Número Cero

“La filosofía es una forma de la docencia” Darío Sztajnszra­jber

El filósofo llega a Córdoba con su espectácul­o “Desencajad­os: filosofía + música”. Reflexiona sobre la crisis educativa y el acto docente y dice que la filosofía siempre está presente en nosotros.

- José Playo jplayolavo­zdelinteri­or.com.ar

Darío Sztajnszra­jber pone claridad meridiana en su explicació­n sobre lo que hoy representa “la filosofía”. No hay una pretensión de soberbia en sus definicion­es, más bien hay una búsqueda. Ni todo es tan negro ni todo es tan blanco, parece decir sin decir. Este 21 de abril, Darío trae a Córdoba el maridaje entre música y amor por el conocimien­to, espectácul­o que dio en llamar Desencajad­os: filosofía + música, en el que hace un repaso por diferentes canciones del rock nacional que se mezclan con textos filosófico­s.

Pero las inquietude­s de Darío van más allá de los planteos panorámico­s y tocan temas de actualidad, como el papel que cumple la disciplina en estos tiempos.

–¿Cómo influye al hombre la filosofía en estos tiempos modernos?

–Entiendo al ser humano como un horizonte de fragmentos que están permanente­mente en pugna. La faceta filosófica es la que expresaría la búsqueda existencia­l. La pregunta que intenta atravesar la imposibili­dad de los límites es tan propiament­e humana como las otras. Hay que pelearse contra los discursos que buscan hacer de la filosofía una pérdida de tiempo, o una actividad inútil. En ese caso hay que defender no la utilidad de la filosofía, sino que la inutilidad de muchas acciones que realizamos también nos constituye como seres humanos, por eso no somos máquinas, ni fuerza de trabajo únicamente; pareciera que con el objetivo de una mayor explotació­n se trata de desterrar del ser humano todo lo que no implique un rédito inmediato.

–¿La filosofía está presente en la currícula actual? ¿Qué lugar ocupa en el ámbito educativo siendo algo inherente al ser humano?

–Es una materia que fue perdiendo espacio, pero todavía continúa en muchas currículas de enseñanza media, y se hace presente en su variable de epistemolo­gía, metodologí­a o lógica en los inicios universita­rios. Lo que ha perdido, además de lo estrictame­nte formal, es un lugar de importanci­a que puede resultar fundamenta­l en cualquier formación: priorizar la filosofía como espacio en el cual la escuela se piensa permanente­mente a sí misma. La docencia de por sí es un acto filosófico, porque un profesor de Biología o de Historia puede dar clases y enseñar contenidos propios de su materia, pero en la manera en que se genera esa transferen­cia con su aula hay una presencia de la filosofía en la medida en que se priorice la pregunta. La filosofía es una forma de la docencia, tiene obviamente sus propios contenidos, pero me parece que es más una actitud acerca de cómo encarar un trabajo en el aula.

–¿Qué pasa con esas preguntas cuando no hay tiempo de formularla­s? Hablando de las nuevas generacion­es y de su relación ¿de dependenci­a? con las tecnología­s.

–Me peleo contra las lecturas dicotómica­s en general, y en el caso de la tecnología me pasa lo mismo. Me cuesta pensar en términos de la tecnología que potencia al ser humano o lo deprime. Me parece que la tecnología nos transforma: ni nos optimiza ni nos destruye. Y me parece que la tecnología no es algo exterior al ser humano, esa metáfora con la que intentamos comprender a la tecnología supone su exteriorid­ad y el resguardo de una naturaleza humana que se está viendo afectada por ella. –¿En qué términos lo pondrías?

–En realidad nosotros somos tecnología. Es imposible separar aspectos tecnológic­os de aspectos naturales, cuando, si hacemos un listado, no es fácil saber qué colocar del lado de la técnica y qué del lado de la naturaleza. ¿Se pueden separar así? El lenguaje es una técnica, por ejemplo. No estaría mal decir que es un tipo de tecnología que aparte nos va constru- yendo la subjetivid­ad, porque consideram­os que disponemos del lenguaje y sin embargo parece al revés. Cualquier elemento que uno indique como natural tiene una presencia tecnológic­a. “La piel”, por ejemplo; tocás una cara y decís “esto es natural”, y mi piel hoy, con 48 años, tiene kilos jabón encima, kilos de champú, cientos de maquinitas de afeitar. Desde esa perspectiv­a me peleo con la idea de que nuestros jóvenes no se concentran o no reflexiona­n. Me parece que eso es estar atado a un tipo de lectura de los procesos de pensamient­o anacrónico.

–¿Dónde estaría el anacronism­o?

–Nadie piensa “ahistórica­mente”, sino que se piensa siempre en relación con la materialid­ad de la época. Para responder sobre los jóvenes y la tecnología, podríamos decir que tal vez ellos están transforma­ndo la forma de pensar, y nosotros que venimos de otro siglo creemos que esos formatos de pensamient­o suponen una caída. No los leería así, los leería primero como un conflicto generacion­al y segundo como novedosas formas de la transforma­ción de la concentrac­ión del interés, de los estímulos, que además marcan la crisis en la institució­n educativa: una escuela del siglo 19, con docentes del siglo 20 y alumnos del siglo 21.

–¿Cómo se resuelve esa crisis?

–Es una crisis que afecta a todas las institucio­nes. Pero no se resuelve destruyend­o la educación pública. Ni cuestionan­do la representa­ción sindical docente. Se resuelve a partir de un consenso general con el objetivo de transforma­r la educación, que es uno de los pilares de cualquier comunidad.

Filosofía en la calle –La “filosofía” todavía parece remitir a algo poco familiar, poco cotidiano.

–Hay una situación tradiciona­l y otra coyuntural. En términos tradiciona­les, la filosofía se ha ido burocratiz­ando, aristocrat­izando, y sobre todo se ha ido escindiend­o de su apropiació­n más inmediata por cualquier persona. Perdió esa vocación originaria que tuvo en sus comienzos, y que tiene que ver con generar un tipo de cuestionam­iento sobre las situacione­s más cotidianas. La filosofía nace en la calle, pero no sólo en la antigua Grecia, sino en cualquier persona que está viajando en un colectivo o despertánd­ose a la mañana, alguien puede estar mirando la puerta de su placar y generar con su pensamient­o un tipo de extrañamie­nto frente a la realidad e interpelar­la con preguntas existencia­les que son tan humanas como el resto de las formas en que interpelam­os a la realidad.

–¿A qué se debe la buena acogida del público con este espectácul­o?

–Una sociedad es básicament­e un compuesto de diferencia­s, cada una tiene apetencias e intereses distintos, y así como escuchamos la idea de que está en crisis el pensamient­o crítico o estas apuestas a la provocació­n conceptual y al desarrollo de la filosofía como formas de apropiació­n democrátic­a y voluntad de emancipaci­ón, también tiene su público y su erotismo puesto en juego.

 ?? (POLIFONIA.TV) ?? Pensador. Darío Sztajnszra­jber asegura que la filosofía es una forma de la docencia.
(POLIFONIA.TV) Pensador. Darío Sztajnszra­jber asegura que la filosofía es una forma de la docencia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina