Número Cero

Remeras que dicen

Frases y expresione­s recortadas de su contexto y estampadas en la prenda son el último guiño de la moda.

- Ernestina Godoy Especial

Uno de los impulsos antropológ­icos más atractivos es el que deja una huella visible públicamen­te. Pueden ser frases, mensajes, o simples testimonio­s de una época. Pero lo que antes sólo embellecía catacumbas y muros, hoy alcanza una visibilida­d ambulante: las remeras.

El primer lienzo creativo fueron las paredes que anunciaban la llegada de un pueblo enemigo, de un conquistad­or, testimonia­ban las costumbres de una comunidad o, en su versión más moderna, estampaban mensajes políticos. El grafiti es la forma más instalada de intervenci­ón expresiva pública.

La misma consigna se replica en el mundo de la indumentar­ia. No es novedad que las remeras tengan diseños que definan la personalid­ad del portador, pero lo que sí es nuevo es la necesidad de utilizar otro tipo de mensaje. Atrás quedaron las frases motivacion­ales y los chistes estampados en algodón. El último guiño de la moda son las remeras de diseño básico que realzan una frase sólo comprensib­le en este momento.

La cultura popular argentina es un compendio de frases de Ricardo Fort, del presidente de turno, matizadas con un verso de Ricardo Montaner y hasta con spots publicitar­ios. El trabajo de aquel que decide la frase que vale la pena estampar consiste en recortarla de su contexto habitual y convertirl­a en marca de una cultura. Se trata de la creativida­d como recontextu­alización.

La crítica inmediata a esta estrategia de diseño es la carencia de innovación. Las frases tienen la perspicaci­a de un tuit, son extraídas de canciones o remiten a un episodio de la farándula argentina: nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, las remeras como grafitis itinerante­s se volvieron un tipo de código cultural.

El anonimato, aquello que le da fuerza al grafiti, muere con la remera: el portador es la cara de la frase. El vestir esas remeras no es inocente; remite a un acopio de conocimien­to compartido que permite entender frases como “El fernet las pone mimosas”, “Yo hago ravioles, ella hace ravioles”, o, en una variante política, “¡Yo, Cristina, pelotudo!”.

Así, circular hoy por la calle se convierte en un paseo por grafitis móviles, por un circuito de ideas que sólo valen para esta época. Los futuros investigad­ores de nuestra civilizaci­ón no necesitará­n descubrir con pinceles las ruinas que hablen por nosotros. Nuestro testimonio cultural será fácilmente decodifica­do con una pila de remeras en un placar.

 ??  ?? Frase en pecho. En la remera de la chica, se lee uno de los insultos más comunes que recibió la expresiden­ta Cristina Fernández.
Frase en pecho. En la remera de la chica, se lee uno de los insultos más comunes que recibió la expresiden­ta Cristina Fernández.

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