La Nueva

Una oferta gastronómi­ca renovada

- Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 57 años, en diciembre de 1963, la ciudad sumaba nuevos locales gastronómi­cos, destinados a marcar páginas relevantes en los usos y costumbres de los bahienses.

“¡La familia Orope aumenta!” marcaba una publicidad para anunciar la apertura de Orope Centro, en una dirección emblemátic­a como era Donado 25, el sitio que hasta un año antes y durante décadas ocupara LU2 radio Bahía Blanca antes de mudarse a sus nuevos estudios en Sarmiento 64.

Orope Centro era sugerido como el lugar ideal para “a la salida del cine, del teatro, durante el paseo y en todo momento”, para “hacer las delicias de quienes gustan un café, una bebida fresca o riquísimos helados”.

A pocas cuadras de ahí, en San Martín 82, abrió sus puertas el Grand Grill, recordado restaurant­e “en pleno centro”, “el verdadero y auténtico Grill que Bahía Blanca reclamaba”, según rezaba la publicidad, con un sensaciona­l asador giratorio gigante, más la propuesta de minutas, chopps, copetines, comidas a domicilio, fiambres caseros y el clásico copetín de diez platillos. Todo de primera categoría y, se decía, “con precios más bajos que en cualquier parte”.

El lugar era administra­do por Félix Cantarelli, Tomás Suñer Ochoa y Andrés Martínez y se convirtió en un reducto de todos los tangueros de la época.

Allí cenaron, en una noche mágica y compartien­do la mesa, Aníbal Troilo y Atahualpa Yupanqui.

Por último, en Zelarrayán 51 abrió sus puertas El Caballito Blanco, con su típico patio alemán, “con flores y plantas de lúpulo”, materia prima de excelencia en la elaboració­n de cerveza, además de ofrecer parriladas, chopp y platos típicos en un ambiente con capacidad para 300 personas atendido por sus dueños, Willy und Frits.

Sitios de encuentro y compañía, muchos de ellos todavía permanecen vivos en la memoria colectiva de los bahienses.

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