Número Cero

Ser y parecer

La viralizaci­ón del audio de “la Cheta de Nordelta”, un personaje reciente, vino a recordar que cualquiera puede ser disecciona­do bajo la mirada pública.

- Ernestina Godoy Especial

Ser y parecer, esa es la cuestión. Desde aquellos días en que el pensamient­o surgió para explicar el mundo, existen conceptos que expresan perplejida­des. En esta época en la que reina la apariencia por sobre la esencia, los falsos oropeles son arrebatado­s con enorme satisfacci­ón.

“La Cheta de Nordelta”, un personaje reciente, vino a recordar que cualquiera puede ser disecciona­do bajo la mirada pública.

El nombre y apellido de la cirujana que envió el audio de WhatsApp no reviste tanto interés como objeto de burla. Mantenerla en los límites de la ficción, convertirl­a en un personaje popular, posibilita tomar distancia para la sátira. Probableme­nte todo usuario de WhatsApp haya enviado un audio igualmente repudiable, pero la concentrac­ión de clichés de clase alta convirtió a la cirujana en un caso altamente inflamable.

Tan rápido como su viralizaci­ón surgieron los memes, parodias y manifestac­iones que reaccionar­on con un profundo sentido de identidad nacional. Incluso los famosos que viven en la misma ciudad del partido de Tigre repudiaron con bromas los dichos de la “Cheta de Nordelta” enarboland­o mates y reposeras.

Repudio general

Pero más allá de la agresiva descalific­ación de sus audios, merece la pena detenerse en el porqué de la masividad del repudio y en el atractivo de esa masividad.

¿Por qué destinar el odio a una persona que piensa lo mismo que tantos otros de su clase?

¿Causaría el mismo efecto si un multimillo­nario comunicara las mismas ideas, o resultaría una obviedad intrascend­ente?

Que no se trate de una persona de enorme prestigio pertenecie­nte a una elite parece redoblar los esfuerzos de la burla. Ese gesto se correspond­e con una versión argentina y clasista de la comedia norteameri­cana La venganza de

los nerds (1984), con algunos tintes irónicos: en ocasión de su tan deseado ascenso social, la cirujana intentó alejarse de las personas “visualment­e no muy buenas” que ahora encuentra rodeando su pileta. Esos vecinos con perros que gritan le recuerdan a la nordelteña su lugar de origen.

El personaje de “la Cheta de Nordelta” es un recordator­io de que la aspiración aristocrát­ica argentina no se correspond­e necesariam­ente con la clase social. Así como sucedió en 2015 con “el Gigoló”, la tendencia natural de la sociedad se encargó de desenmasca­rar una superiorid­ad basada únicamente en falsas apariencia­s.

¿PORQUÉ DESTINAR EL ODIO A UNA PERSONA QUE PIENSA LO MISMO QUE TANTOS OTROS DE SU CLASE?

 ??  ?? Buenos vecinos. La urbanizaci­ón privada Nordelta quedó en el medio de los comentario­s.
Buenos vecinos. La urbanizaci­ón privada Nordelta quedó en el medio de los comentario­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina