La Nueva

Guillermo Faure, el hombre que siempre estuvo al lado de Manu y Yuyo Ginóbili

Fue destacado jugador y después presidente. Fruto de la fusión entre dos clubes, hoy están en lo alto de Bahiense del Norte. La historia de una relación entre buenos vecinos.

- Fernando Rodríguez ferodrigue­z@lanueva.com

Las siluetas de Manu Ginóbili lanzando con la 6 de Bahiense del Norte y festejando con la 20 de los Spurs sobresalen de la gigantogra­fía. Las rodean las otras camisetas que MG vistió a lo largo de su carrera. Fue el mejor de todos los tiempos. No hay dudas. El, como tantos otros, echó raíces ahí, en Salta 28.

A un lateral de esas imágenes que resumen sus pasos deportivos cuelga la camiseta número 5 de Bahiense Juniors y que correspond­ía a Yuyo Ginóbili, el padre de la criatura. Del otro lado, la 10 de Deportivo Norte, la que vistió un hombre que naturalmen­te suena menos, pero que era la figurita de esa institució­n y está muy ligado a la historia: Guillermo Faure.

Ambos fueron referentes de los clubes embrionari­os de Bahiense del Norte, que nació el 1 de diciembre de 1975.

—Guillermo, ¿qué significad­o tiene para vos que tu camiseta cuelgue en los alto junto a la de Yuyo y Manu?

—Obviamente me llena de orgullo, pero tengo mis dudas que realmente merezca estar ahí. Me parece que es demasiado.

—¿De qué jugador de Norte hubieras colgado la camiseta en lugar de la tuya?

—El que más respeto me generaba era el Colorado (Rubén) Cavallo; era mi referente de Norte. Muy buen jugador, de Selección, y muy buena persona. Dios quiso que se fuera muy jovencito.

Guillermo, hombre de pocas palabras y no demasiado expresivo, hoy se arrepiente de no haber destacado, la noche del descubrimi­ento de su camiseta, la importanci­a que tuvieron para él varias personas.

“Me invitaron a descubrir algo, pero no tenía idea de qué se trataba. Cuando lo vi me sorprendió y me generó una alegría enorme. De todas maneras, como hablo poco y no soy demasiado expresivo, no pude exterioriz­ar lo que me hubiera gustado, como mencionar al Colorado Cavallo, Juan Carlos Lobos, Bruno García y Alberto Rossini, dirigentes de Norte. A veces uno, por la forma de ser, se queda un poco corto. Pero es una satisfacci­ón y un orgullo el reconocimi­ento”, insistió.

Guillermo tiene 67 años y a los 22 le tocó cambiar de camiseta, de nombre de equipo y de cancha donde jugar de local. Junto con sus compañeros de Norte (ubicado en Salta 359) se mudaron -poco más de 300 metros- a Bahiense Juniors (Salta 28) donde, a decir verdad, nunca se sintieron visitantes.

“Sabíamos que Norte era la más débil de las dos institucio­nes –admite- porque tenía menos infraestru­ctura y demás. Pero si uno se pone a pensar sin egoísmos, en los chicos y el futuro, estuvo perfecto fusionarse. Se deben hacer cosas importante­s, si no, a la corta o a la larga, como sucede habitualme­nte, desaparecí­a o quedaba en estado vegetativo”.

—¿Siempre pensaste así?

—Sí. Y en esa oportunida­d hubo consenso, salvo con los socios más grandes. No se perdió la identidad, porque el actual nombre y los jugadores fueron una mezcla. No recuerdo que alguien quisiera oponerse. Fue tranquilo.

En el acuerdo de la fusión, al momento de consensuar el nombre, Bahiense resignó Juniors y Norte perdió Norte, surgiendo así Bahiense del Norte.

Los colores, simple: coincidía el azul y le agregaron amarillo -de Bahiensey rojo -de Norte-.

“En definitiva, Bahiense no perdía nada, porque en Norte la idea era vender el terreno y con eso cerrar Bahiense, que era muy grande”, recordó Faure.

En las charlas originales, también sondearon a Sportivo Bahiense y Argentino para sumarse, algo que no prosperó.

—¿Existía rivalidad entre Norte y Bahiense Juniors?

—Para nada. Te digo más, conformamo­s un grupo muy unido. La mayoría éramos jovencitos. Inclusive, no nos enfrentába­mos mucho; en Norte teníamos más rivalidad con Liniers. Y ya cuando nos fusionamos, con (Alfredo) Settimi, (Nelson) Damiani, (Raúl) Lucanera, (Héctor) Maidana, Cango Dimieri y Horacio Menecozzi se formó una relación muy buena que perduró en el tiempo.

—¿Qué diferencia­s existían entre Norte y Bahiense Juniors?

—Bahiense Juniors tenía una Primera importante, con Yuyo Ginóbili y (Jorge) Caubet y Norte se destacaba más por las divisiones formativas. Tuvimos un muy buen técnico como Bruno García, quien hizo un gran trabajo.

—¿Qué tiene hoy Bahiense del Norte de Bahiense Juniors y Deportivo Norte?

—Bahiense ya tiene su

propia está el mezclado. íntegra. grupo identidad. de Nunca Es whatsapp una Inclusive, sentí relación que —¿Hoy hubiera pueden una división. decir que fue la mejor decisión que tomaron?

—Sí, desde todo punto de vista. Inclusive, Bahiense del Norte, después de la fusión, trató de unirse con El Nacional. Lo manejamos con Yuyo, cuando el presidente era Gustavo Iraola.

—¿Qué los llevó a intentar repetir la historia?

—La idea era tener el club más grande de Bahía Blanca. Las instalacio­nes de Bahiense eran importante­s y también las de El Nacional. La idea siempre fue sumar, integrarse y seguir para adelante, pero no todos los dirigentes piensan igual y debe respetarse.

—¿Cuánto avanzaron en aquella oportunida­d con El Nacional?

—Muy poco, porque de entrada a Iraola no le pareció posible. Una lástima.

De todo un poco

Bahiense Juniors había nacido el 15 de diciembre de 1930 y Deportivo Norte, el 12 de enero de 1931. Guillermo, siguiendo los pasos de su padre Jorge, quien fue presidente de Norte, tuvo su experienci­a como titular de Bahiense del Norte durante el período 19931995.

—¿Qué fue lo que más te reconfortó durante tu presidenci­a?

—Tuvimos la suerte de comprar un terreno de 20x50 en calle Estomba. En su momento salió 70 mil dólares. Estuvo bueno.

Antes, durante y después de ese período Faure se dedicó al deporte, algo que hoy lo sigue movilizand­o

Fue jugador de vóley (en Norte y Bahiense del Norte), fútbol (Liniers), sóftbol (Los Yankees), bochas (Bahiense del Norte), tenis de mesa y tenis.

“Antes era distinto, porque te juntabas entre 10 o 15 chicos y jugabas en la calle. Era mucho más potrero”, comparó.

En esa diversidad se inen —¿Antes era más complicado tener un lugar en la Selección cuando se llegaba de un club chico? —Fácil no era. Calculo que no di un salto mayor por no estar en un club de más nivel. En el 80 tuve oportunida­d de ir a Pacífico, que dirigía Carlitos Spaccesi, mi cuñado. por Bahía? —Era un orgullo. En Mayores llegue a jugar un Zonal en Tres Arroyos (1971). Creo que antes se sentía más. —¿Siempre elegiste el número 10? —Sí, desde chiquito. En realidad, no sé si fue casualidad o no, pero era fanático de Fruet. clinó por el básquetbol, el mismo que actualment­e practican sus cuatro nietos: Joaquín (13), Sofía (10), Isabella (10) y Martino (8).

“Todos juegan en Bahiense”, aclara, con el pecho inflado, el marido de Susana Spaccesi.

Su forma de tomar el deporte no cambió a través de los años.

“Era bastante responsabl­e y competitiv­o. Y sigo siendo ¡eh! Je. A veces – confiesa- me retan porque quiero correr más de lo que puedo y me lesiono, je. Pero me mantiene vivo y me da satisfacci­ones, como poder jugar al tenis algún torneo en pareja con mi hijo (Darío) o mi hija (Belén). Es una gran alegría, más allá del resultado.

—¿Qué significab­a para vos ganar o perder?

—Ganar era fundamenta­l y perder significab­a llorar. Siempre le di mucha importanci­a al resultado, aunque no tendría que ser así. Pero bueno...

—La pelota siempre tenía que pasar por tus manos, ¿no?

—No, también por las de quien sacaba, je, je... Era un poquito abusador del tiro.

Este Bahiense

—¿En Bahiense del Norte durante los últimos años se naturalizó el triunfo, sobre todo en divisiones formativas?

—Ganar siempre es importante. Antes se disfrutaba más, porque había máayor pertenenci­a por parte de los chicos. Hubo años con mejores divisiones menores, hoy se debe trabajar

eso. De todos modos, el club está muy lindo y ahora lo disfruto ya como abuelo, después de haber sido jugador y dirigente. Juegan todos mis nietos al básquet. Todavía existe la pertenenci­a de la familia con el club.

—¿Al crecer tanto Bahiense perdió un poco ese espíritu de pertenenci­a?

—En general lo mantuvo. Incluir actividade­s como patín, vóley y básquet femenino ayuda a generar un ambiente social. Y las instalacio­nes están muy bonitas.

—¿Qué anhelás para Bahiense institució­n?

—La idea es que el club siga creciendo en forma importante, que se fusione con otros clubes...

—Repetiste lo de la fusión. ¿Te parece que acá en Bahía un impediment­o puede ser que, particular­mente en el básquet, se prioriza fuertement­e la competenci­a y no hay una apertura entre institucio­nes?

—Creo que existe egoísmo por parte de algunos dirigentes; les cuesta mucho cambiar, por el color, el nombre o en lo que no puede haber consenso absoluto. Me parece que falta visión de futuro y expansión por parte de los clubes. En Bahía hay más de 20 clubes de básquet, y está bien que todos tienen actividad, pero creo que es demasiado. De otra manera se podrían brindar más servicios y eso permitiría mejorar la parte económica. Pero bueno, los dirigentes no lo ven así.

—Viviste muy de cerca el crecimient­o de Manu como basquetbol­ista, inclusive, tenés un vínculo personal. ¿Cómo conviviero­n en el entorno con esa brillante carrera?

—Imaginate que ser amigo es un orgullo y una satisfacci­ón muy grande, por su humildad y como es él, al igual que su familia.

Hoy, la imagen de Faure junto con los Ginóbili en lo alto de Bahiense del Norte no es más que una prolongaci­ón de aquella relación que nació entre dos buenos vecinos: Bahiense Juniors y Deportivo Norte.

Las seleccione­s y el número de Lito Fruet

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ACERTADA decisión. Guillermo era referente de Deportivo Norte, se potenció junto a los de Bahiense Juniors y hoy es parte de la familia de Bahiense del Norte.
 ?? FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. ?? HEREDEROS de una pasión. Martino, Joaquín, Sofía e Isabella, todos jugadores de Bahiense, rodeando al abuelo Guillermo.
FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. HEREDEROS de una pasión. Martino, Joaquín, Sofía e Isabella, todos jugadores de Bahiense, rodeando al abuelo Guillermo.
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