Una adecuación ambiental, un puente y una torre verde en Milán
Las exigencias de la Unión Europea en materia de cuidado ambiental deciden a muchas empresas y gobiernos a readecuar edificios a las nuevas exigencias.
El nuevo edificio a erigir tendrá 1.700 metros cuadrados de vegetación que será distribuida en todas sus caras.
En 1950, Alberto Pirelli, presidente de la empresa Pirelli, mandó construir en Milán, Italia, un edificio con su nombre, llevado a cabo por Gio Ponti y Pier Luigi Nervi.
Concluido en 1960, se convirtió en uno de los símbolos de esa ciudad. El historiador Hasan-Uddin Khan lo llamó “uno de los rascacielos más elegantes del mundo”. En 1978, la compañía vendió el edificio al gobierno, que lo ocupó con sus oficinas gubernamentales. En 2015 el gobierno decidió desocupar la torre, considerando que la misma no cumplía con las exigencias de la Unión Europea en materia de sustentabilidad. Pero no se quedó de brazos cruzados sino que convocó a un concurso para ponerla en condiciones y además unirla a un nuevo edificio mediante un novedoso puente invernadero.
El concurso, la idea, un puente
Diller Scofidio+Renfro y Stefano Boeri ganaron el mencionado concurso para la rehabilitación del complejo vía Pirelli 39, con una propuesta que se enmarca en un proceso de regeneración de una vasta área, a escala de barrio, de Milán.
Del concurso internacional participaron 359 estudios de arquitectura, paisajismo, urbanismo e ingeniería, provenientes de 15 países de Europa, China, Colombia, Japón y Estados Unidos.
El jurado eligió el proyecto ganador principalmente por “su adhesión a los principios de sostenibilidad e impacto medioambiental, la innovación y la relación entre naturaleza y ciudad”.
El proyecto plantea la recuperación de los edificios existentes y la realización de uno nuevo. El complejo, que tendrá uso mixto público-residencial, estará alineado con los objetivos 2050 en cuanto a emisiones operativas de CO2 y obtener las certificaciones respectivas.
Puente invernadero
El edificio existente en forma de puente ha sido repensado para convertirse en un elemento arquitectónico ligero que contendrá un invernadero de la biodiversidad, una Biblioteca de Árboles y un laboratorio sobre el impacto climático.
El nuevo edificio a erigir tendrá 1.700 m2 de vegetación distribuida en todas sus caras. Una fachada natural y viva, que cambiará sus colores con las estaciones y podrá producir la cantidad de oxígeno equivalente a un bosque de 10.000 m2.