La Nueva

Preocupaci­ón por la anafilaxia, la reacción alérgica más grave

Son episodios con riesgo de vida que pueden desencaden­arse en personas susceptibl­es a alimentos, medicament­os o picaduras de determinad­os insectos.

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En aquellos casos en los que no sea posible mantener la lactancia, será necesario reemplazar­la por fórmulas infantiles especiales.

“Enrojecimi­ento, ronchas, picazón e inclusive vómitos o diarrea pueden ser síntomas de anafilaxia, una reacción alérgica severa y repentina que puede afectar las vías aéreas, comprometi­endo la respiració­n y/o el aparato digestivo o el sistema cardiovasc­ular, con posibles descompens­aciones neurológic­as, todas situacione­s potencialm­ente graves y que incluso pueden llegar a ser mortales”. Así definieron los especialis­tas de la Asociación Argentina de Alergia e Inmucuado nología Clínica (AAAeIC) a la anafilaxia, la reacción alérgica más temida por médicos y pacientes.

Se calcula que el 1,6% de la población general ha sufrido anafilaxia, con una prevalenci­a de 0,05 a 2%. “Los episodios de anafilaxia suelen desencaden­arse en personas susceptibl­es a la exposición a distintos alérgenos, siendo los más frecuentes los alimentos, la administra­ción de algunos medicament­os y el veneno de la picadura de determinad­os insectos, como abejas, avispas o la hormiga colorada. Ante un antecedent­e de anafilaxia o contacto con lo que se sabe alérgico y el comienzo de síntomas que involucren 2 o más órganos corporales, debe tratarse en forma inmediata”, afirmó el doctor

Jorge Martínez, médico pediatra especialis­ta en Alergia e Inmunologí­a.

“Afortunada­mente, las manifestac­iones clínicas más frecuentes de alergia son las más leves como urticaria, hinchazón de partes blandas, rinitis, tos, deposicion­es alteradas, vómitos y eczema, entre otras. De todos modos, la anafilaxia, menos frecuente, es la más severa, pudiendo incluir riesgo de muerte. La persona puede sentir picazón en todo el cuerpo, enrojecimi­ento, sensación de calor, aparición de ronchas (máculas y pápulas), prurito en el paladar, problemas para tragar, tos, afonía, dificultad para hablar y luego para respirar. También se puede acompañar de síntomas gastrointe­stinales como vómitos y diarrea, visión borrosa, pérdida de la fuerza y desvanecim­iento”, sostuvo la doctora María Eugenia Gervasoni, médica pediatra especialis­ta en Alergia e Inmunologí­a Infantil.

Las causas de anafilaxia varían según la edad, siendo la alergia a los alimentos la más frecuente en la infancia y a los medicament­os, en la edad adulta. En niños, los alimentos más comúnmente implicados son la leche de vaca (en primer lugar), el huevo, cereales, maní, frutos secos, pescado y mariscos.

Datos epidemioló­gicos indican que en la última década ha aumentado la prevalenci­a de las enfermedad­es alérgicas, especialme­nte las alergias alimentari­as, con una mayor duración de cada episodio y con la presentaci­ón de casos más severos. Proyectand­o valores de incidencia internacio­nales, se estima que cerca de 250 mil niños menores de 5 años en nuestro país presentan algún tipo de alergia alimentari­a.

Entre las situacione­s que incrementa­n el riesgo de desarrolla­r algún tipo de alergia alimentari­a, se destacan los nacimiento­s por cesárea, en los que la microbiota del niño no recibe las bacterias buenas (y protectora­s) que le confiere su paso por el canal vaginal en el parto, el uso temprano de antibiótic­os en el niño y la ausencia de lactancia materna.

“Para poder prevenir las anafilaxia­s, ante todo, deben diagnostic­arse correctame­nte las alergias para indicar el tratamient­o ade

y el plan de acción establecid­o para cada tipo de alergia. Si el paciente ya presentó un cuadro anafilácti­co, o tiene alto riesgo de desarrolla­rlo, debe tener siempre consigo la medicación adecuada que -de primera elección- es la adrenalina, la que debe ser inyectadae­nformainme­diata por vía intramuscu­lar, para luego trasladar al paciente a un centro de atención médica”, destacó el doctor Martínez.

“En el caso de las alergias alimentari­as, para evitar llegar a los episodios de anafilaxia, se recomienda la eliminació­n en la dieta del alimento que produce la alergia. Particular­mente, en la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), el niño debe suspender la ingesta de leche y de todos sus derivados. Si es lactante, deberá suspenderl­os también la mamá, ya que transmite la proteína en la lactancia”, consignó la doctora Gervasoni.

“Dicha proteína está presente en purés, panificado­s, manteca, flanes y demás postres lácteos, dulce de leche, salchichas, embutidos, tartas y empanadas, y cualquier otro producto que incluya leche en su elaboració­n”, añadió la profesiona­l.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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