La investigación de un pasado poco familiar
El duelo por el padre deviene pesquisa en Viaje de Omar, la nueva nouvelle de Adrián Savino. Vinculada a lo político como sus anteriores libros Crónica de un rocho y Soja en las banquinas, la historia se enmarca en el hiperrealismo autobiográfico: en las primeras páginas Savino recibe la noticia de que Omar, su padre, ha muerto de un infarto, y así –con más parsimonia cotidiana que rigor trágico– va recordando una serie de episodios que recrean una biografía compartida: las idas a la cancha, al autocine, un viaje al norte, entre anécdotas graciosas que trazan diferencias generacionales-filiales, como la disputa por el interés de Después de hora de Martin Scorsese y el “surrealismo en el cine”.
El retrato no se hará esperar: el nacimiento en un pueblo del sudeste cordobés, la migra- ción a la ciudad y al barrio de Alberdi, el paso por Ciencias Económicas, la paternidad, la supervivencia laboral hasta la estabilidad conferida por la venta de artículos para baños, con la que adquirió cierta fama por un anuncio bizarro en Telemanías.
Y en el medio las palabras “militancia” y “cárcel”, que deslizan una sombra de enigma sobre esa vida recién extinguida. Omar había pasado por los centro de detención en los primeros años de dictadura, pero su perfil de tenue militante socialista (y su posterior aval de la teoría de los dos demonios y culpabilización a los “ultra”) no concordaba con el de las víctimas de dictadura. Así es como el hijo narrador inicia la indagación de ese pasado en la segunda parte del libro, sabiendo que quizá se encuentre con una evidencia incómoda.
El cruce preciso y breve de historia personal, popular, histórica y política es la clave de Viaje de Omar, la miniatura de un vacío imposible de llenar.