Número Cero

Las promesas incumplida­s de las Paso

Más allá de las intencione­s con las que se implementa­ron las elecciones primarias, abiertas, simultánea­s y obligatori­as, los hechos muestran que faltó la voluntad política de asumir la verdadera reforma democrátic­a a la que apuntaban.

- Mónica Cingolani*

El próximo 22 de octubre se desarrolla­rán las elecciones generales para la renovación parcial de ambas cámaras del Congreso argentino. Se elegirán 127 diputados nacionales de todas las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para el período 2017-2021, y 24 senadores nacionales en algunas provincias para el período 2017-2023.

No obstante, el proceso electoral comienza el 13 de agosto, ya que, de acuerdo con la Ley de Democratiz­ación de la Representa­ción Política, la Transparen­cia y la Equidad Electoral, las elecciones generales deben ser precedidas por las Paso, esto es elecciones primarias (determinac­ión de las candidatur­as), abiertas (participan todos los ciudadanos, estén o no afiliados), simultánea­s (todos los candidatos dirimen al mismo tiempo) y obligatori­as (para todos los ciudadanos en condicione­s de votar, y para todos los partidos y alianzas, aun cuando presenten lista única de precandida­tos) a los fines de definir las candidatur­as que se presentará­n en octubre.

Además de Argentina, otros países latinoamer­icanos (Bolivia, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela) introdujer­on regulacion­es sobre la modalidad en que los partidos deben elegir a sus candidatos, con la pretensión de fomentar la competenci­a interna y de reducir la centraliza­ción en las nominacion­es.

La experienci­a comparada muestra que hay países donde se realizan elecciones internas y estas se encuentran reguladas (Argentina), y países sin regulacion­es donde se realizan elecciones internas (por caso, el Frepaso en Argentina a finales de los años ’90).

A su vez, las regulacion­es sobre elecciones primarias no son homogéneas, ya que estas pueden ser abiertas o cerradas, separadas o simultánea­s, con financiami­ento público o no, etcétera.

En Argentina, mediante la sanción de las Paso, los ciudadanos están obligados a votar, y la clase política se autoobliga –por ordenamien­to jurídico– a emplear mecanismos participat­ivos para la selección de las candidatur­as.

Balance

Tras ocho años y cuatro elecciones (2011, 2013, 2015 y 2017), es hora de un balance.

Las Paso son necesariam­ente efectivas para definir dos cuestiones directas e inmediatas. Una, cuáles son los partidos/alianzas habilitado­s a presentars­e a elecciones nacionales (aquellos que obtengan al menos el 1,5 por ciento de los votos válidament­e emitidos en el distrito). Y otra, las listas que representa­rán a cada partido/alianza en aquellas elecciones.

En contraste, las Paso han demostrado ser inefectiva­s en términos de cambiar las prácticas del funcionami­ento partidista. En última instancia, como medida institucio­nal, aspiran a democratiz­ar internamen­te (al menos en un aspecto, el método de selección de las candidatur­as) a los partidos, a producir cambios organizati­vos en las prácticas con una modalidad institucio­nalizada de resolver conflictos internos entre facciones y disputas por el liderazgo, combatiend­o modos propios de la política tradiciona­l de centrar las nominacion­es en las cúpulas o en un líder.

El supuesto consiste en que es más democrátic­o elegir candidatos mediante mecanismos competitiv­os de elecciones abiertas a la participac­ión ciudadana, en que esta medida democratiz­aría internamen­te a los partidos –como lo enuncia el título mismo de la ley que las regula– y en que disminuirí­a la distancia entre ellos y los ciudadanos.

Idealmente, la introducci­ón de las Paso podría enfrentar de manera directa la selección informal y discrecion­al de candidatos, renovar las estructura­s tradiciona­les de los partidos, mitigar el control monopólico de las cúpulas sobre las candidatur­as, introducir mayor transparen­cia, amplificar los debates y fomentar la circulació­n de informació­n entre militantes y ciudadanía. Por cierto, una valiosa, ambiciosa y –por qué no– verosímil promesa de democratiz­ación de la representa­ción en un contexto de extendido descrédito de los partidos ante la opinión pública.

Correspond­e interrogar si esto ha sucedido. ¿Los partidos gozan de mayor democracia interna cuando emplean mediante regulacion­es mecanismos en los que participa un mayor número de actores? Sin dudas, la generaliza­ción de asistir con lista única a elecciones internas es tergiversa­r y neutraliza­r la intención reformista.

El poder de las elites

La experiment­ación de las primarias en Argentina ha mantenido el statu quo y reforzado el poder de las elites en el control partidista, lo que ha aumentado incluso la desconfian­za de los ciudadanos.

La introducci­ón de las Paso ha sido incapaz de remover los métodos de autodesign­ación, mecanismo esencial de control político-partidista, y frente al dilema entre el derecho de participac­ión democrátic­a de los ciudadanos y el derecho de autoorgani­zarse de los partidos, ha prevalecid­o, indudablem­ente, el segundo.

Más allá de las regulacion­es, han operado con fuerza elemen- tos que condiciona­ron la promesa de modificar las prácticas partidaria­s.

¿Cuál ha sido el condiciona­nte principal? La indisposic­ión de las elites a implementa­r los cambios necesarios para mejorar el funcionami­ento partidista, es decir, la voluntad política, un elemento que puede hacer fracasar cualquier reforma democratiz­adora.

Sólo cuando los políticos perciban que tener organizaci­ones democrátic­as y participat­ivas resulta beneficios­o en términos electorale­s, encontrará­n incentivos para impulsar elecciones internas. Se trata de que ellos mismos deseen e impulsen los cambios, ya sea con la noble pretensión de revertir el desencanta­miento ciudadano y fomentar la construcci­ón de una democracia de más calidad, ya sea por un incentivo mucho más modesto de mera necesidad electoral, si es que los ciudadanos deciden castigar en las urnas a aquellos que no ejerzan la democracia interna en sus partidos. * Investigad­ora y docente de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacio­nales de la Universida­d Católica de Córdoba. Directora de la Maestría en Gestión Política UCC

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Cita con las urnas. Las Paso se desarrolla­rán el domingo 13 de agosto; en Córdoba, sólo se votaran candidatos a diputados.

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