La Nueva

El mecanismo

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El olor es detectado por un área de la nariz llamado epitelio, donde se encuentran sus receptores. Una vez captado, el córtex cerebral lo interpreta. El bulbo olfativo está cerca de las regiones del cerebro ligadas a la memoria, de allí que el olfato sea uno de los sentidos más conectados con las experienci­as vividas.

El coronaviru­s provoca una inflamació­n que dificulta que lleguen las partículas de olor al techo de la nariz. Hay un segundo mecanismo, con una afectación en el bulbo olfativo, que dificulta que el cerebro pueda identifica­r un olor de otro. El Covid-19 afecta solo a esas células de apoyo, por eso la mayoría de pacientes recupera el olfato.

El entrenamie­nto para recuperar el olfato, en su formato tradiciona­l, consta de cuatro olores: clavo, rosa, limón y eucalipto. Sin embargo, hay elementos domésticos que amplían ese abanico. Las cáscaras de naranja y limón, la nuez moscada, la menta, el café molido, el coco y la canela pueden sumarse a estos entrenamie­ntos.

Estudios recientes señalan que los cuatro olores utilizados en estos entrenamie­ntos deberían cambiarse cada doce semanas. Por otro lado, han demostrado que tendrán mejores resultados cuanto más semanas se practique.

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