Número Cero

EL CRÉDITO HIPOTECARI­O, PIVOTE PARA EL CAMBIO DE LÓGICA

La incidencia de Los préstamos para La casa propia.

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Para los estudiosos del fenómeno del consumo, la reaparició­n del crédito hipotecari­o –si se consolida en el tiempo–puede significar un cambio de paradigma tan radical y profundo que podría modificar de raíz la postura de los argentinos frente a los bienes de los últimos 15 años. “Venimos de un período de una fuerte propensión al consumo, pero con un gran bien ausente, que yo llamo el eslabón perdido del consumo, que fue la casa, el departamen­to”, señala Guillermo Oliveto, director de la consultora W. En el período kirchneris­ta, las ventas reales crecieron de modo exponencia­l: 60 por ciento los alimentos, 130 por ciento la ropa y 700 por ciento los electrodom­ésticos. Pero con una inflación del 1.300 por ciento y una revaloriza­ción sideral de los inmuebles (que con tasas negativas fueron imán para las inversione­s), la posibilida­d de comprar la vivienda quedó fuera de carrera. Medio siglo atrás, un solo sueldo permitía mantener una familia y hasta ahorrar para comprarse la vivienda propia. “El gran vector del cambio de época que trae este Gobierno, desde el punto de vista de los valores y de la cultura, es el retorno del crédito hipotecari­o”, continúa. Pero eso implica dejar de pensar en el corto plazo y resignar consumos presentes, para pensar más en el largo plazo. El crédito hipotecari­o que hoy se ofrece permite ajustar el capital adeudado a través de un mecanismo que nomina la deuda en unidades de valor adquisitiv­o (UVA), que se indexa con el índice de precios nacional que mide el Indec. No existe más el modelo de tasa fija, que por años buscó el argentino promedio, sino que la deuda se mueve al ritmo de los precios. Ese reaseguro para el que presta la plata permite abaratar la cuota y, sobre todo, bajar el nivel de ingresos mínimos necesarios para acceder al préstamo. Funciona y seduce si se baja la inflación. Si bien es más accesible, hay que tener un ahorro (del 10 por ciento si se toma el programa Procrear y del 30 por ciento si se va por fuera) y, además, hacer el esfuerzo en pagar la cuota, que en muchos casos puede representa­r algo más que el alquiler mensual. “Venimos de toda la etapa K, de un gobierno que no procesaba el futuro pero cuidaba extremadam­ente el presente”, apunta Fernando Moguier, economista y consultor de marcas. Señala que no había futuro, pero que igual podías caer al barrio con la tele 42 K último modelo y todos te decían “Qué bien”. “Este Gobierno no sabe cuidar el presente y está intentando construir futuro, con lo cual el consumo presente –aparte de los problemas laborales, la inflación y todo lo que quieras– es visto de un modo diferente a lo que era hasta hace dos años; son bien vistos los consumos a futuro, por eso vuelan los créditos hipotecari­os, la compra de coches o la de motitos, según el nivel socioeconó­mico”, agrega. Por eso, tomar un crédito hipotecari­o, según Moguier, es ahora un valor. “Pero si te clavás un tele de 42... qué hiciste y dónde andás te dicen hoy”, completa. Y asegura que, si se controla la inflación, se afianzará la idea de volver a ahorrar. La previsión es que este año se entreguen 50 mil créditos hipotecari­os, 150 mil el que viene y un acumulado de un millón para 2023. “La Argentina tiene 10 millones de hogares, si se cumple cambia la historia para mucha gente”, dice Moguier.

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