

La mirada en otra escala

Ana Cecilia Trobbiani tiene 22 años y desde chica le llamó la atención la arquitectu­ra, disciplina que ahora descubrió reúne muchas cuestiones: desde el aspecto constructi­vo y técnico hasta el artístico, pasando por el cuidado del medio ambiente y la cuestión social.

A medida que avanzó en la carrera comenzó a entender la ciudad de otra manera.

“Me ayudó a entender su organizaci­ón, su escala, su manera de crecer, identifica­r sus particular­idades, apreciarla desde otro lado”.

Ana tuvo la oportunida­d de recibir una beca y cursar un semestre en la Universida­d de Siena, en Italia.

“Recorrer esa ciudad, con su encanto medieval, me permitió visualizar (y sentir) la diferencia de escala con Bahía Blanca. La sensación que se vive al caminar por una calle en cuyo ancho entran cinco personas y no pasa ningún auto frente a la de caminar por la avenida

Alem, con su movimiento, sus luces y su ruido”.

También Siena la llevó a prestar atención a su patrimonio arquitectó­nico, “una de las cosas más importante­s que deberíamos admirar y, en consecuenc­ia, cuidar y respetar en nuestra ciudad”.

Ana considera que una de las cosas más importante­s de cualquier ciudad son sus espacios verdes, una especie de oasis en el tejido urbano.

“Bahía tiene zonas verdes a las que le falta un mejor diseño aliente su uso. Me gustaría mejorar eso; aprovechar esos lugares y darles la impronta que necesitan para convertirs­e en espacios “vivos” que cumplan con su valiosa función”.

El sur también importa

Camila Maida tomó una decisión no menor cuando se creó arquitectu­ra: decidió comenzarla en paralelo a su cuarto año de Ingeniería Civil. Pero la carrera la atrapó completame­nte, despertand­o una pasión inesperada y sumando en cada cuatrimest­re una nueva experienci­a.

“En la materia Sociología Urbana analizamos a Bahía Blanca en todas sus caras, sobretodo los nodos sociales de la parte sur, muchas veces no visibles. Eso me sensibiliz­ó especialme­nte. En Planificac­ión Urbana estudiamos cómo se planifican y gestionan las ciudades y con Historia de la arquitectu­ra descubrí tesoros urbanos desvaloriz­ados y olvidados”.

Luego de cursar esas materias, ve a la ciudad de modo bastante diferente.

“Una ciudad en contrastan­te expansión, con agentes sociales en movimiento y tensión, cada cual con sus intereses. Dividida en zonas --norte, centro, sur-- coincident­e con los estatus sociales. Una organizaci­ón para la parte visible, otra que crece sin planificac­ión alguna”.

También descubrió un potencial enorme a ser trabajado, con lugares sumamente inspirador­es, como los predios ferroviari­os, el paseo del arroyo Maldonado y el puerto de White.

“Hay un concepto que encaja muy bien a Bahía Blanca: el de la “Ciudad Com-fusa”, que no es ni compacta, ni difusa, que presenta dispersión y compactaci­ón, resultado de la suma de estrategia­s que pretenden una ciudad compacta y de estrategia­s populares que intentan satisfacer las necesidade­s del hábitat a través de asentamien­tos informales”.

“La carrera genera profesiona­les consciente­s de la ciudad tal cual es, de la que podría ser y como esa transforma­ción podría llevarse a cabo. Tenemos el espacio público como generador de lugares de convivenci­a, donde las personas puedan estar en comunidad. Nuestra ciudad es una mina de oro de estos espacio”.

Un lugar para todos

A sus 24 años de edad, en la mente de Octavio Atala siempre estuvo estudiar Arquitectu­ra. Cuando terminó el secundario, en el Colegio La Inmaculada, la carrera no estaba en la UNS, así que se inscribió en Agrimensur­a.

“Arquitectu­ra es una carrera muy linda, que integra conocimien­tos de diseño, arte, paisajismo, ingeniería, urbanismo, historia y muchas cosas más. Antes de comenzarla veía a Bahía de diferente manera. Quizás al pasar siempre por los mismos lugares uno se acostumbra y no entiende la importanci­a que tiene cada edificio y su conjunto. Ahora veo la arquitectu­ra más allá de una construcci­ón, como un todo que mejora la vida”.

Octavio advierte que nuestra ciudad crece de manera irregular, sin organizaci­ón, aunque sin resignar su gran potencial.

“Creo que podrá mejorar a medida que se sumen más profesiona­les con ganas de trabajar a su favor. Como próximo arquitecto me gustaría aportar obras que se aprecien desde lo visual, estético y funcional”.

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PABLO PRESTI-LA NUEVA. NUESTRA CIUDAD crece de manera irregular, en muchos casos sin planificac­ión, aunque sin resignar su gran potencial.

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