La pobreza, una realidad que no puede esconderse
Un estudio reciente señala que el 28 % de la población –unas 82 mil personas, de las cuales 30 mil son menores- habita en hogares pobres.
LOS ÍNDICES de pobreza de nuestro país dan cuenta de una situación que se agrava año a año y que a esta altura es algo que duele, preocupa y exige respuestas concretas por parte de nuestros gobernantes.
MÁS ALLÁ de los números globales, Bahía Blanca tiene su propia realidad, claramente expresada en un trabajo realizado por profesionales de la Universidad Nacional del Sur y del Conicet desde el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur.
DE ACUERDO a ese trabajo, el 28 % de la población –unas 82 mil personas, de las cuales 30 mil son menores o adolescentes- habita en hogares pobres.
EL OTRO dato devastador indica que 46 mil vecinos viven en situación de inseguridad alimentaria y el 8 por ciento de la población vive en hogares con hacinamiento para dormir, con los perjuicios que ello implica para la salud y el desarrollo de los menores.
LOS DATOS surgen del Índice de Pobreza Multidimensional, indicador relacionado con Vivienda, Servicios Básicos, Alimentación y Salud, Educación, Empleo y Seguridad Social.
LA POBREZA detectada fue calificada por los profesionales como “multidimensional”.
NO SOLO es monetaria, sino que considera varias privaciones al mismo tiempo.
DIVERSOS ESTUDIOS muestran que los menores que crecen en estos hogares tienen mayor probabilidad de no alcanzar un nivel educativo alto, algo que resulta absolutamente negativo en su futuro, porque les acarreará dificultades para ingresar en un mercado laboral ya de por sí exigente y complicado.
LA MANERA de enfrentar esta realidad de altísima complejidad exige una batería de intervenciones, en donde dialoguen ámbitos de políticas de Estado, acción social, niñez, salud, y cuestiones habitacionales.
UNA POLÍTICA, entonces, de acompañamiento integral, de las que no son frecuentes en nuestro país.
UNA PENOSA realidad, que no puede ignorarse, y que de acuerdo con el estudio en cuestión exige, por un lado, políticas públicas adecuadas y un compromiso moral de la sociedad por colaborar con un apoyo escolar, en un comedor, en una institución, un club, una ONG.