Una coartada para mejorar su situación
Rubén Miguel declaró y dijo que tomó conocimiento de que su hermano “estaba teniendo problemas con el fallecido”, por lo que fue a verlo, junto a otro sujeto, a la casa que “estaba cuidando”.
Explicó que se amenazaban mutuamente y que en un momento se dirigieron hacia Villa Talleres para comprar droga.
Ese lugar -agregó- se encontraba a pocos metros de la vivienda de los Tapia, a la que en un descuido se dirigió su hermano.
El acusado afirmó que allí se produjo un enfrentamiento, que solo se defendió y que salió en primer término de la casa, haciéndolo poco después Lucas con un arma en la mano.
Entre otras cosas, negó haber hablado por teléfono con la exnovia de su hermano y haberse referido al hecho.
Ante esto, la jueza consideró que “lo dicho por el procesado solo tiene por objeto mejorar su situación procesal, pero en nada afecta las conclusiones a las que he arribado con la valoración de la restante prueba reunida”.
Por todo ello, Fortunatti encontró probada la responsabilidad del procesado y le impuso la pena de prisión efectiva.