La encrucijada Latinoamericana
LA CORRUPCIÓN Y LA INESTABILIDAD AFECTAN EL LIDERAZGO DE BRASIL
El informe de 2001 elaborado por Goldman Sachs sobre las tendencias de crecimiento para 2050 en “mercados emergentes”, que popularizó la sigla Bric, le dio a Brasil una fuerte visibilidad entre las potencias globales junto con Rusia, India y China. En ese marco, Luiz Inácio Lula da Silva se encumbró durante la primera década del siglo no sólo como un líder regional, sino también como el máximo referente de Latinoamérica en la gran escena mundial. Durante los últimos años, Brasil ejer- ció liderazgo regional, cooperación para el desarrollo y un rol mediador en su zona de influencia, aunque, a diferencia del papel rector de Alemania en Europa, no pudo lograr que el conjunto de Latinoamérica aspirara a la grandeza económica y al fortalecimiento de su posición estratégica internacional. Ahora que la sombra de Odebrecht se proyecta sobre la dirigencia política brasileña, incluido su dirigente más popular, e irradia sus esquirlas en los países vecinos, son claves para el des- tino de la región las derivaciones que el fenómeno de la corrupción pueda tener en el país que, por su potencial, tiene como destino manifiesto ejercer el liderazgo de la región. Mientras tanto, Latinoamérica ve asomar un nuevo debate, relacionado con el grado de republicanismo del Estado. El politólogo Isidoro Cheresky lo asocia a otra discusión relevante: el accionar de los estados que acompañan el alivio de la exclusión con el sometimiento a redes de “opresión clientelistas”.