“representa crecimiento y madurez, Lo vivo como una aventura”
NATALIA, 32 AÑOS, MARTILLERA PÚBLICA Y CORREDORA INMOBILIARIA
Siempre trabajó y estudió, y aún hoy conserva esa rutina (actualmente, cursa Abogacía en la UNC). Desde su oficina, Natalia defiende con soltura por qué dejó de trabajar de manera dependiente cuando sólo tenía 25 años. “Trabajar para otro te limita. Yo siempre fui inquieta, siempre me preguntaba qué más podía hacer. Y teniendo un jefe siempre tenés un techo”, comenta. No se trataba de dinero, ni de cansancio en el rubro. “En la única inmobiliaria donde trabajé, aprendí todo. La ordené administrativamente, la salvé en muchos sentidos, pero después de ver que el dueño caía en los mismos errores, me cansé”, recuerda. Quería hacer su propia experiencia, ejercer según sus principios. “En esta profesión si sos honesta, ordenada y perseverante podés crecer mucho”, asegura. “Estudié Psicología, me fal- taban pocas materias para recibirme, pero no me veía ejerciendo todos los días. Hoy me encanta lo que hago, para mí es divertido, lo tomo como una aventura. A cada operación la vivo con adrenalina. Claro que hay días que son cansadores, porque, además, me ocupo de resolver problemas de otros, pero yo llego a la oficina y me desconecto de todo, me encanta trabajar, para mí, no es un sacrificio, es una pasión”. El trabajo dependiente para Natalia quedó en el pasado: “A mí me gusta saber que si yo muevo una ficha las consecuencias caen sobre mí, sean buenas o malas. Me gusta ser consecuente entre lo que digo y lo que hago. Muchas veces cuando sos empleada tenés coartadas las consecuencias. Para mí, la seguridad pasa por otro lado, por decidir por mis propios principios y ética, a mí algo que no me parece no lo hago. Eso es lo lindo de ser tu propia jefa”.