La transición hacia la democracia
El 23 de junio de 1982 la Junta Militar se disuelve y, hasta el 1 de julio que asume Reynaldo Bignone, prima la crisis institucional. La multipartidaria se prepara para “desempolvar las urnas”.
El recién retirado general Reynaldo Bignone asume la presidencia con un voto, el del comandante en jefe del Ejército, Cristino Nicolaides.
El 17 de junio de 1982, tres días después de la capitulación en Malvinas, el general Leopoldo F. Galtieri renuncia a la presidencia. Asume interinamente el ministro Ibérico Saint Jean. Pero las Fuerzas Armadas no logran un acuerdo para la salida institucional y la Armada y la Fuerza Aérea se retiran del gobierno. El 23, la Junta Militar se disuelve y, por unos días, prima el vacío de poder. La multipartidaria se pone en movimiento para “desempolvar las urnas”.
Cambio de gobierno, cambio de régimen
En un hecho inédito en la historia argentina contemporánea hijo de la soledad y la crisis extrema, el recién retirado general Reynaldo Bignone –acusado luego por gravísimas responsablidades en crímenes de lesa humanidad-- asume la presidencia de la nación con un solo voto, el del comandante en jefe del Ejército, Cristino Nicolaides quien, no sin desparpajo y hasta desconocimiento dela realidad, todavía se anima a sostener que “hay que profundizar el Proceso”.
El 25 de junio el presidente designado, mantiene una reunión en el Congreso con los principales dirigentes políticos en el que se acuerda “en general” un plan de apertura política y solo tangencialmente se menciona como un tema entre otros, la revisión de la llamada guerra sucia o guerra antisubversiva. El 1 de julio Bignone asume la presidencia y fija su horizonte “con una misión clara y concreta: de institucionalizar el país a más tardar en marzo de 1984”.
El nuevo gabinete se integra con una mayoría de civiles. Entre ellos está Domingo F. Cavallo, un hombre surgido de la Fundación Mediterránea de Córdoba solventada por grupos económicos locales como Astori Construcciones y Arcor que, como presidente del Banco Central realiza una operación de salvataje sobre la abultada deuda externa privada y la “estatiza” transfiriendo las deudas en dólares.
Tiempo después la Junta Militar se recompone con el brigadier Augusto Hughes y el almirante Rubén Franco. Nuevos hechos de violencia terrorista anuncian que el pasado está presente. El empresario y publicista Marcelo Dupont es asesinado. Se vincula el caso con el anterior asesinato de Elena Holmberg y a ambos hechos con el almirante retirado Emilio Massera y toman estado público derivaciones argentinas de la logia Propaganda Due (P2).
En marzo del año siguiente tres nuevas muertes de dirigentes peronistas alineados con los Monto- neros –Jorge Yaguer, Oscar Cambiasso y Julio Pereyra Rossi– evidencian que aún el capítulo de la violencia estatal y paraestatal no está clausurado. En febrero se produce también el secuestro y asesinato de Ana María Martínez, militante obrera del Partido Socialista de los Trabajadores, evidenciando que el terrorismo de estado continuaba en plena actividad.
En torno a este homicila dio, que ganó la tapa de los principales diarios y revistas del país. La dictadura en retirada hizo circular versiones sobre un “crimen pasional” y “un ajuste de cuentas por plata del PST” aunque las investigaciones terminaron por probar la responsabilidad de dos agentes de inteligencia militar infiltrados en el PST, que en diciembre de 2008 fueron condenados a prisión perpetua.
A poco de iniciarse la primavera de 1982, y a pesar de la prohibición oficial, los organismos de derechos humanos realizan un multitudinaria “Marcha por la Vida”. Poco antes, el cardenal Juan Carlos Aramburu declara que “un amplio informe sobre los desaparecidos es requerimiento esencial para que exista la reconciliación nacional”.
El 10 de noviembre la Junta hace públicos 15 puntos a concertar con los partidos políticos para instrumentar la salida electoral, entre ellos, los temas de máxima trascendencia: “desaparecidos”, Malvinas, deuda externa y corrupción. La dirigencia política y sindical consideran inaceptables tales condiciones y movilizan sus fuerzas para imponer condiciones.
Las dos centrales obreras (las CGT Brasil y Azopardo), realizan una huelga general el 3 de diciembre y el diario La Voz, que reúne al viejo caudillo peronista catamarqueño Vicente Saadi y a sectores desperdigados de la antigua Juventud Peronista en Intransigencia y Movilización Peronista (IMP), dice “más que una huelga, resultó un plebiscito”.
Además son masivas las protestas en San Juan y Mendoza, donde se derrama vino en las acequias y se arrojan cepas y manzanas. Los levantamientos populares se multiplican y en Lanús se produce un “Lanusazo” contra el aumento de los impuestos y el 16 de diciembre la multipartidaria, desconociendo el estado de sitio, realiza la “Marcha de la civilidad por la Democracia y la reconstrucción”.
Sobre el cierre de esta manifestación multitudinaria se produce una dura represión. “La policía Federal –señala Bignone–, cumpliendo órdenes precisas, reprimió severamente, después de aguantar a pie firme cuatro horas de insultos tremendos y escupitajos. Rápida y eficazmente, retomó el control de la situación. Un cadáver quedó tirado en plena plaza”. Los policías apalean a la gente y lanzan gases, los manifestantes replican con pedreas y monedazos. Se sienten balazos y, en el tumulto, muere el trabajador Dalmiro Flores, un salteño de 28 años.
Clarín destaca que “cuando el morocho cuarentón de la camisa verde – como el Ford Falcon que lo esperaba junto al Cabildo con tres hombres adentro– extrajo un arma y, desde cinco metros, bajó de un disparo por la espalda al joven que corría asustado, la Plaza de Mayo ya había sido casi totalmente abandonada por las cien mil personas que respondieron ayer a la
El 30 de octubre de 1983 Raúl Alfonsín logra el voto de 7,4 millones de ciudadanos y derrota a Luder y Bittel, que suman 5,7 millones.
convocatoria”.
A pesar de estos desencuentros Bignone logra cogobernar con los partidos políticos por detrás que, a la vez, lo critican y lo sostienen. La disolución del anterior régimen presenta un riesgo de crisis institucional que puede afectar a los propios partidos. La solución aceptada por todos es caminar pausadamente hacia las elecciones y el regreso a la democracia.
Carlos Contín, muerto Balbín aparece como el principal referente de la UCR vocero de la Multipartidaria expresa: “Tenemos que convencernos los unos a los otros, políticos y militares, de que no tenemos que tener miedos, que lo que vendrá no será castigo para nadie”. A la par de esta “salida negociada”, Raúl Alfonsín aclara que “llegó la hora de decirles a los militares que el pueblo no se junta para derrotarlos”; el precandidato justicialista Ángel Robledo insiste en que “el diálogo debe continuar”; el nuncio apostólico Ubaldo Calabresi dice que “el gobierno está bien intencionado y quiere absolutamente llegar a la democratización”; el Partido Comunista convoca a un “acuerdo o convenio democrático, apoyado en puntos coincidentes” y Alan Romberg, vocero del Departamento de Estado norteamericano da “la bienvenida a la reafirmación del presidente Bignone para el restablecimiento de la democracia electoral”. A pesar de la profunda crisis, el general Reynaldo Bignone ejerce la presidencia un año, cinco meses y diez días, más tiempo que la suma de las gestiones de sus antecesores Viola y Galtieri.