Solo el 14 % de las vacunas prometidas han llegado a los países más pobres
Un reciente informe de organizaciones privadas destaca que la pandemia de coronavirus se prolonga “innecesariamente” en el mundo por inequidad en la inmunización.
Al comienzo de la pandemia de Covid-19, los líderes mundialesprometieronque todas las naciones estaban en el mismo equipo para enfrentar la emergencia, pero la realidad ha sido diferente. ¿La ironía? Hasta que todos crucen la línea de meta en la carrera por la inmunización, el virus seguirá ganando.
Así lo destaca el más reciente estudio de People's Vaccine Alliance, titulado “Dosis de Realidad”. El grupo de organizaciones que incluye a Oxfam y Amnistía Internacional, entre otras, señala que de las 1.800 dosis de vacunas prometidas por las naciones desarrolladas, 261 millones han llegado a los territorios más pobres del planeta. Es decir, solo el 14%.
En este contexto y cerca de un año después de que las vacunas empezaran a estardisponibles,únicamente el 1,3% de los ciudadanos de los países con carencias económicas están completamente inoculados.
La coalición responsabiliza a las empresas farmacéuticas y al acaparamiento de vacunas por parte de las naciones más ricas de contribuir en la inequidad de inmunización.
El reporte de People's Vaccine Alliance indica que hasta ahora el Reino Unido ha entregado menos del 10% de los fármacos que prometió. Es decir que, de 100 millones de dosis anunciadas, solo ha dado 9,6 millones.
El Gobierno de Canadá informó que cedería 40 millones de dosis, pero solo ha entregado 3,2 millones, el 8% de lo que afirmó que otorgaría.
Estados Unidos es el país que más ha donado vacunas. Sin embargo, sigue estando lejos de lo que sus autoridades anunciaron. De 177 millones de dosis prometidas, ha concedido 28,32 millones. Se trata del 16% de lo ofrecido.
Con relación a los 994 millones de dosis que los líderes políticos dijeron que darían a Covax, el sistema global que intenta la distribución equitativa de vacunas, por el momento la organización solo ha recibido 112 millones, que equivale al 12 % de lo prometido.
Estas cifras de entrega equivalen a una de cada siete dosis ofrecidas y demuestran “el fracaso de las donaciones de los países ricos y el fracaso de Covax”, aseguró Robbie Silverman, gerente de promoción de Oxfam, citado por “The Guardian”.
La coalición a cargo del reporte también destaca las relaciones comerciales entre las empresas que producen los fármacos y los países de altos ingresos. El documento subraya que casi la mitad, el 49 %, de las inyecciones de inmunización vendidas por AstraZeneca, Pfizer/BioNTech, Moderna y Johnson y Johnson, se han entregado a países con grandes recursos financieros. Esas naciones corresponden solo al 16% de la población mundial.
En el otro extremo, en casos como Rusia, solo el 32% de los 146 millones de habitantes del país, están completamente inmunizados, pese a la amplia disposición de la Sputnik V.
Allí, las bajas tasas de vacunación se deben al escepticismo y renuencia de gran parte de la población ante estos fármacos. La situación ha desencadenado en récords de fallecimientos y contagios por lo que, días atrás, las autoridades del país se vieron forzadas a revivir algunas de las restricciones para tratar de frenar la propagación del virus.
Patentes
Alrededor de cien naciones, entre ellas India y Sudáfrica, y grupos de derechos humanos como Médicos Sin Fronteras y Human Rights Watch, han pedido a la Organización Mundial del Comercio que suspenda la aplicación de las patentes de los fármacos contra el nuevo coronavirus para que la inoculación llegue a los países más pobres.
El llamado también fue respaldado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y más de 60 exjefes de Estado que consideran que suspender los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas logrará acelerar la vacunación contra este virus en el planeta.
Sin embargo, la Unión Europea (UE) se ha opuesto fuertemente a esa posibilidad. Bruselas asegura que suspender las patentes de los fármacosnoresolveráelproblema principal: la escasez de vacunas. Defienden que no solo se trata de propiedad intelectual sino de logística y tiempo. “No hay ninguna prueba que demuestre que las patentes sean el problema”, han señalado fuentes oficiales. (France 24).