La Cañada
Como una cicatriz que atraviesa todo el Centro y varios barrios, la obra que encauzó el arroyo fue testigo de la historia dela ciudad yes uno de los símbolos de Córdoba.
Elviejo arroyo. La Cañada es un arroyo que nace en La Lagunilla y desemboca en el río Suquía. En 1623 se construyó un parapeto para contener las crecidas de ese hilo de agua que se embravecía con las lluvias. Con un recorrido de siete kilómetros, atraviesa todo el Centro de la ciudad y varios barrios, desde Julio A. Roca hasta Humberto Primero. Hacia el norte, se llama José Figueroa Alcorta, y hacia el sur, Marcelo T. de Alvear. El Calicanto. El 31 de enero de 1671, una poderosa inundación provocó enormes destrozos e impulsó la construcción de otro muro de contención más ancho y fuerte, hecho de cal y canto rodado. La obra fue de Andrés Jiménez de Lorca, ordenada por Ángel de Peredo, gobernador de Córdoba del Tucumán, pero tuvo que ser reconstruida varias veces. La última gran crecida ocurrió el 15 de enero de 1939 y anegó las calles hasta la plaza San Martín. Del antiguo Calicanto, que se mantuvo hasta 1944, se conserva, por pedido del escultor Miguel Ángel Budini, un fragmento en la plazoleta de bulevar San Juan y La Cañada. Los puentes. Vistosos, funcionales, fueron encargados por el marqués de Sobremonte. El primero se edificó en 1796 sobre 27 de Abril, a base de hormigón, piedra y ladrillo. La sistematización. El primer tramo se realizó entre 1944 y 1948, durante la intendencia de Donato Latella Frías. Con un ancho de 15 metros y 18 puentes, se extendió a lo largo de 2.500 metros. El segundo tramo se hizo entre 1983 y 1991 (gestión municipal de Ramón Mestre): cubrió 700 metros y sumó tres puentes. El tercero, entre 1991 y 1999, agregó 3.800 metros y cinco puentes. El último tramo no es de hormigón, sino que las barrancas están recubiertas, entre otros elementos, por piedra bola. Hallazgo paleontológico. Durante las excavaciones de la primera etapa de sistematización, sorprendió a los cordobeses el hallazgo de restos fósiles correspondientes a la especie prehistórica del megaterio en inmediaciones de la iglesia del Carmen. La noticia fue reflejada en el diario el 21 de julio de 1945. Las tipas. Los árboles de La Cañada son parte de la postal urbana. Inmortalizadas en poemas y canciones, las famosas tipas blancas fueron seleccionadas por el pintor e ingeniero agrónomo Heraldo Guido Nicolea y provistas por el viverista Manuel Rueda. De origen tucumano, se plantaron 375 ejemplares en la primavera de 1948. Su floración es amarilla y se produce entre noviembre y diciembre. De aparecidos y misterios. El viejo calicanto atesora historias de fusilados en la época en que se aplicaba en Córdoba la pena de muerte, macabro espectáculo al que asistía numeroso público. Eso alimentó la leyenda sobre las almas sin sosiego de los ajusticiados que conviven con espectros célebres como el de la Pelada (una joven vestida de luto); el Chancho Benedicto, que aparecía donde había muerto un carrero; el Farol suspendido en el aire, y la Gallina Gigante con su corte de pollitos… Puesta en valor. Desde septiembre pasado, el municipio impulsó la colocación de nuevo solado, la plantación de más tipas y la renovación de la iluminación con farolas led, tanto en los márgenes como en el cauce y bajo los puentes.