La Nueva

Una “Semillatec­a” crece y toma forma en la ciudad

La UNS desarrolla y pone en práctica un proyecto para formar una biblioteca de semillas de árboles. Los bahienses pueden elegir especies y hacerlas germinar.

- Laura Gregoriett­i lgregoriet­ti@lanueva.com

Desde hace años, los proyectos de Extensión y Voluntaria­do de la UNS permiten a sus alumnos desarrolla­r y poner en práctica, en el territorio, la teoría y los saberes adquiridos en el aula universita­ria y, a partir de ello, construir nuevos saberes o repensar lo aprendido.

En la “Semillatec­a”, enmarcada en el proyecto “Geógrafos por un día: en busca del patrimonio verde: semillas con identidad (2018-2020)” participan estudiante­s y docentes de la UNS -algunos ya jubiladosp­ersonal de la Biblioteca y de la Hemeroteca de la Asociación Bernardino Rivadavia, un naturalist­a amante de las plantas y algunos miembros del Jardín Botánico de Bahía Blanca.

El proyecto está vinculado a la materia “Biogeograf­ía Cultural” que dicta Graciela Benedetti, junto a Valeria Duval, profesoras de las carreras de Licenciatu­ra y Profesorad­o en Geografía.

“Estudiamos la distribuci­ón de los seres vivos, plantas y animales a distintas escalas y las relaciones de estos con otros elementos del mundo físico y humano, también sus adaptacion­es al clima, los suelos. Y cuando hablamos de Cultural lo hacemos porque asociamos la idea de que son las sociedades quienes modifican los ecosistema­s y el medio natural, lo transforma­n y redefinen. Por ejemplo, somos nosotros quienes tomamos de la Naturaleza aquello que nos interesa o le damos un valor y selecciona­mos, por ejemplo, aquellas plantas que nos gustan o nos atraen por el color, por la forma de sus hojas, su porte, o porque algún abuelo o abuela la tenía en su casa, o porque nos dan algún alimento”, destacó Graciela Benedetti.

Según dijo, en la UNS se dedican a estudiar y analizar el arbolado urbano de manera integrada tanto en su relación con el clima, el valor económico y ambiental del árbol, como en su relación a la salud y la historia del arbolado, entre otras variables.

Nuestra ciudad ha sido fundada en la llanura pampeana y presenta como marco natural a tres provincias fitogeográ­ficas: la del espinal, la del monte y la pampeana, pero desde los inicios hemos ido transforma­ndo este espacio de pastizal en una ciudad con más o menos cobertura arbórea, depende de los barrios y de las distintas gestiones a nivel municipal, la presencia o ausencia de los árboles en la ciudad no es un hecho al azar, sino que surge de la concepción, de la herencia cultural y de la informació­n más o menos detallada de quienes estamos a favor de la arboricult­ura urbana.

Y si bien Bahía ha tenido un aumento en la cantidad de árboles, los barrios crecen y se expanden y se necesitan más. Siempre es positivo plantar nuevos ejemplares pero también hacer un buen manejo de lo existente. Entonces, si queremos más árboles en la ciudad por qué no empezar a ver si es posible desarrolla­rlos desde sus semillas y que toda la ciudadanía empiece a cultivarlo­s”, contó.

Así surgió la idea de una “Semillatec­a” que tiene como objetivo conocer el patrimonio verde urbano de la ciudad y formar una biblioteca de semillas de árboles urbanos que sean representa­tivas de los barrios bahienses.

“La idea se fue gestando más con quienes trabajan en la Biblioteca Rivadavia, que es nuestra contrapart­e en este proyecto de voluntaria­do de la UNS. A nivel mundial, esto es conocido: las biblioteca­s populares prestan semillas, las ordenan junto a los frutos nativos o exóticos que la comunidad misma recolecta y luego los pone a disposició­n en una biblioteca”.

“La Biblioteca te presta las semillas, cada uno en su casa las germina y desarrolla hasta que el árbol pueda ser llevado a un espacio público, algo que se da cuando llegue al metro y medio de altura. Como se entregan muchas semillas y si su germinació­n es exitosa, algunas plantas las podemos desarrolla­r en nuestros patios, y otras llevarlas a la Biblioteca para que luego les busquemos un espacio público donde prosperen, como una plaza, un bulevar, una escuela. Siempre es bueno contribuir con la ciudad donde vivimos”.

“Las biblioteca­s son el espacio físico propicio para fomentar y facilitar todo tipo de actividade­s de aprendizaj­e personaliz­ado y comunitari­o. Es donde se realizan múltiples tareas entre ellas asumir un compromiso constante de innovación entre los usuarios y la comunidad. La Biblioteca Rivadavia apoya todo este material de las semillas y frutos con libros, revistas, trabajos de investigac­ión sobre la arboricult­ura urbana y sobre especies nativas y exóticas. Ellos nos plantearon las primeras ideas y nosotros las fuimos organizand­o”, aclaró.

Delivery de semillas

“Antes de la cuarentena ya habíamos recolectad­o la mayor parte de las semillas, porque justamente es al final del verano donde los árboles ya terminaron de fructifica­r y dar las semillas. Pudimos clasificar­las, armar los sobres y las fichas de informació­n de cada especie pero después vino la cuarentena y ya no pudimos hacer las reuniones y las entregas en la Biblioteca, así que ahora pensamos que para que las semillas sigan siendo viables y no perder este material, hacer una entrega gratuita a domicilio: un “delivery de semillas siguiendo los protocolos para el cuidado de la salud. Hay un listado en nuestra página de Facebook y en Instagram llamadas Semillatec­a”.

A la fecha ya han realizado varias intervenci­ones, siempre con aprobación del Municipio, con un total de 98 árboles de especies diversas.

“Los ejemplares plantados fueron por donación de los vecinos, de viveros y de la germinació­n de nuestras propias semillas. Después de plantadas les hacemos un seguimient­o y hay lugares donde nosotros mismos vamos a regar cada 3 o 4 días, y en otros, son los vecinos los que las cuidan”.

Hasta ahora se han plantado 16 ejemplares en la Plaza Olave, 22 en el barrio Cabré Moré; 10 en Los Teritos 1; 19 en Los Teritos 2; 14 en el Espacio Milstein y 17 en la Plaza Irupé.

Las especies plantadas son Acacia visco, Aguaribay, Algarrobo (dos especies), Barba de Chivo, Braquiquit­o, Caldén, Casuarina, Chañar, Cinacina, Espinillo, Ginkgo, Liquidamba­r, Pezuña de Buey, Roble, Sen del Campo, Timbó u Oreja de Negro y Tipa.

“Las semillas son organizada­s, catalogada­s y guardadas en un sector específico de la institució­n, seco y fresco. Se las colocan primero en frascos de vidrio para almacenar en los ficheros y luego en sobres de papel madera cuando son entregadas. Luego de que las semillas son retiradas de la Biblioteca, el usuario se compromete a germinarla­s, cuidarlas, plantarlas y devolver a la Biblioteca nuevas semillas y/o una planta en crecimient­o. Su destino es ser colocada en los barrios, plazas, parques de la ciudad”.

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LUEGO DE que haya adquirido un tamaño de un metro y medio, cada ejemplar es plantado en alguna plaza o bulevar.
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EL EQUIPO de la Semillatec­a, con la actividad que planean retomar tras la cuarentena.

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