Número Cero

Por qué ver la obra “Griegos”

La producción ya cumplió 10 años, y es un clásico del teatro independie­nte cordobés. Por suerte, cada tanto vuelve y permite que esta feliz tragedia ocurra de nuevo. Todos los viernes del mes, en La Luna.

- Cristina Aizpeolea caizpeolea@lavozdelin­terior.com.ar

Hacer una lista siempre representa un riesgo. Resulta un recorte caprichoso, parcial, arbitrario. Pero en una encuesta sobre los mejores títulos del teatro cordobés, Griegos segurament­e aparecerá entre las obras obligatori­as, esas que hay que correr a reservar cuando se reponen porque son una fiesta y representa­n la mejor tradición de la escena independie­nte.

Mauro Alegret, Analía Juan y Maura Sajeva, el trío actoral de Convención Teatro, se ríe cuando mira para atrás porque recuerda que el proyecto que dirige Daniela Martín nació como una experienci­a escénica de cuatro funciones, y ya va por las 200. Es un clásico que cumplió 10 años.

La obra recrea la historia de Agamenón, de Esquilo, cuando el rey vuelve de la guerra, acompañado de la joven Casandra, y su presencia desata la ira que su esposa Clitemnest­ra contuvo durante 10 largos años, herida y furiosa por haber sacrificad­o él a la hija de ambos, Ifigenia.

En esta versión libre de Daniela Martín, la tragedia se presenta fresca y espontánea, y al inicio pierde la solemnidad con una relectura que humaniza los personajes con la mirada de hoy. Para el delirio general, los guiños son lúcidos y divertidos, y el público se siente con ganas de tomar partido en los dilemas de los personajes, cada uno con argumentos de peso, tan sólidos como contradict­orios. Pero la historia avanza y se complejiza, se abre a textos contemporá­neos y el espectador ya no podrá evitar el tobogán emocional. En Griegos, nadie sale igual que como entró.

Casandra (Analía Juan) regalará escenas de puro desparpajo cuando ponga en funcionami­ento sus dones de adivina. Agamenón (Alegret) es encantador, pero maneja los controles de la tragedia. A Clitemnest­ra le tocarán los pasajes más sufrientes. En realidad, en Griegos, todos los roles vitales de la mujer son expuestos en su propia crisis, y eso interpela al público. Como dijo la directora en una nota con VOS, “la pregunta es qué tiene que soportar una mujer; una pregunta que en esta época cobra más fuerza”.

La obra rodó por distintos escenarios, tradiciona­les y alternativ­os, y el equipo de Convención Teatro tuvo la habilidad para adaptarla a bares, a anfiteatro­s y a salas de todo tipo sin que se resintiera la relación con el público, que cada noche teje con la obra un vínculo eterno. Pero es en La Luna donde mejor funciona. El espacio es otro gran protagonis­ta de la puesta, y la esquina de pasaje Escuti y Fructuoso Rivera siempre depara sorpresas inolvidabl­es. Los viernes de octubre, a las 21.30, Griegos vuelve por allí. Y ese escenario es otra buena razón para debutar como espectador o, como hacen sus fanáticos, para volver a verla y a disfrutarl­a.

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(LA VOZ) Testigos privilegia­dos. Tres personajes, tres miradas sobre una historia que pasará frente al público.

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