Número Cero

“Los DJ somos los reyes de la manipulaci­ón” Recuerdos de la escena nocturna

Cristian Trincado reunió algunas de sus memorias en “Del otro lado de la fiesta”. Allí reflexiona sobre sus amigos vivos y muertos, la música y una escena que ya no existe.

- José Heinz jheinz@lavozdelin­terior.com.ar

Para muchos, el nombre de Cristian Trincado está asociado a un título honorífico, el de doctor, y a un lugar específico, la pista de baile. Con ese alias, Dr. Trincado, se ganó un nombre en la escena porteña de la década de 1980, una carrera como DJ que hasta el día de hoy mantiene, aunque con claras diferencia­s de aquellos primeros años. Los clubbers locales que ya pasaron los 30 recordarán sus sesiones en varios locales cordobeses.

Pero ese oficio es apenas una parte de lo que cuenta su historia personal. También están sus amigos, los vivos y los muertos, sus parejas, las discotecas y clubs, la gente que pasó por su vida y lo marcó para siempre. Esas personas y lugares son recordados a la manera de un diario melancólic­o y fragmentad­o en Del otro lado

de la fiesta, un libro que trabajó durante varios años y que finalmente vio la luz a través del sello Caballo Negro.

Libros y personas –¿Cómo empezaron los escritos que terminaron en el libro? ¿Fue un ejercicio catártico que después tomó otra forma? ¿Un homenaje a una época?

–Algunos de los textos son parte de un trabajo propuesto por mi psicóloga para poner claro que las pérdidas nunca son sólo eso, y que esas pérdidas muchas veces conllevan también ganancias. Uno se cruza con personas porque estas personas tienen algo que dejarnos, aunque esas personas tengan una vida (desde nuestra perspectiv­a) relativame­nte corta. Como dice al final del libro, los textos son parte de diferentes situacione­s: está la terapéutic­a, la necesidad de registrar algo, algunas veces para recordar y otras para olvidar, algunos recuerdos familiares, reflexione­s... El libro no fue concebido como tal, es la edición la que hace que todos esos textos conformen un cuerpo, mérito de Alejo Carbonell, editor de Caballo Negro.

–En varios pasajes del libro sobrevuela la idea de que el oficio del DJ se ha bastardead­o con la llegada de las nuevas tecnología­s. ¿Lo sentís así?

–La tecnología como facilitado­ra de una profesión ha posibilita­do que salgan DJ debajo de cada baldosa, y no sólo para causas nobles. Esto quiere decir que no sólo hay una postura lúdica frente a un software, hay de todo. Pero lo que más se ve es una necesidad de pertenenci­a a cualquier precio, además de que la virtualida­d permite que la profesión del DJ no se conforme sólo de la habilidad de poner un tema detrás del otro y de hacer pasar a la gente un buen momento. Ser DJ, hoy, es ocupar un lugar en las redes, que tus amigos te digan “genio”, que te la creas, y que te hagas la fotito con los brazos abiertos, iluminado, convirtien­do incluso lo divino en cliché. Los DJ somos un peligro, los reyes de la manipulaci­ón, y si ponés vinilos, mucho más; las fotos son mucho más atractivas ahora que se puso de moda el vinilo para la gilada. Hay de todo, por supuesto, no todos son ni somos iguales, claro, pero sí, el mundo DJ abre los portones al chanta, para que cruce el puente y entre a la abadía con séquito y carros.

–Me siento un sobrevivie­nte cuando me encuentro con personas de mi generación y comenzamos algún tipo de racconto ya citar lugares y personas que ya no están. El resto del tiempo no siento eso, aunque soy una persona de naturaleza nostálgica que no siente nostalgia por el pasado y cree que lo mejor está aún por venir. Lo pasado pasó, dejó sus marcas, pero lo importante es el presente, estar aquí hoy, conectado con lo que sucede hoy.

–¿Seguís siendo un noctámbulo o en los últimos años has cambiado tus hábitos?

–La verdad que ese hábito ha cambiado. No me siento tan noctámbulo en los últimos tiempos, me voy convirtien­do en un anti-DJ, mezcla de Mochin Marafioti con China Zorrilla, quien siempre tiene alguna historia para contar.

–“Cassette Blog” publicó recienteme­nte tus escritos sobre la noche porteña de los ’80. ¿Es tu manera de documentar una etapa a la que le falta reivindica­ción? ¿Puro placer de recordar buenas noches? ¿Qué te motivó a escribirlo­s? –¿Te sentís un sobrevivie­nte? Muchas muertes te han pasado cerca y esa tristeza aparece constantem­ente en “Del otro lado de la fiesta”.

–Todo surgió entre amigos, siempre asociando temas musicales a las diferentes épocas. “¿Te acordás de la disco Área?” o “Sonaba en Área”. Venía desde hace un par de años amagando, ya había hecho los sets de Ave Porco, Morocco, La Age, los tres sets de New York City, mi primera discoteca, por lo que sólo fue cuestión de buscar los discos, juntarlos en un rincón de mi sala de estar, que es a su vez estudio y cocina, y grabarlos, reagrupánd­olos a mi manera. El tema fue cuando quise explicar Área, allí me di cuenta de que no había nada documentad­o, y de que había que trabajar al respecto. La labor implicaría hacer un trabajo de investigac­ión seria sobre las discotecas de los ’80 y su incidencia en la vida social y costumbres. En el caso de Área, ligado a la diversidad, especialme­nte.

–¿Qué te llama la atención de la música del siglo 21?

–La mezcla de estilos y su imprevisib­ilidad, situación que la mantiene viva, activa, en constante transforma­ción. Siempre nacen nuevas posibilida­des. Sería bueno que toda la gente hiciera música a su manera, estar con ella te conecta con un mundo superior.

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(GENTILEZA CLARÍN) Doctor Trincado. El DJ sostiene que cuando se encuentra con colegas y artistas de su generación se siente un sobrevivie­nte.
 ?? Memorias y semblanzas de personas y espacios de los ‘90. ?? Del otro lado de la fiesta Cristian Trincado Caballo Negro 95 páginas
Memorias y semblanzas de personas y espacios de los ‘90. Del otro lado de la fiesta Cristian Trincado Caballo Negro 95 páginas

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