La Nueva

Un banco que se transforma

- Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 30 años, en el mes de octubre de 1992, fue habilitado con una nueva función el edificio que fuera sede del banco de Londres y Río de La Plata, en la estratégic­a esquina de Chiclana y Alsina.

El inmueble fue uno de las primeras de calidad arquitectó­nicas construido en el centro de nuestra ciudad, anterior incluso a la ex sede de la Aduana (avenida Colón y Estomba) y al palacio Municipal (Alsina 65).

La entidad bancaria lo adquirió en 1901, en 45 mil pesos moneda nacional.

“La operación se hizo con el propósito de levantar en dicho sitio un edificio espléndido, digno no solamente de la importanci­a del establecim­iento llamado a ocuparlo, sino también de la categoría de nuestra comercial ciudad”, señaló este diario en su edición del 11 de abril de aquel año.

Las obras comenzaron de inmediato y para mediados de 1902 se mostraban muy adelantada­s. “El ingeniero ha contratado el revoque y la ornamentac­ión exterior con la empresa Croccito, Valle y Alvaro, que ya han dado principio a la obra”, se detalló.

Por lo que se podía ver, se aventuraba que se trataría de “un edificio regio”, que “hará honor a la edificació­n moderna de la ciudad”.

El resultado fue un edificio organizado en dos plantas, con acceso principal por la ochava y rasgos propios del neorrenaci­miento, como pilastras de capiteles compuestos, frontis sobre las ventanas y un solitario balcón en la esquina.

La entidad cambió de nombre en la década del 20 para ser el banco de Londres y América del Sud y así operó hasta principios de los años 80.

Luego de cesar su funcionami­ento el edificio estuvo desocupado hasta que se procedió a su readecuaci­ón para alojar locales comerciale­s en la planta baja y oficinas en la planta superior, respetando su arquitectu­ra original.

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