La traductora que escribía
En una carta enviada al poeta y pintor Eduardo Jonquières en 1957, Julio Cortázar escribió: “Yo vivo tan en mis cosas, tan contento con la presencia de Aurora, que no necesito una vida de relación intensa”.
La mujer a la que hace referencia es Aurora Bernárdez, su primera esposa, quien murió hace apenas tres años, en París, a los 94. Dejó una vida de viajes, traducciones y erudición, en medio de los grandes nombres de las letras del siglo pasado.
Conoció a Cortázar en 1948, cuando se convirtió inmediatamente en su primera lectora. El escritor la nombró su heredera universal, y desde la muerte de este a la de ella, cuidó la obra del cronopio, editó sus libros póstumos y su correspondencia. Ahora toca el turno de ella. El
libro de Aurora reúne poemas, relatos y las notas de diario personal escritas en el París de los gloriosos 1960 y 1970, donde la vida cultural la convirtió en una mujer del siglo 20 con todas las letras.
Aurora Bernárdez nació en Buenos Aires en 1920 y se licenció en Filosofía y Letras en la UBA. Tradujo al español obras de D. H. Lawrence, Lawrence Durrell, Gustave Flaubert, Italo Calvino, Vladimir Nabokov, Albert Camus, Jean Paul Sartre y William Faulkner, entre muchos otros.
Mantuvo, como escritora, un perfil bajo absoluto, al grado de no publicar. Quienes la conocían quedaban maravillados. Mario Vargas Llosa, refiriéndose a la pareja, aseguró: “Difícil descubrir quién era más inteligente y más culto, cuál de los dos había leído más, mejor y con más provecho [...]. Yo estuve siempre seguro de que Aurora no sólo traducía –lo hacía maravillosamente–, sino también escribía, pero se abstenía de publicar por una decisión heroica: para que hubiera un solo escritor en la familia”
Entonces surgen algunas tentaciones: ¿cómo fue tener a Julio Cortázar en el cuarto de al lado escribiendo Rayuela? ¿Qué se siente resignar los propios textos por la sombra que proyecta un gigante de las letras? ¿Qué tipo de literatura produce una mujer que ha traducido a los más grandes de las letras universales y corregido a uno de los mayores de sus cuentistas?
Pero la Aurora de este libro no se somete a la fascinación del lector interesado en leer a “la mujer de”, sino que nos descubre su obra oculta durante décadas (escrita pasados sus 70 años), resultado quizá de los cuadernos de toda una vida, que fueron desapareciendo, en muchos casos, intencionalmente.
Esta edición contiene, además, la transcripción de la única y extensa entrevista que concedió Bernárdez a Philippe Fénelon para su película documental sobre Cortázar. En ella, Aurora revela un costado no tan comentado del autor argentino y se detalla su extensa estadía en la India, donde no sólo quedaron pasmados por el concepto de la muerte y el tratamiento que daban a los cadáveres en las fantasmagóricas aguas del Ganges, sino también por las peculiaridades de la arquitectura hindú que inspiraron “Instrucciones para subir una escalera”, entre otros textos.