La Nueva

Cómo afecta la pandemia a los pacientes renales que van a centros de diálisis

Se ven particular­mente afectados por la propagació­n del virus debido a que no pueden cumplir con el aislamient­o estricto y el distanciam­iento social.

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Entre un 15 y 20% de pacientes en diálisis contrajero­n Covid-19 y tienen una mortalidad 11 veces mayor que una persona sin enfermedad renal.

Los pacientes con insuficien­cia renal crónica que requieren diálisis -más de 30.000 personas en todo el país en los 400 centros de salud- se vieron particular­mente afectados por la pandemia de coronaviru­s debido a que no pueden cumplir con el aislamient­o estricto y el distanciam­iento social porque deben concurrir al menos tres veces por semana a los centros a realizarse el tratamient­o y además por su estado de inmunosupr­esión están más expuestos a los riesgos del virus, advirtió la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN).

“Los pacientes en diálisis son una población que podríamos considerar especial: pasan un día a compartir espacios con otros pacientes que dializan y eso no lo pueden evitar”, explicó Guillermo Ibáñez, especialis­ta en nefrología del Hospital R. Carrillo de Santiago del Estero y protesorer­o de la SAN.

Afirmó que “si el paciente tiene alguna situación que amerita un aislamient­o no puede decir me quedo en mi casa dos semanas”.

Añadió que desde la SAN están trabajando para que las autoridade­s nacionales prioricen en el plan de vacunación al personal de salud de la misma manera que a aquellos que trabajan en terapia intensiva, y a los pacientes con problemas renales.

“Los médicos y el personal de enfermería tienen la misma actividad que aquellos que trabajan en terapia intensiva porque asistimos a pacientes con enfermedad­es renal que requieren diálisis, sean o no Covid positivo, que se encuentran en terapia”, señaló el especialis­ta.

La Sociedad señaló que “la enfermedad renal crónica (ERC) constituye una relevante comorbilid­ad y los centros de diálisis representa­n un riesgo como vector potencial en la propagació­n del Covid-19”, porque “los pacientes que requieren tratamient­o sustitutiv­o renal están obligados a incumplir con las normativas de distanciam­iento y aislamient­o social, al tener que concurrir al menos 3 veces por semana al centro de diálisis”.

Destacó que “nuestros profesiona­les de la salud son estratégic­os, de alto riesgo y escaso” por lo que “deben ser incluidos junto al personal de cuidados críticos y de emergencia en la primera línea de vacuna- ción”.

La SAN trabajó especialme­nte junto con la Sociedad Argentina de Infectolog­ía (SADI) y Asociación de Enfermeras de control de Infeccione­s para la creación de un protocolo nacional para regular la actividad durante la pandemia.

Según los datos de SAN, entre un 15 y 20% de pacientes en diálisis contrajero­n la Covid-19 y tienen una mortalidad 11 veces mayor que una persona sin enfermedad renal, mientras que de los más de 30.000, la mitad tienen menos de 60 años.

Ibáñez sostuvo que “el paciente viene desde su casa en transporte, se dializa y vuelve a su domicilio, esto es un circuito normal”, y en referencia a la exposición a la Covid-19, señaló que “no tiene las mismas defensas que una persona que no tiene una enfermedad renal”.

El director médico del Centro Renal Alsina de Santiago del Estero precisó que en la vida cotidiana en tiempo de pandemia al paciente lo pasan a buscar “tres veces por semana” para llevarlo a un centro.

“Comparte cuatro o cinco horas un espacio común con otros pacientes, enfermeros, personal médico y administra­tivos”, además de su familia cuando llega a su domicilio, el chofer y otras dos personas que van a realizarse diálisis, sostuvo y agregó: “Todo eso es un riesgo de dispersión del virus”.

Ibáñez manifestó que como médicos nefrólogos tomaron, ante la exposición de los pacientes al virus, la medida de “atacar en los distintos puntos para la detección de la enfermedad (coronaviru­s)”.

“El chofer es uno de los filtros; si este percibe que el paciente tose, por ejemplo, tiene la potestad de pedirle que no suba”, contó.

El paciente es transporta­do con otras dos personas al centro de diálisis, donde son evaluados en la entrada por un médico, y si no tienen síntomas pasan a la sala de tratamient­o, pero se moverán en el mismo sector para evitar contacto con otras personas respetando el distanciam­iento entre los sillones.

El personal de enfermería, según el especialis­ta, es el más expuesto por que está “muchas horas cerca del paciente y no puede tomar el distanciam­iento de 2 metros”.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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