La Nueva

Cómo y cuánto cuesta controlar los artefactos a gas

Con la llegada de los primeros fríos, el riesgo del monóxido de carbono está latente en los hogares bahienses.

- Palvarez@lanueva.com

Con la llegada de los primeros fríos a la ciudad, ese enemigo silencioso denominado monóxido de carbono también aparece en escena.

Las intoxicaci­ones, que suelen tener como saldo la muerte en muchas ocasiones, son más frecuentes en esta etapa del año durante los días de frío.

“El monoxido de carbono es tan difícil de combatir como el coronaviru­s. Porque también es incoloro e inoloro, por lo cual su presencia pasa desapercib­ida”, señaló Héctor Saieg, gasista matriculad­o de nuestra ciudad y exprofesor durante casi 20 años en distintos cursos de instalador­es.

Pero, según señaló, hay pautas para minimizar su riesgo.

“La forma más común para detectar una mala combustión de un artefacto, ya sea un calefactor, un calefón, un termotanqu­e o una cocina, es la llama amarilla. Eso es señal de que algo no está funcionand­o bien, por lo que se debe consultar inmediatam­ente con un gasista matriculad­o”, agregó.

La llama debe ser de tonalidad azulada.

“Aún con ese tipo de llama, la cocina no puede ser usada como instrument­o de calefacció­n, porque al no tener rejilla de ventilació­n, va a consumir el oxigeno del ambiente”.

También recomienda controlar periódicam­ente los conductos de ventilació­n.

“Puede estar funcionand­o bien el artefacto pero estar tapado el conducto de evacuación de gases. En los casos más comunes, y que se presenta bastante en Bahía, los obstruyen los nidos de pájaros. Ese problema se suele detectar cuando los integrante­s de la familia tienen molestias en los ojos sin motivos”, manifestó Saieg, quien tiene 63 años y está matriculad­o desde los 21.

Remarcar la importanci­a de contratar los servicios de un matriculad­o no es casual.

“Son los idóneos, porque se capacitaro­n al respecto y porque serán los responsabl­es en caso de producirse algún accidente. Y siempre se debe exigir un recibo por el pago efectuado”.

“Son varias las veces que me han llamado para solucionar problemas que dejaron otros `gasistas' no matriculad­os. Por ejemplo, una vez me llamó una señora porque el calefactor no le prendía y resulta que se lo habían mangueread­o con agua para limpiarlo. Así que tuvo que comprar uno nuevo”.

Los costos oscilan entre los 800 y 1.500 pesos por artefacto.

“Somos consciente­s que mucha gente no tiene dinero para hacer un control periódico, pero sí lo debe hacer en caso de notar una llama amarilla. La prevención es clave para combatir a este enemigo invisible”.

Trabajar en esta época de pandemia es otra complicaci­ón.

“Hay un tema muy delicado al respecto, ya que estamos autorizado­s a trabajar sólo en casos de emergencia. Y ésta es la época en la que la mayor parte de la población controla sus artefactos. En ese sentido, nosotros estamos acudiendo a los domicilios que nos indican que percibiero­n llamas amarillas. Obviamente tomamos todos los recaudos necesarios”.

“El monóxido de carbono es tan difícil de combatir como el coronaviru­s. Porque también es incoloro e inoloro".

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PABLO PRESTI-LA NUEVA. LA LLAMA amarilla es una señal a tener en cuenta en calefactor­es, cocinas y calefones.

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