La insistencia, los estereotipos y los prejuicios
La joven víctima declaró que C.H.P. le insistía en mantener relaciones y que la violencia psicológica y física (en un momento la tomó de un brazo para llevarla a una habitación) la hicieron ceder. "En varias ocasiones le dije que no, que no quería", relató.
"Me agarró, o sea, me llevó del brazo y me llevaron para ahí y yo le dije que no quería nada, que no quería tener relaciones, nada y me empezó a presionar, a presionar hasta que nada, yo ya a lo último no sabía qué hacer y nada, me quede ahí. Yo le decía que no, hasta que un momento dije que sí, pero me arrepentí, y le empece a decir que no, que no, y no me soltaba, estaba él arriba mío, hasta que en un momento, bueh, ahí fue cuando (...) (su amiga) me vio que estaba llorando y me sacó"
Según la justicia, la idea que ella primero aceptó -y luego rechazó la propuestano permite suponer que no hubo abuso. Ni tampoco el tema del "gusto", como expresó la defensora, porque "ello constituye un prejuicio de género que daría por sentada la inferioridad o subordinación de la mujer al deseo del hombre".
Se explicó que el carácter discriminatorio de este estereotipo de consentimiento atribuido a la mujer queda en evidencia porque es difícil imaginar una interpretación semejante en caso de que la víctima fuera un hombre.
"Es una distinción injusta, que la revictimiza", afirmaron.
"Del mismo modo resulta un prejuicio intolerable -y nada aporta a los hechos que se investigan-, que la joven haya permanecido en el domicilio un tiempo después de ocurrido el abuso o que haya tenido relaciones sexuales con otro joven", agregaron.