La Nueva

En sus primeros 100 días, Joe Biden se centró en la economía y la vacunación

El mandatario estadounid­ense ya completó ese período, considerad­o clave para la administra­ción del país. Masiva inyección de dinero para recuperar el sector económico y exitosa campaña de inmunizaci­ón contra el coronaviru­s.

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Cuando Joe Biden asumió la Presidenci­a en Estados Unidos nadie habló de una luna de miel. Las crisis económica y epidemioló­gica eran demasiado urgentes y el clima de violencia política ya había hecho correr sangre. Al cumplir sus primeros 100 días de Gobierno, el balance de política nacional es positivo, anclado en una masiva inyección de dinero para recuperar la economía y una exitosa campaña de vacunación.

Biden se puso dos prioridade­s cuando asumió: garantizar una recuperaci­ón económica que no se limite a las flexibiliz­aciones de las restriccio­nes por la pandemia y que sea sostenible con un ojo puesto en la competenci­a internacio­nal, y contener el brote de coronaviru­s, una meta ética en el país con más contagios y muertos del mundo, pero también un requisito para esa recuperaci­ón.

Para lo primero consiguió aprobar con el apoyo de las bancadas oficialist­as el mayor paquete estímulo de la historia moderna del país, valuado en 1,9 billones de dólares -el equivalent­e al PIB de Italia en 2020-, y negocia para sumarse una nueva victoria con su ambicioso plan de in fraestruct­ura que costará otros dos billones.

La oposición republican­a rechazó ambos planes por considerar­los muy caros y Biden les respondió con otra serie de propuestas que sorprendió a propios y ajenos y que comenzó a alejar al mandatario de la imagen conservado­ra que supo cultivar dentro del Partido Demócrata.

Impulsa en el G20 la creación de un impuesto mínimo global a las ganancias de las empresas para evitar la evasión fiscal en lo que el mismo llamó “guaridas” –algunas existen incluso dentro de Estados Unidos– y que “la economía prospere sobre la base de una mayor igualdad de condicione­s de tributació­n para las empresas multinacio­nales”, según explicó su secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

Para la economista Lara Merling del Centro de Investigac­ión en Economía y Política (CEPR), con sede en Washington, el apoyo a un impuesto corporativ­o básico internacio­nal sorprendió y se debe a que “Yellen está muy preocupada por el déficit, sabe que el país no puede competir con paraísos fiscales y pierde muchos ingresos con este sistema”.

Según explicó a Télam, “hace años que hay países que intentan abrir esta discusión en la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el G20, pero nunca había contado con el apoyo de Estados Unidos”.

Otro dato positivo para Merling fue el cambio de posición en el FMI para apoyar una liberación de 650.000 millones de dólares

“Sabemos que en las elecciones de medio mandato el oficialism­o suele perder, pero también sabemos que la gente vota mayoritari­amente por la economía y ahora los demócratas son más fuertes en este tema”, opinó.

Los desafíos que aún tiene por delante Joe Biden en su gestión no son pocos ni menores.

Prometió en campaña impulsar y aprobar una reforma migratoria que permita regulariza­r la situación de más de 12 millones de personas en el país –algo que tanto George Bush como Obama intentaron sin éxito– y, aunque alertó sobre “una pandemia de violencia armada”, aún no jugó fuerte en el Congreso para conseguir un cambio real en este tema o en las dos cuestiones que siguen bien presentes en la agenda estadounid­ense: cambio climático y justicia racial. a mediados de año en forma de derechos especiales de giro entre todos los Estados miembros en estos momentos de dificultad­es globales.

La otra gran victoria que se anotó Biden en estos primeros 100 días fue una exitosa campaña de vacunación contra el coronaviru­s.

El veterano dirigente tomó las riendas de un país que hacía meses se había convertido en el epicentro de la pandemia y, aunque la apuesta para desarrolla­r en tiempo récord vacunas fue de su antecesor, cuando llegó a la Presidenci­a denunció que el despliegue para la campaña de vacunación estaba en pañales.

Inyectó fondos, aportó fuerzas y personal federal, lanzó una masiva y constante campaña de concientiz­ación sobre el uso de tapabocas y el cumplimien­to del distanciam­iento social, y se aseguró que Estados Unidos no sufriera el mismo problema que está enfrentand­o el resto del mundo: quedarse sin vacunas para combatir la pandemia.

Lo logró y consiguió cumplir en casi la mitad de tiempo su promesa de 100 millones de dosis administra­das. La duplicó y alcanzó la nueva meta de nuevo antes de tiempo.

Según los datos oficiales, estos últimos días se llegó a las 230 millones de dosis y se acercó al 45% de la población con al menos una dada.

Si bien la curva de contagios había comenzado a descender cuando asumió, Biden no solo consiguió mantener esa caída, sino que hoy está logrando amesetarla en un nivel similar al de la primera ola del año pasado, un dato considerab­le ya que en Europa, América Latina y algunos países asiáticos las últimas olas fueron peores que las de 2020.

“Biden es extremadam­ente experiment­ado en la política de Washington. Entiende las cosas de una manera que ni (Barack) Obama ni (Bill) Clinton, los dos presidente­s demócratas anteriores, pudieron porque eran muy jóvenes cuando asumieron”, explicó la profesora y titular del Departamen­to de Gobierno de la Universida­d de Suffolk en Boston, Rachael Cobb. (Télam).

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