La Nueva

Los que ayudan siempre en el merendero

- Laura Gregoriett­i lgregoriet­ti@lanueva.com

Pamela Abarca se encuentra a cargo del merendero que le hace honor al entrañable personaje que supo crear el célebre escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, El Principito.

Ubicado en Necochea 2109, esquina Estación Algarrobo, de manera temporal, el espacio cedido por la madre de Pamela recibe a diario a 90 familias, “algunas nuevas, otras que siguen y otras que se van porque consiguier­on un trabajo y les dejan el lugar a otros y otras tantas, que lamentable­mente, por la situación económica, vuelven”.

“Les pregunté a las mamás que vienen al comedor que necesitaba­n con mayor urgencia para que los chicos pudieran empezar las clases en las mejores condicione­s. Nosotros solemos hacer campañas, de esa manera no andamos pidiendo siempre, ya que no es mi intención enseñar a pedir, por eso solo hace- mos dos campañas al año, la de zapatillas y la de juguetes, que el año pasado no la hicimos porque ya tenemos gente que nos conoce y nos trae las cosas antes de que solicitemo­s algo”, dijo Pamela.

Las familias, al igual que el año pasado, optaron por hacer la campaña de zapatillas. Un bien demasiado preciado para esta época en la que por menos de tres mil pesos se hace difícil conseguir algún par que

“tire todo el año”.

“Son gente con muchos hijos y no pueden comprarle a todos. El año pasado les ayudó mucho la campaña, de esa manera

Pamela cuenta con la colaboraci­ón de mucha gente en el merendero Los Principito­s: Raquel que hace la leche; Mónica que se encarga del pan y las facturas; Bianca, una voluntaria; Andrea del roperito; Abril es una colaborado­ra; Pablo, pilar fundamenta­l porque busca las donaciones de las panaderías; Carito (sobrina de Pamela); su hermana Vanesa y sus hijos Valentina y Kenay; la pareja de Pamela Martín y empezaron las clases bien calzados y no llegaron a sus escuelas caminando en crocs o en ojotas”.

En total, se necesitan 124 pares de zapatillas que van su yerno Franco, que están siempre ayudando. Tati también es un voluntario de hace mucho tiempo y Noelia que tuvo que dejar por un tiempo porque está embarazada conforman el gran equipo del merendero.

“Después también tenemos voluntario­s que van rotando, siempre se suma gente que va donando y trayendo cosas que ya no usa para ser entregadas a las familias que pueden darle un segundo uso. Por de los números 24 al 39.

En detalle son, talle 21: un par de varón; talle 22: 3 pares de nene / 2 nena; talle 23: un par de varón y 4 de nena, talle 24: 3 pares de nenes / 2 de nenas; talle 25: 5 pares de nene / 2 de nena; talle 26: 5 pares de varón; talle 27: 5 pares de varón / 3 pares de nenas; talle 28: 2 pares de varón / 2 para nenas; ejemplo recibimos ropa de todos los talles, la más buscada es desde bebés a chicos de 18 años. Si hay mucha se abre el roperito cada 15 días, si hay poca, una vez por mes”.

Quienes tengan zapatillas o ropa para donar, podrán acercar las cosas a Necochea 2109 esquina Estación Algarrobo, y también llamar al teléfono 2915037813 donde podrán escribir para coordinar la entrega. talle 30: 3 pares de nene /3 para nenas; talle 31: 4 pares de varón /un par para nena; talle 32: 4 pares para nene /2 para nenas; talle 33: 4 pares de varón /2 para nenas; talle 34: 5 pares para nena; talle 35: 4 pares de nene /6 pares de nena; talle 36: 3 pares de varón / 3 para nenas; talle 37: 5 pares para nenes /6 para nenas; talle 38: 2 pares para varón / y 6 para nenas; talle 39: un para nene / un par de nena; talle 40: 3 pares de varón / 4 pares de nena; talle 41: 6 pares para nene; talle 42: 3 pares para nenes; talle 43: un par de varón y talle 45: 2 pares de varón.

“Son muchas familias que buscan salir adelante y que cuentan con la ayuda del merendero y de institucio­nes que siempre nos aportan algo. Por ejemplo la mercadería que entregamos se obtiene gracias a la Fundación Ar y a la Fundación que tiene la Cooperativ­a Obrera y las familias siempre mandan fotos de lo que reciben en señal de agradecimi­ento.

Ayudan mucho y más en enero que se hace muy largo. El Banco de Alimentos de Stéfano este mes nos acercó helados, algo que los chicos no tienen oportunida­d de comer muy seguido. También verduras y acá toman una merienda fuerte, para que estén lo más cubiertos posible”.

Según cuenta Pamela, el año pasado estuvieron haciendo un trabajo territoria­l muy, con un relevamien­to de chicos, con los recién nacidos y mamás nuevas que se suman al merendero por tener necesidade­s básicas de comida.

“Este año esperamos mudarnos al terreno que la Municipali­dad donó en la calle Punta Alta. Un espacio nuestro, porque ahora estamos en un lugar cedido por mi mamá, donde levantamos una casita de chapa para poder trabajar durante la pandemia. En estos días comenzarem­os a trasladar nuestras cosas para poder seguir atendiendo a la gente”.

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