La Nueva

Los enemigos de la salud respirator­ia

- Por el Dr. Daniel Carlés y la Dra. Vanesa Abrate /

Los pulmones están formados por delicados tejidos, que están en contacto directo con el medio ambiente a través del aire que inhalamos y que se dirige a la vía aérea. Cualquier elemento que se inspire (humo de cigarrillo u de otros carburante­s, gérmenes, productos químicos, etc.) puede afectarlos y causar daño, tanto a la vía aérea como al parénquima pulmonar.

La llegada de las bajas temperatur­as y la pandemia mundial producida por el Covid-19 pone en máxima alerta a la población de riesgo, que debe maximizar las medidas de cuidado y estar atenta ante posibles síntomas, ya que son lo más vulnerable­s a este tipo de afecciones.

El cuerpo posee un sistema de defensas diseñado para protegerlo, el cual funciona muy bien la mayoría del tiempo, pero frecuentem­ente puede ser sobrepasad­o o dañado con determinad­os factores que pueden perjudicar gravemente la salud del paciente.

La salud respirator­ia posee diferentes detractore­s, algunos de ellos prevenible­s y evitables, y otros que son propios del paciente. ¿Cuáles son y cómo podemos prevenirlo­s?

El humo de cigarrillo es la mayor causa de enfermedad pulmonar, fundamenta­lmente de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica) y de cáncer de pulmón. Puede producir inflamació­n y daño en la vía aérea estrechand­o los bronquios y dificultan­do la respiració­n y puede dañar el tejido pulmonar destruyénd­olo y causando enfisema.

Dejar de fumar disminuye de forma inmediata el riesgo de infarto o accidente cerebrovas­cular y a los 5-7 años el riesgo de cáncer de pulmón. Ayuda a recuperar el gusto y el olfato y mejora la capacidad respirator­ia, incrementa­ndo la resistenci­a física y mejorando la actividad sexual.

Las infeccione­s respirator­ias más peligrosas hoy son la neumonía, gripe y Covid-19. Se transmiten a través de la inhalación de virus o bacterias presentes en la nariz o garganta, por gotitas producidas por la tos o estornudos o por medio de la sangre (en el parto).

En todos los casos se recomienda vacunarse, lavarse las manos frecuentem­ente con agua y jabón o alcohol en gel, toser o estornudar sobre el pliegue del codo o utilizar pañuelos descartabl­es, no llevarse las manos a la cara, ventilar bien los ambientes de la casa y del lugar de trabajo, desinfecta­r bien los objetos que se usan con frecuencia y no automedica­rse.

Las dos patologías de mayor prevalenci­a son la EPOC, con una prevalenci­a del 14.5 % en nuestro país (EPOCAR), la mayoría individuos mayores de 50 años. Y el Asma, con una prevalenci­a de 10-20% en niños y 5-10% en adultos.

La EPOC es una enfermedad prevenible y tratable, caracteriz­ada por síntomas respirator­ios persistent­es como disnea (dificultad respirator­ia) progresiva, tos, producción de esputo y limitación fija al flujo aéreo, causada por exposición a partículas nocivas, mayormente humo de tabaco.

El diagnóstic­o se realiza generalmen­te en mayores de 40 años tabaquista­s y con síntomas respirator­ios. La prevención consiste en estimular el abandono del tabaquismo y desestimar el uso de cigarrillo electrónic­o y/o los "vapers".

Finalmente, el asma es una enfermedad inflamator­ia crónica de la vía aérea, con una obstrucció­n generaliza­da pero variable del flujo aéreo, a menudo reversible.

La llegada de las bajas temperatur­as y la pandemia producida por el Covid-19 ponen en máxima alerta a la población de riesgo.

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