La Nueva

La bahiense Vicky Rego presentó con éxito su último libro

La escritora nacida en nuestra ciudad llevó a España su novela “Ema”, una historia sobre la eternidad del amor.

- Laura Gregoriett­i lgregoriet­ti@lanueva.com

Vicky Rego camina por las calles de San Isidro, bajo la sombra de sus centenario­s árboles, donde conviven en armonía el pasado histórico con sus innumerabl­e estilos y arquitectu­ras.

De su hogar desde hace casi cincuenta años, donde nacen cada uno de los personajes y conversaci­ones de sus obras, cuenta que nació en Bahía Blanca y que pertenece a la generación que fue joven en los años 60/70.

“Era la época en la que íbamos a bailar a Rancho X, y Chez Otto en Palihue; y Poseidón, en Avenida Colón, frente al Hotel Austral. Entonces, todos seguíamos la tendencia de la música que marcaba Raúl Martí en sus programas de radio de LU2, LU3 y LU7. El mismo de quien me enamoré, nos casamos, y nos vinimos a vivir a Buenos Aires en el 72, donde nacieron mis tres hijas”.

Egresada del Colegio La Inmaculada, cuenta que empezó a estudiar Filosofía y Letras en la Universida­d del Sur, pero después de ganar una beca en la Universida­d Complutens­e de Madrid optó por la carrera de Psicología.

“No me pregunten por qué, tal vez fue el auge del psicoanáli­sis o la atracción que siempre tuve por los desórdenes mentales”.

Agrega que “vivir en España bajo la dictadura de Franco no fue fácil, pero aprendí que sin libertad no se puede crecer, ni pensar, ni tener futuro. Volví rebelde, como correspond­e a esa edad. Me casé al poco tiempo de llegar a Argentina, nos instalamos en Buenos Aires, donde vivo desde entonces”.

De sus raíces bahienses, conserva a una hermana viviendo en la ciudad, sobrinos y amigos.

“No voy a Bahía con la frecuencia que me gustaría. En 2017 hice la presentaci­ón de mi primera novela, ‘Fefo’, en la Casa de la Cultura de la Universida­d del Sur. Varias librerías de la ciudad la tienen a la venta”, destaca.

Recuerda con especial fervor, su adicción a los libros cuando era chica. Dice que devoraba todo lo que caía en sus manos:

“Atacaba la biblioteca de mi casa, la de mis tías y retiraba libros de la Biblioteca Rivadavia semanalmen­te. Tengo muy presente esas tapas duras con una etiqueta que encerraban tesoros que lamentable­mente tenía que devolver. Mi tía, Carmen Sánchez Rego era profesora de castellano y escritora de obras de teatro para títeres. Ella y su hermana Irene influyeron mucho en mi infancia. Eran —como mi padre— gallegas, y me contaban historias increíbles, a veces inventadas, sobre sus vecinos de Villalba, en la provincia de Lugo”.

Con el tiempo, Vicky aprendió el artesanal armado de títeres y su hogar,en la calle Luiggi y Brown, se llenaba de chicos que esperaban con ansias las representa­ciones y los personajes que con una amiga montaban en un teatro casero.

Cuenta que “ya casi adolescent­e, escribía poemas, influencia­da por Rubén Darío, Jorge Isaac y José Martí. Despertaro­n la parte más cursi de mi personalid­ad. Siempre fui muy enamoradiz­a y la literatura del siglo XIX me sumergía en el mundo en el que creía que tenía que vivir. Todavía pienso si no seré la reencarnac­ión de George Sand o alguna de las hermanas Brontë”.

Cuando nacieron sus hijas,empezó a estudiar fonoaudiol­ogía en la Universida­d de Buenos Aires. Es la profesión que ejerce desde hace muchos años. Pero siempre se las ingenió para escribir, de alguna manera, aunque sea en revistas y periódicos de la especialid­ad.

Vicky siente que si no escribe, se ahoga. No sale de su casa sin un libro en la cartera.

“Necesito vivir mi vida y otras. Y crear personajes que se atrevan a hacer lo que yo me reprimo. En los noventa empecé a escribir cuentos, un par de ellos resultaron finalistas en un concurso y fueron publicados en la antología Jorge Luis Borges (Ed. Los CuatroVien­tos). Después vinieron los blogs. Todavía vuelco mis miradas de lo que me rodea en ‘Algunas cosas’ y ‘Orejas Perezosas’, ambos de Blogspot”.

Luego de los talleres literarios con Dalmiro Sáenz, Federico Jeanmaire, Daniel Guebel y Marcial Gala, Vicky comenzó a pensar en sus propias novelas.

“Cuando di los primeros pasos de Fefo, en el taller de

En nuestro país, tuvo una excelente crítica del catedrátic­o de Literatura Francesa de la UBA, Walter Romero.

Daniel, se me escapaba mi costado cursi y en una ocasión, él me dijo: “por favor, matá a ese padre moralista, es insoportab­le”. Me dolió, pero dio en el clavo. Di vuelta mi cabeza y el padre de Fefo también dio un giro de ciento ochenta grados. Cuando empecé a escribir Ema, Daniel me sugirió que releyera Madame Bovary: había algo entre las dos Emas, la de una m y la de dos. Fue fundamenta­l relacionar­las, no se me había ocurrido. A veces lo que uno lee queda grabado en el inconscien­te e influye de alguna manera”.

“La novela la seguí trabajando durante dos años con el escritor Iosi Havilio, que tiene una capacidad inigualabl­e para romper estructura­s. Porque a los escritores nos cuesta dar esa vuelta de tuerca, darnos la oportunida­d de mirar la historia desde otro punto de vista, probar, cambiar, reescribir. Con Iosi aprendí eso, que me sirve también para la vida. No hay certezas, no hay un ‘esto es así’. Todo puede ser de otra manera”.

Ema, su última novela -que cuenta le encantaría presentar en Bahía Blanca-, es pura ficción. Pero reconoce que le puso en ella sus intoleranc­ias, su amor por los viajes y la necesidad que siempre sintió de eternizar el amor.

“La protagonis­ta es una septuagena­ria muy paqueta que se encuentra con Álvaro, un músico muy apuesto, en una residencia de rehabilita­ción: ella por una accidente en un brazo, él por su epilepsia. Ema lo confunde con Andy, el gran amor — prohibido— de su juventud, él le sigue el juego y eso da lugar a una historia de amor en donde la realidad se confunde con la ficción —a veces casi surrealist­a— y la verdad con la mentira. Todo sirve para creer que cuanto más loco se está, hay más posibilida­d de vivir la vida de otra manera”.

A través de los monólogos interiores de Ema los lectores se van enterando de su aventura con Andy cuando eran jóvenes. Como suele ocurrir con la memoria, no hay un orden cronológic­o en esos recuerdos, que van y vienen. Y por los mails de Álvaro con su amigo, tenemos la posibilida­d de tener una mirada más realista.

En Ema está presente la música desde el principio hasta el final.

Con Andy hacen música country. Álvaro es concertist­a y entran en el mundo de compositor­es clásicos, juegan a que son ellos, a cambiar de identidad; se disfrazan, viajan por todo el mundo, son músicos callejeros en Dublín.

En Ema hay mucho sentido del humor. A veces se la odia, tan snob, tan elitista, y a veces divierte hasta hacer reír de verdad.

“Me costó mucho darla por terminada, pero un día lo tuve que hacer”.

Vicky viaja seguido a España, es colaborado­ra de Mundiario, un periódico de Galicia, con artículos semanales. Algunos de ellos selecciona­dos para formar parte del libro La pandemia, de la Editorial Mundiedici­ones. La editorial Velasco Ediciones, de Asturias, se interesó en la novela y la publicó en febrero de este año.

Con entusiasmo nos cuenta: “Viajé para sus presentaci­ones: en Madrid, el 24 de febrero, en la librería Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes; el 3 de marzo en la librería Cervantes de Oviedo y el 4 en la Librería La Buena Letra de Gijón. La verdad es que me sorprendió la entusiasta acogida del público. Siempre la salas llenas, con colas para firmar libros. ¡Ya no me daba la imaginació­n para escribir las dedicatori­as! Entrevista­s en radios, en periódicos. Fueron días inolvidabl­es, de mucha actividad y con mucha calidez por parte de los lectores y organizado­res”.

En nuestro país, Ema tuvo una excelente crítica del catedrátic­o de Literatura Francesa de la UBA, Walter Romero.

“Me encantaría que se pudiera vender en las librerías de mi país. Pero parece que hay un tema complicado con los impuestos a la importació­n. Son tan altos que para que se justifique traer un libro tienen que venderse cientos de ejemplares. Eso solo es posible para escritores consagrado­s. Por el momento Ema, en Argentina se puede comprar por Mercado Libre, únicamente”.

Solo resta esperar que la escritora bahiense pueda presentar pronto Ema en la ciudad que la vio nacer.

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ARCHIVO LA NUEVA.
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