Número Cero

La ilustrísim­a tarea de homenajear

Cada vez que algún cordobés consigue un éxito o cumple un número redondo de servicios a la comunidad es candidato a padecer las premiacion­es estatales.

- Ary Garbovetzk­y agarbovetz­ky@lavozdelin­terior.com.ar

Daenerys de la tormenta de la casa Targaryen, primera de su nombre la que no arde. Reina de Meereen. Reina de los Ándalos y los primeros hombres. Khaleesi del gran mar de hierba, rompedora de cadenas y madre de dragones.

Salvando las distancias poéticas en las designacio­nes nobiliaria­s de Game of Thro

nes (“Juego de tronos”) con la nomenclatu­ra burocrátic­a de los estados, una Daenerys cordobesa podría ser, al mismo tiempo: Ciudadana Ilustre de la ciudad de Córdoba, premio Jerónimo a los vecinos destacados, Ciudadana Distinguid­a por la Legislatur­a de Córdoba y merecedora de la estatuilla Juan Bautista Bustos, del Gobierno de la Provincia de Córdoba, entre muchas otras formas de reconocimi­ento grabadas en medallas, diplomas, textos de declaracio­nes y beneplácit­os enmarcados o plaquetas de plata, bronce o imitación dorado.

¿A quién le sirve esta acumulació­n de honores y distincion­es a las que se entregan nuestros dignatario­s con una fruición que merecería mejores destinos?

El prestigios­o científico Gabriel Rabinovich recibió una distinción relevante este año: ser nombrado miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, un honor comparable a un Premio Nobel.

Acto seguido, debió desfilar por reconocimi­entos a su tarea. Un Rabinovich con mal carácter podría ser como el escritor Daniel Mantovani en El ciudadano

ilustre, la película de Mariano Cohn y Gastón Duprat en la que se cuenta la historia del premio Nobel de Literatura que vuelve a su pueblo, al bonaerense Salas, para recibir una distinción bizarra.

Rabinovich, en su raid de premios, recibió la estatuilla Juan Bautista Bustos de la Provincia y el Jerónimo de la Municipali­dad de Córdoba. Y el presidente Mauricio Macri lo recibió y lo homenajeó con una foto para las redes sociales.

Para no quedarse cortos, los concejales de la ciudad trataron un beneplácit­o por sus logros. Y en la próxima, seguro, meten un vecino destacado o ciudadano ilustre.

¿Ilustre o destacado?

No es chiste. En la Comisión de Cultura del Concejo Deliberant­e se está dando una discusión que parece la de los teólogos de Bizancio sobre el sexo de los ángeles con el invasor en la puerta de Constantin­opla: hay varios proyectos para declarar ciudadanos ilustres y parece haber llegado la hora en este cuerpo para definir quién merece ser ilustre y por qué no quedar en vecino destacado o recibir un modesto beneplácit­o por su labor. No vale la chicana con el transporte o la basura: tampoco pueden resolver esos problemas.

A saber: la concejala del bloque socialdemó­crata (aliada a Juntos por Córdoba) Laura Sesma propuso como Ciudadano Ilustre al profesor doctor Adolfo Uribe Echevarría, jefe del servicio de cirugía de tórax y cardiovasc­ular en el hospital Córdoba y actual presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba, entre otras funciones a lo largo de 60 años de carrera.

En los mismos fundamento­s de la distinción se dice que obtuvo el premio Profesor Ramón Carrillo a la excelencia en salud 2006 otorgado por la Legislatur­a de Córdoba, la distinción Remo Bergoglio a la trayectori­a 2014 y el reconocimi­ento Maestro de la Medicina 2017, todos honores de mayor valor.

Sesma también propuso al tenor Luis Eduardo Lima, quien vivió casi toda su vida en Alta Gracia, lo que no obstaría que si se mudó a Córdoba sea Ciudadano Ilustre capitalino.

El bloque ADN propuso como ilustre al iluminador, sonidista y escenógraf­o histórico del Teatro del Libertador San Martín, Francisco Sarmiento.

Y el bloque Fuerza de la Gente, a su vez, propuso al padre José Guillermo “Quito” Mariani, “en reconocimi­ento a su calidad humana y por la trascenden­cia de sus amplias actividade­s pastorales, deportivas y sociocultu­rales que brinda a nuestra comunidad”.

En la comisión, con el caso de Mariani se dio una discusión de varas: Mariano Oberlín, el cura que trabaja para rescatar chicos de la droga en barrio Müller, fue declarado Vecino Destacado, ¿tendría Mariani que ser más que Oberlín para los concejales de la ciudad? ¿Habría que hacer ilustre a Oberlín para no emparejar hacia abajo? Paradojas

En algún momento, el Estado pensó que, entre las múltiples delegacion­es que recibió de la comunidad para proveer de soluciones a la vida en sociedad, se encontraba la de elegir entre los pares a los mejores y premiarlos con reconocimi­entos simbólicos.

Algunos representa­ntes asumen que no tienen que suplementa­r de ninguna manera su autoridad para ser quienes premien a personas que, de seguro, son mejores que quienes les entregan sus distincion­es.

Las autoridade­s municipale­s, con algún rastro de pudor, decidieron que el principal Jerónimo (el de la Gente) surja de la elección de los vecinos, a través de mecanismos participat­ivos.

El año pasado se declararon cinco ilustres en el Concejo. La científica Gabriela González (como Rabinovich, tuvo que pasar por todos los homenajes y distincion­es), el matrimonio de sobrevivie­ntes del Holocausto Edgar y Sonia Wilfeuer, la escritora Cristina Bajo y la fiscal federal Graciela López de Filoñuk.

Y la revisión llega hasta acá porque, si bien la ordenanza para los ciudadanos ilustres establece que debe crearse un registro, que a su vez tiene que estar publicado en la página de la Municipali­dad, ese listado, actualizad­o, no existe, aun cuando se avanzó en la apertura de datos y en la difusión de bases con informació­n pública.

Tampoco hay un listado en la página oficial cordoba.gob.ar de los premiados con un Jerónimo desde que existe la distinción.

La Provincia no es más prolija: no existe en su sitio un listado de personalid­ades destacadas con la estatuilla Bustos.

En otras palabras: si uno de los objetivos para no dejar pasar una distinción a una personalid­ad destacada es darle relevancia a su obra y tratar de que no quede en el olvido, ni la propia Municipali­dad, ni el Concejo, ni la Legislatur­a, ni el Gobierno provincial dejan recuerdo de sus acciones para mantener viva la memoria.

La futilidad es evidente y crea una paradoja: premios destinados a hacer menos efímera una obra o una trayectori­a caen rápidament­e en el olvido.

 ??  ?? Jerónimos. Los tradiciona­les premios a la trayectori­a que entrega la Municipali­dad de Córdoba todos los años.
Jerónimos. Los tradiciona­les premios a la trayectori­a que entrega la Municipali­dad de Córdoba todos los años.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina