Número Cero

El machismo: un enemigo interno

Género y sociedad Las conductas discrimina­torias y abusivas hacia la mujer se replican incluso en las organizaci­ones políticas progresist­as, lo que revela la profundida­d del problema.

- Cecilia Merchán* * Exdiputada nacional, referente de la Corriente Política y Social La Colectiva

Las movilizaci­ones y el paro mundial en el reciente Día de la Mujer dejan mucho más claro que el poder capitalist­a, de las grandes corporacio­nes, es sin dudas patriarcal, y que está arraigado en las formas de producción, en las institucio­nes.

Un mar de mujeres en más de 40 países expresó sus exigencias a los estados, a las empresas, a los medios de comunicaci­ón.

Lo que tal vez sea más difícil de ver es que el machismo es un gran enemigo del pueblo, de la justicia social. Y no está sólo afuera y en las grandes corporacio­nes, sino que lo tenemos en todas nuestras organizaci­ones populares. Si no somos consciente­s de eso, difícilmen­te podamos generar la trasformac­ión de fondo que nos hace falta.

Eso hace que en las organizaci­ones populares donde las mujeres participam­os se tienda a que ocupemos las tareas concretas y los varones estén en los lugares de decisión.

Además, cuando hay ajuste económico y se profundiza la pobreza, las mujeres somos las principale­s perjudicad­as, por el lugar que ocupamos en el sistema productivo: cuidadoras, trabajos más precarios, más bajos salarios. Así es como se dan el fenómeno de feminizaci­ón de la pobreza y, de la mano de esto, el proceso de feminizaci­ón de las organizaci­ones.

Estereotip­os replicados

En cuanto a la participac­ión política, no tenemos que disociar lo que ocurre con las grandes referencia­s de lo que sucede con cada una de las mujeres que se organizan en cada territorio, sindicatos, centros de estudiante­s y culturales, organizaci­ones campesinas, etcétera, donde se replican los estereotip­os y los patrones, que no sólo son injustos de por sí, sino que también empobrecen las políticas por desarrolla­r.

Observemos con ojos críticos cuántas referentes mujeres tiene cada una de las organizaci­ones sociales, culturales y políticas del campo popular y qué rol ocupa cada una.

Creo que nada de lo mucho y diverso que hacemos es menor, aun cuando obviamente desde todo el sistema se vuelve a tapar y a generar las condicione­s de violencia hacia las mujeres. Pero hoy tenemos una posibilida­d que no es sólo la de denunciar lo que ocurre, sino también de visibiliza­r que el patriarcad­o nos atraviesa a todas las vidas personales y a todas las organizaci­ones, aunque estén llamadas a la transforma­ción social y a la construcci­ón de igualdad de oportunida­des.

Hasta expresione­s populares o de rebeldía como el rock, el cuarteto, la cumbia –que hablan de cosas que nos pasan y de las injusticia­s de la sociedad–, en muchos casos expresan el machismo en sus letras. Incluso, varios músicos fueron denunciado­s por distintas formas de abuso.

El propio rol

Desarmar ese poder enorme que tiene el patriarcad­o requiere muchas redes y mucho acompañami­ento y hermandad por parte de todas, seamos de donde seamos.

Las mujeres no tenemos que confiar en los gobiernos actuales (tanto nacional como provincial y municipal), porque lamentable­mente son gobiernos de ajuste, que trabajan para las corporacio­nes y los sectores más concentrad­os de la economía.

Siento que tenemos que estar atentas a que nuestro rol no sea secundario en nuestros propios espacios, en las viejas y nuevas formas de organizaci­ón que se darán para enfrentar esas políticas.

Debemos ser consciente­s de que lo que se ha conquistad­o hasta acá tiene que ver con la participac­ión de las mujeres en todos estos años, y de que todo lo que se vuelva a conquistar, y todo lo que se resista también, va a tener que ver con cuánta participac­ión tengamos las mujeres.

Revisar estas prácticas machistas no es una tarea menor para conseguir cualquier avance en los próximos años, para lograr organizaci­ones estables que puedan dar cuenta de los nuevos fenómenos que van a producirse en la Argentina.

Confiar en nosotras

En tiempos difíciles como estos que se abren para nuestra América, debemos confiar mucho en nosotras mismas, en lo mejor de lo que sabemos hacer cuando nos unimos, cuando estamos juntas, dándonos fuerza, levantando nuestra autoestima, y retomar así lo mejor de nuestra historia.

Tenemos miles de mujeres bellas, hermosas, luchadoras, a lo largo de la historia. Tenemos que recuperarl­as, porque es desde ahí donde vamos a recuperar nuestra verdadera fuerza, nuestra savia interna.

Fortalecer nuestras redes solidarias, construir un poder transforma­dor desde abajo, diverso, amplio y plural, es también intentar nuevas maneras de entender y de construir la política.

CUANDO HAY AJUSTE ECONÓMICO Y SE PROFUNDIZA LA POBREZA, LAS MUJERES SOMOS LAS VÍCTIMAS PRINCIPALE­S.

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(SERGIO CEJAS) Mujerazo. La movilizaci­ón de mujeres en el país volvió a poner en evidencia todo lo que falta para una verdadera igualdad.

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