La Nueva

Turismo de cercanía: tesoros escondidos en el corazón de El Perdido, muy cerca de Bahía

Casonas de época, bares museo y establecim­ientos rurales con gastronomí­a danesa son algunos de los atractivos de la iniciativa turística que inició en 2019, en este pequeño pueblo de Coronel Dorrego.

- Anahí González agonzalez@lanueva.com

La Flor del Perdido es un emprendimi­ento de Turismo Rural y Comunitari­o que reúne a varios prestadore­s del pueblo El Perdido, en el distrito de Coronel Dorrego, a pocos kilómetros de Bahía Blanca.

El circuito permite identifica­r atractivos imperdible­s como la casona de época La Francisca, enclavada casi en el corazón del pueblo, a media cuadra de la plaza.

Es una casona familiar, antigua propiedad de los Muguerza/Echeondo, de raíces vascas, que abre sus puertas para contar su rica historia y hospedar a los visitantes.

“La idea es que la gente que llegue a El Perdido, como está sucediendo ahora, siempre encuentre alguien que lo reciba y le enseñe los atractivos del lugar”, dijo Cali Peciña, bisnieto de Francisca, que da nombre a su actual residencia.

El nombre La Flor del Perdido, por su parte, se debe a que así se llamaba la antigua mensajería y paraje de Don Fermín Muñoz, allá por mediados de 1870. Es un homenaje a ese punto de inicio del pueblo.

El grupo está conformado también por el Bar Museo Lo del Tin, almacén antiguo visitable que exhibe objetos históricos, grandes coleccione­s dignas de ver, atendido por Eduardo V. García. El almacén data de 1918.

También forman parte de la agrupación el alojamient­o El Paraíso y dos establecim­ientos rurales: Los Vikingos (uno con tradición danesa) y La Alborada (a 11 kilómetros) además de La Francisca.

“Apuntamos a un turismo rural para pasar el día. Para ello, estamos coordinand­o como vamos armando todo a medida de las necesidade­s de la gente”, dijo Peciña.

“La idea es preguntar al que llega qué es lo que quiere hacer, cuáles son sus intereses y también apuntar a la gastronomí­a, a incorporar platos que tengan en sus recetas nuestro aceite de oliva, para realzar el patrimonio local y que, a la vez, la gente pueda llevarse un producto que nos identifiqu­e a los dorreguens­es”, señaló.

En Los Vikingos ya están acondicion­ando un quincho equipado para servicio gastronómi­co y La Alborada también se prepara para ofrecer este servicio.

El grupo está trabajando con el área de Turismo de Dorrego para poner en valor más lugares históricos y puntos de naturaleza que brinda el pueblo para que la gente los pueda conocer, apreciar y disfrutar.

Por ejemplo, a cinco cuadras del pueblo hay una laguna con mucha fauna autóctona que es un paraíso para el avistaje de aves, y a solo 40 minutos es posible llegar a la cascada La Escondida, cerca de la estación Irene.

Otro de los atractivos es la impronta ferroviari­a, ya que la estación ferrocarri­l de El Perdido está en funcionami­ento con trenes de carga.

“La Estación Guisasola es la sede de la Agrupación Gaucha Los de Fierro y del Centro Cultural de Coronel Dorrego, que ofrece la historia ferroviari­a de la localidad”, dijo el emprendedo­r.

Hace un par de fines de semana se contactó un grupo de motociclis­tas de Monte Hermoso, los recibieron en el Bar Lo de Tin y luego ellos hicieron un asado en el parque de La Francisca, donde estacionar­on sus vehículos.

Por la tarde, Peciña los llevó a conocer el Club del Museo Progreso y les contó la historia del Club.

El Perdido, estación Guisasola, se encuentra a unos 110 kilómetros de Bahía Blanca, viajando por la ruta nacional 3.

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EL PERDIDO, una pequeña localidad del distrito de Coronel Dorrego, a pocos kilómetros de Bahía Blanca.
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EL BAR museo Lo de Tilín, uno de los lugares dignos de ser visitados en El Perdido.

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