Estrella y Olimpo, reaccionar y humanizar lo escrito en un papel
La dos instituciones se activaron como centros de evacuación. Los testimonios de Luciano Gardela, presidente del club del barrio San Martín, y Gonzalo Campos, coordinador principal en Colón y Brunel.
El plan de emergencia que automáticamente se activó desde el municipio frente a la mayor catástrofe de la historia en la ciudad, involucró a los clubes Estrella y Olimpo.
Ambos pusieron en marcha su protocolo de centro de evacuación y donde cotidianamente se ven chicos y grandes disfrutando de un deporte o alguna actividad recreativa, se transformó en la casa de muchos.
El presidente de la institución del barrio San Martín, Luciano Gardela, dejó a resguardo a su familia y en medio del caos generalizado salió disparado para poner en marcha lo que, hasta ese momento, siempre se había tratado en potencial.
“El club es centro de evacuación desde hace muchos años, el tema es que hasta el último fin de semana no era más que un convenio firmado, el cual, afortunadamente, no habíamos tenido que poner en marcha”, recordó Gardela.
La primera experiencia resultó una verdadera prueba de fuego.
“Esta vez lo pusimos en práctica a la extrema potencia. Más allá de prestar las instalaciones, que respondieron de manera excelente de acuerdo con las necesidades, con el fogón funcionando como cocina y comedor, más el salón que se destinó a dormitorio, también salió a relucir el espíritu deportivo, solidario y de compañerismo de todos los clubes, y del nuestro en particular”, resaltó el titular de la entidad.
Estrella fue el único club afectado por el anterior fedor nómeno meteorológico que azotó de lleno a la ciudad.
“Como club venimos con una impronta a partir de la experiencia vivida en 1982 (la madrugada del 13 de febrero), cuando lo que hoy están viviendo varios clubes lo sufrimos nosotros en particular. Se nos destruyó el club y fueron los mismos socios y allegados quienes trabajaron como hoy lo está haciendo toda la ciudad. Esa impronta se manifiesta en cada acción del club, desde una colaboración para juntar fondos para alguna cuestión en particular o como en este caso, para ayudar a gente que perdió su casa”, señaló.
La inmediatez para ocuparse de los más necesitados postergó algunos días las secuelas propias.
“Al club se le volaron chapas de la cancha y el agua afectó al piso de parquet, pero eso ante la urgencia quedó en un plano totalmente secundario y nos abocamos a recibir gente, ayudarla, darle de comer, que tengan un lugar calentito, conseguirle ropa, colchones y frazadas. En el primer momento llegó la ayuda de la Municipalidad
y de los vecinos. A partir de ahí fue un desborde de donaciones de todo tipo”, recordó.
El espíritu solidario no discriminó edades.
“Desde chicos de 8 años hasta mayores de más de 80 colaboraron en cocinar, clasificar, dar de comer, conseguir elementos, ges- tionar y demás, la verdad fue conmovedor, un trabajo descomunal por parte de toda la gente del club. Realmente me saco el sombrero del club que tenemos, es un orgullo. Esperemos que no tengamos que volver a utilizarlo como centro de evacuación, porque significaría que hay gente que la está pasando mal, pero la experiencia nos ayudará en caso de tener que activarlo nuevamente”, entendió Gardela.
El instinto solidario de Gonzalo Campos, trabajadel área de cultura de la Municipalidad, lo movilizó en medio de la catástrofe.
“Ni bien tuve señal en el celular logre comunicarme con Romina Pires para ponerme a disposición -contó- y me pidió que viniera a Olimpo; y acá estoy...”.
Por encima de su fortaleza, predisposición y sentimiento hacia el prójimo, el paso de los días, con la responsabilidad asumida en medio de una situación inédita fue manifestándose en Gonzalo, periodista dedicado a los deportes motor y quien forma parte desde hace muchos años en grupos de acción católica.
“La primera noche recibimos unas 75 personas, de las cuales al día siguiente algunas pudieron regresar a su casa ya que el temporal los encontró fuera de ellas y otros que definitivamente perdieron todo y aún permanecen acá”, recordó Gonza.
A partir del armado de grupos de trabajo, cada uno que se acercó con intenciones de colaborar fue, en la medida de lo posible, teniendo destino.
“Quiero agradecer a todos los colaboradores que se acercaron desinteresadamente, ya sea de la Iglesia, estudiantes, movimiento de scout, acción católica, particulares, representantes de instituciones y demás”, enumeró.
Y, por encima de todos, Campos elogió al club Olimpo desde lo institucional.
“Nos abrió las puertas en el peor momento, no solo del Norberto Tomás, sino que se fueron ocupando espacios en función de las necesidades y tenemos el club a disposición. Realmente me saco el sombrero con Olimpo”, resaltó.
Colchones -y hasta una cama- sobre el parquet del Norberto Tomás, ropa acomodada en el gimnasio contiguo -el Bill Américo Brusa-, el vestuario de fútbol destinado a los equipos visitantes transformado en despensa y el quincho convertido en comedor transformó esos espacios deportivos en centro de evacuados, enmarcando una postal absolutamente diferente de un club histórico y emblemático de la ciudad.
“Como club venimos con una impronta a partir de la experiencia vivida en 1982”, dijo Luciano Gardela, presidente de Estrella.