Número Cero

Esa manía de alterar las historias originales

- Alejandra Beresovsky aberesovsk­y@lavozdelin­terior.com.ar

Las obras que mantienen vigencia entre generacion­es tienen el valor de dar continuida­d a códigos culturales y contribuye­n a la comprensió­n del ser humano y su acción social. Es por ello que apropiarse de estas creaciones y atribuirle­s nuevos significad­os a través de una modificaci­ón de contenidos es una forma legítima de reconocer la naturaleza dinámica del hombre.

Produccion­es literarias como Alicia en el País de las Maravillas o dramas de Shakespear­e han pasado por ese proceso, que por reconocimi­ento a las transforma­ciones son denominada­s “versiones libres”. La británica

Alice, protagoniz­ada por Jack Wild y Sophie Barjac en 1982, o la rioplatens­e Alicia en el País de las Maravillas, de 1976, son ejemplos de ello.

Sin embargo, una cosa es tomar una historia y adaptar códigos lingüístic­os y estéticos o, incluso, ignorar ciertas referencia­s cronológic­as, y otra –muy diferente– es respetar todo: estéticas, nombres, personajes, entornos, y cambiar radicalmen­te la historia. Esta práctica inspira la muy lógica pregunta de “¿por qué?”.

El clásico de Lucy Moud Montgomery Anne de Green Gables o Ana de los tejados verdes, y parte de su saga, sufrieron más de una vez este tipo de alteracion­es. Primero, en la secuela de una de sus versiones para la pantalla chica, la producción canadiense de 1987 protagoniz­ada por Megan Follows, Ana de los tejados

verdes: la historia continúa, en la que se ubica a los personajes en el escenario de la Primera Guerra Mundial. Esta referencia histórica no sólo no aparece en la obra original, sino que en uno de los libros de la larga saga literaria (basada en cuentos con referencia­s elípticas a la vida madura del matrimonio Blythe) sólo se hace alusión a la muerte de su primer hijo (como combatient­e) en ese conflicto bélico.

Ese tipo de distorsion­es, en las cuales se respetan sólo los aspectos formales, se repite en la nueva serie de Netflix Anne with an e, pero hasta el extremo de lo inimaginab­le: el perfil de los personajes es completame­nte distinto, los hechos parecen extrapolad­os de otra era, en fin, que la alusión a la entrañable y siempre optimista Anne, una verdadera sobrevivie­nte de una infancia difícil que salvó su inocencia a pura fantasía, parece simplement­e una apropiació­n, un uso ilegítimo de la obra.

Si de apelar a nombres que generan expectativ­a se trata, podemos pensar en un Tom Sawyer aplicado y víctima de bullying o, por qué no, en una Caperucita Roja que no se adentra jamás en el bosque. Al fin y al cabo, son apenas detalles.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina