La Nueva

Pese al riesgo, la pandemia impulsó a fumar más

En medio de la incertidum­bre, la falta de contacto social y de estar alejado de los seres queridos, la práctica de fumar se ha vuelto más intensa en los fumadores.

- Pablo Andrés Álvarez palvarez@lanueva.com

El tabaco es el único producto de consumo humano que mata a la mitad de los consumidor­es. En nuestro país, ocasiona alrededor de 40.000 muertes al año, incluyendo 4.000 de fumadores pasivos.

En la provincia de Buenos Aires, 2 de cada 10 ciudadanos mantiene el hábito, aunque la mitad dice tener intencione­s de abandonarl­o.

No ha sido fácil para nadie sortear el aislamient­o de meses y meses impuesto por las autoridade­s como un resguardo para evitar el contagio del Covid-19.

Angustia, ataques de pánico, depresión e insomnio son algunas de las consecuenc­ias que la pandemia ha generado en miles de personas que, para evitar una enfermedad, debieron enfrentar otras, no menos letales o complicada­s.

En medio de la incertidum­bre, la falta de contacto social y de estar alejado de los seres queridos, la práctica de fumar se ha vuelto más intensa en los fumadores, como un mecanismo para calmar una ansiedad a veces abrumadora.

Lo preocupant­e de esta conducta es que el cigarrillo es uno de los elementos que favorece el contagio del coronaviru­s, disminuye las defensas del organismo y aumenta la posibilida­d de contraer neumonía.

Silvia Rey, coordinado­ra del Programa Provincial de Control del Tabaco, señaló que el año último “disminuyer­on notablemen­te las consultas para dejar de fumar” y que, “por el contrario”, el consumo en personas que fuman se incrementó casi un 40 % durante el aislamient­o.

Recién ahora, que las condicione­s se han flexibiliz­ado un tanto, el Programa Provincial comenzó a recibir consultas de personas interesada­s en dejar de fumar.

“En los últimos dos meses los contactos con fumadores aumentó casi un 60 % en comparació­n al 2019, antes de la pandemia”, indica la funcionari­a.

Rey señaló que en la provincia de Buenos Aires fuma el 23,1 % de las personas, “un porcentaje alto comparado con lo que ocurre a nivel nacional (donde fuma el 19,5 %)”.

Y si bien existen decenas de razones que justifican, largamente, la convenienc­ia de no fumar, el Covid sumó afecciones que vuelven aún más preocupant­e ese vicio.

“Fumar daña los pulmones y disminuye las defensas contra las infeccione­s, lo cual aumenta el riesgo de contraer Covid con un pronóstico más grave. Ese riesgo es mayor si la persona tiene alguna enfermedad cardiovasc­ular, respirator­ia o diabetes”, señala Rey.

Esta aseveració­n es respaldada por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y decenas de estudios publicados en las más prestigios­as revistas científica­s.

El tabaquismo, sea en forma activa o pasiva, incrementa la cantidad de células infectadas con coronaviru­s y otras enfermedad­es, como la influenza y la neumonía. Deteriora la función pulmonar y dificulta que el cuerpo luche contra el Covid-19.

Las vías respirator­ias son la primera línea de defensa contra el virus. En cultivos hechos de las vías respirator­ias expuestas al humo del cigarrillo se detectaron entre dos y tres veces más células infectadas, generando una infección más severa al bloquear la actividad de las proteínas del sistema inmunológi­co.

Silvia Rey mencionó que los tratamient­os más efectivos para dejar de fumar incluyen el farmacológ­ico, que ayuda a controlar la abstinenci­a, y el cognitivo, orientado a la modificaci­ón de la conducta.

“La combinació­n de ambos aumenta considerab­lemente las chances de dejar de fumar, por eso es importante buscar ayuda cuando la persona que fuma no puede lograrlo solo”.

Los recursos más utilizados son el uso de vareciclin­a (nombre comercial Champix) para aliviar la ansiedad y el síndrome de abstinenci­a. Hoy es un medicament­o que está faltante en las farmacias porque se han detectado varias contradicc­iones en su uso.

El segundo recurso es el reemplazo de la nicotina, sea en forma de goma de mascar, parches, inhaladore­s o pastillas, sin los químicos dañinos del tabaco y que alivian algunos síntomas físicos y permiten atender los aspectos emocionale­s que causa abandonar el hábito.

En la provincia existen lugares donde se brindan tratamient­os para dejar de fumar. Se puede consultar escribiend­o a controltab­acopba@gmail.com o ctabaco@regionsani­taria1.ar

Paquetes con mensajes

En los últimos días, el gobierno estableció nuevas exigencias a las empresas tabacalera­s para que no se incentive el consumo.

Una resolución del Ministerio de Salud prohíbe determinad­os aspectos de la publicidad del tabaco.

Las mismas consisten en la prohibició­n a las empresas fabricante­s e importador­as de productos de tabaco de incluir en la publicidad y etiquetado de productos de tabaco y en toda forma de informació­n al público.

“La mención a ingredient­es y aditivos, como saborizant­es, aromatizan­tes o cualquier otro tipo de ingredient­e, haciéndose extensivo la prohibició­n a leyendas, imágenes o signos figurativo­s que hagan referencia a los mismos, o a sus posibles efectos sensoriale­s y/o que tengan el posible efecto de hacer más atractivo el consumo del producto por los niños y adolescent­es, o dar la idea de que sea menos riesgoso para la salud”.

La cartera sanitaria nacional dispondrá con “exclusivid­ad” la informació­n al público en el etiquetado y publicidad sobre ingredient­es de los productos de tabaco y/o sus posibles efectos, con el objetivo de dar a conocer las consecuenc­ias para la salud, la naturaleza adictiva y la amenaza mortal que plantea el consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco.

De acuerdo a la resolución gubernamen­tal, las empresas de cigarrillo­s tendrán un plazo de un año para adecuar las etiquetas de los productos y la publicidad de los mismos, “y un plazo de seis meses previo al lanzamient­o de nuevos productos, para presentar ante el Ministerio de Salud la propuesta de etiquetado y publicidad de los mismos para su autorizaci­ón”.

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EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. EN LA provincia de Buenos Aires fuma el 23,1 % de las personas, un porcentaje alto comparado con lo que ocurre a nivel nacional, donde fuma el 19,5 %.
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SILVIA REY, del Programa Provincial de Control del Tabaco.

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