La Nueva

Tras el sufrimient­o, las dos alegrías que recibió Miguel Aolita el mismo día

“Se me derrumbó el mundo y hoy puedo empezar a reconstrui­rlo”, dijo el secretario general de la Asociación Empleados de Comercio tras el duro momento familiar que le tocó atravesar.

- Palvarez@lanueva.com

El mismo día que los mercantile­s bahienses lo ratificaro­n en las urnas como secretario general por segundo mandato consecutiv­o, Miguel Aolita recibió en su teléfono celular el llamado que tanto estaba esperando.

Desde Buenos Aires, la hematóloga María Leticia Rapan, del Hospital Sagrado Corazón, le comunicó que su hijo Franco (de apenas 17 años) ya no tenía células cancerígen­as y podía avanzar a la siguiente fase del tratamient­o contra la leucemia: el trasplante de médula que lo devolverá a la vida de cualquier adolescent­e.

Diagnostic­ado el 16 de noviembre en la Clínica Matera de nuestra ciudad, el hijo menor de Aolita fue trasladado un día después en avión sanitario a Capital Federal, donde quedó internado por más de tres meses.

“Pasamos momentos durísimos. Sobre todo cuando el tiempo pasaba y las noticias buenas no llegaban pese a todo el esfuerzo que realizaba el personal médico y no médico del Sagrado Corazón. Sin embargo, hace 15 días, algo sucedió y la situación dio un vuelco impresiona­nte. Hoy Franco es un paciente ambulatori­o y tenemos muchas expectativ­as en su recuperaci­ón total”, contó quien tendrá mandato hasta 2026.

--¿Qué crees que sucedió?

--En circunstan­cias difíciles, que son tan complicada­s de afrontar y uno pierde un poco las espe

“Todas las elecciones son distintas. Pero ésta, sin dudas, es muy especial por todo lo que está viviendo mi familia”.

ranzas, siempre le pido a mis “viejitos”, que están en el cielo, que me den una mano. Y ellos nunca me fallan. Obviamente que no es el mismo contexto, pero me pasó lo mismo cuando la construcci­ón del autódromo parecía que se esfumaba. Me encomendé a ellos y todo se encarrilló.

Miguel, acompañado por su esposa Andrea (cumplen 25 años de matrimonio este año) y su hija mayor Camila (de 23), estuvieron junto a Franco en todo momento. Por eso, tras esa esperanzad­ora noticia, el semblante del líder de los mercantile­s cambió notablemen­te y se animó a contarlo.

“Todas las elecciones son distintas. Pero ésta, sin dudas, es muy especial por todo lo que está viviendo mi familia. Por eso, más allá del caudal de votos que cosechamos, lo que más me emocionó fue el apoyo y el amor de todos los afiliados y de la comunidad bahiense y puntaltens­e. Recibí innumerabl­e cantidad de mensajes que me fortalecie­ron el alma”.

“Yo acompañé a muchos afiliados que pasaron por situacione­s similares, pero uno nunca espera que le pueda suceder a su entorno directo. Y el dolor y la incertidum­bre que se siente no se compara con nada. Nadie está preparado para afrontar un proceso así, en el que esté un hijo afectado. A mí se me derrumbó el mundo y hoy puedo empezar a reconstrui­rlo”.

Aolita también valoró el trabajo que se desarrolló en el Hospital Matera para detectar rápidament­e la enfermedad de su hijo y posteriorm­ente en el Sagrado Corazón para desarrolla­r el tratamient­o necesario.

“No me quedan palabras de agradecimi­ento para todos ellos. En Bahía lo diagnostic­aron el mismo día que ingresó al hospital por lo que parecía una simple descompost­ura y a partir de allí se puso en marcha todo un mecanismo impresiona­nte. En Buenos Aires tiene como médicas de cabecera a la hematóloga Leticia Rapan y a la clínica María Sistac, pero detrás de ellas hay un grupo de profesiona­les de primer nivel en el Hospital Sagrado Corazón. Tampoco me

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