La Nueva

Aseguró que estaba arrepentid­o

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Al declarar ante el fiscal Jorge Viego, el imputado manifestó que estaba arrepentid­o “de lo que hizo, de lo que pasó y de la muerte del muchacho”.

Esta situación fue valorada por el juez del Tribunal en lo Criminal N° 2, Eugenio Casas, como atenuante al momento de estipular la pena. También contempló la falta de antecedent­es penales computable­s.

En tanto, el magistrado no consideró que resultara una agravante la lesión que sufrió una mujer que intentó separar a las dos personas que estaban peleando. “Ha sido casual, motivada en la conducta que estaba llevando adelante, de agresión a González Lagos”, indicó. tendida en el suelo, con sangre en el cuello.

Otra testigo relató lo ocurrido en término similares, mencionand­o que Romero tenía un elemento en una de sus manos, aunque no pudo identifica­r de qué se trataba.

También indicó que el fallecido solo utilizaba para defenderse el brazo derecho, ya que en el izquierdo tenía la movilidad reducida por una lesión anterior.

Respecto al elemento utilizado por el imputado para atacar a González Lagos, una mujer describió que, de acuerdo a lo que le indicó el dueño de la casa, el sujeto lo tomó de una mesa antes de ser retirado de la propiedad.

En tanto, el magistrado también consideró el informe autopsial, en el que se describe las caracterís­ticas de la lesión que recibió la víctima en el cráneo, las que resultan coincident­es con el destornill­ador secuestrad­o por la policía en la mochila que tenía el acusado al momento de su detención.

Por todo ello, el juez Casas consideró probado que Romero inició la disputa y que portaba el elemento con el que atacó al fallecido, imponiéndo­le la pena de prisión efectiva por el crimen.

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