Cinco hábitos saludables que deberían mantenerse o adquirirse en este 2022
Ayudan a tener un estilo de vida más saludable en lo físico, emocional y espiritual. Requieren fuerza de voluntad.
Los hábitos representan alrededor del 40% de nuestros comportamientos en un día cualquiera, según una investigación en Estados Unidos.
Uno de los objetivos de la mayoría de las personas en este 2022 es poder adoptar hábitos que le ayuden a tener un estilo de vida más saludable tanto en lo físico, emocional y espiritual.
Según expertos estos propósitos requieren de una fuerza de voluntad que debe ser entrenada como cualquier músculo, además de una mentalidad renovadora, un trabajo progresivo y constante, y el tener un objetivo claro, alcanzable y medible en el tiempo para que esté, se convierta en algo del día a día de cada persona.
Incluso, de acuerdo con investigadores de la Universidad de Duke, los hábitos representan alrededor del 40% de nuestros comportamientos en un día cualquiera, y si bien es algo del común, el problema se presenta al momento de adoptar nuevos, ya que muchos no saben desarrollarlos en medio de los que ya poseen.
Según el reconocido escritor James Clear, quien ha sido recomendado por políticos, deportistas y entrenadores de las grandes ligas de los Estados Unidos por su libro “Hábitos Atómicos”, señala que, “la formación de hábitos es un proceso mediante el cual una conducta se vuelve progresivamente automática meverduras diante la repetición constante”.
De esta manera, el autor aclara que una forma para construir un nuevo hábito parte de un principio básico: que sea pequeño y fácil de realizar. Eso quiere decir que si nuestro propósito es tener un hábito de lectura, es mejor empezar leyendo cinco hojas diarias y no 50, de esta manera, no “fatigamos” nuestra motivación y nuestra fuerza de voluntad.
Teniendo en cuenta esas recomendaciones y para sentirnos mejor en nuestra vida diaria, estos serían los hábitos que a tener en cuenta para tener una vida saludable en el año 2022:
1. Manejo de estrés: Al igual que muchas otras cosas que dejó la pandemia, las personas adquirieron un mayor estrés y miedo. De esta manera, se puede aprender a controlar estas emociones al planear con anticipación, observar que hechos son estresantes y prepararseparasituaciones como estas. Algunos de los beneficios que puede llegar a traer este hábito son el poder dormir mejor, controlar el peso y mejorar el estado de ánimo.
2. Dormir bien: El sueño disminuye el estrés y reduce la presión arterial. En ese sentido, se deben tener acciones como el dormir al menos entre 7 u 8 horas cada noche, acostarse y levantarse a la misma hora, y hacerlo con “calidad”, es decir: bajarle a comidas con altos porcentajes de carbohidratos antes de acostarse, no hacerlo con altas dosis de alcohol y tener ropa cómoda para pasar la noche.
3. Ejercitarse: De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud se recomienda que las personas realicen al menos entre 150 a 300 minutos de actividad física a la semana en adultos y una media de 60 minutos en niños y adolescentes. Como ya es popularmente conocido, el ejercicio regular ayuda a reducir el riesgo de hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes, y puede ayudarlo a controlar su peso.
4. Alimentación saludable: Cada día se ha vuelto más importante el comer de forma más consciente, para ello es necesario incorporar a la nutrición diaria, frutas y frescas, cereales integrales, productos lácteos bajos en grasa y alimentos enriquecidos en lugar de consumir alimentos altos en azúcares o grasa. Además, hay que tener en cuenta que los alimentos aportan nutrientes en diferentes cantidades; por ello, la alimentación debe ser variada y balanceada, según el género, la edad y el nivel de actividad física.
5. Meditación: Desde hace algunos años la meditación se ha convertido en una práctica recurrente en personas de diferentes edades, ya que permite reducir el estrés y la hipertensión arterial. Asimismo, se ha comprobado en diferentes investigaciones que tiene otros beneficios como: el aumento de la capacidad de procesar la información y la ayuda para controlar las respuestas del cerebro al dolor.