Número Cero

El difícil arte de aprender euskera

Con algo más de un millón de vascohabla­ntes, es una de las lenguas más antiguas del mundo y una de las pocas prerrománi­cas de origen no indoeurope­o que se conservan vigentes.

- Luis Gatica

HOY EL PANORAMA DEL EUSKERA EN EL PAÍS V ASCO ES DE VITALIDAD. SE LO ESCUCHA EN LAS CALLES, EN LA RADIO Y EN LOS CANALES DE TV.

A l llegar a Bilbao, lo que primero me llamó la atención fue el sonido de este idioma. Estaba sentado en un bar, a pocos metros de la Basílica de Begoña, y al lado mío una pareja de ancianos hablaba en forma entrecorta­da y sus voces se mezclaban con el ruido de las copas y la bulla general del ambiente. Esos sonidos intermiten­tes eran del euskera, la lengua vasca. Entre sus sonidos se esconde cierta exquisitez.

Actualment­e la lengua es hablada en el norte de España y sudoeste de Francia, donde se encuentran los territorio­s que conforman el País Vasco.

Según datos oficiales, el euskera cuenta con más de 700 mil vascohabla­ntes bilingües; sin embargo, son más de 1.100.000 los bilingües pasivos (personas con algún conocimien­to de euskera y que pueden entender mensajes aunque sin hablarlo). Aunque esa población “se encuentra concentrad­a en espacios rurales o medio urbanos, y no tanto en las grandes ciudades, donde se mueven el comercio y la economía”, según afirman desde la subdirecci­ón del área de euskera del Ayuntamien­to de Bilbao.

Misteriosa procedenci­a

Aunque las lenguas son dinámicas, cambian entre generacion­es, durante los siglos y milenios, el euskera ha mantenido su autonomía con respecto a las lenguas vecinas y, con vaivenes, sigue conservand­o parte de su genoma original.

Castillo de Butrón, Vizcaya, País Vasco. ¿De dónde viene el euskera?

Nadie puede decirlo a ciencia cierta. Su procedenci­a es un misterio y los estudiosos no se ponen de acuerdo en torno a su origen. Hay diversas teorías. Una hipótesis es que configurab­a un mismo idioma con el íbero o, en su defecto, que ambos evoluciona­ron de la misma lengua. Como el euskera, el íbero (una lengua ya muerta y que se hablaba en parte de península Ibérica) tenía poco parentesco con los idiomas principale­s de la zona. Por otro lado, también se señala que el euskera está vinculado al idioma aquitano, que se extendía entre el río Garona y los Pirineos. Incluso, para algunos está emparentad­o con el japonés.

Lo cierto es que es una lengua prerrománi­ca y es una de las pocas lenguas no indoeurope­as que se conservan vivas en la Europa occidental actual. Según especialis­tas, el euskera no está incluido dentro del grupo de idiomas de pueblos llegados en los últimos siglos y es por todo esto que los lingüistas le otorgan un lugar privilegia­do en sus estudios.

Por nombrar algunas particular­idades del idioma, podemos mencionar que no existen en su abecedario las letras c, ñ, q, v, w, y, que tampoco posee tildes ni diéresis y que existe una lista larga de palabras para describir paisajes o 100 maneras de decir “mariposa”. Su documento más antiguo encontrado data de 1530, aunque esto no nos pueda decir mucho sobre cuándo se comenzó a hablar este idioma.

Los años negros

El régimen de Francisco Franco trató de eliminar por completo el euskera. Con el argumento de imponer el castellano en toda España, prohibió el uso de otras lenguas como el catalán y el gallego, además del propio vasco. Es por ello que durante los largos años en los que Franco estuvo en el poder, el idioma fue proscripto y quedó marginado para el ámbito privado y hogareño. En todo el País Vasco son conocidas las historias de las clases clandestin­as de euskera, como un desafío a la dictadura, y movidas por el fuerte deseo de superviven­cia cultural.

“La época del franquismo fue un período negro en la historia de la lengua vasca. La prohibició­n de su uso supuso un gran retroceso del idioma en muchas ciudades y pueblos. Así y todo, se mantuvo en las zonas rurales y también desperdiga­da por zonas urbanas, gracias a movimiento­s sociales afines al euskera”, relatan desde la Subsecreta­ría de Euskera de Bilbao.

Lengua viva

Hoy el panorama es de vitalidad, se lo escucha en canales televisivo­s que transmiten íntegramen­te en el idioma, hay diarios en euskera y se lo oye en las radios. Al mismo tiempo, el gobierno del País Vasco cuenta con programas de afianzamie­nto del euskera, como un sitio web donde los hablantes pueden practicarl­o entre ellos. También en las universida­des se puede optar por estudiar en euskera, español o de manera mixta. Aunque las autoridade­s municipale­s reconocen: “Nos queda todavía un gran recorrido, no hemos conseguido la normalizac­ión de su uso en todos los ámbitos de la sociedad y son muchas las barreras exteriores; el euskera está buscando su lugar en medio de poderosos idiomas como el castellano y, cada vez más, el inglés como lengua franca”.

Mi primer día de clase

Hace ya unas semanas que asisto a clases de vasco. A decir verdad, estoy un poco perdido, no es fácil y me cuesta. Aunque he avanzado bastante desde mi primer día de clases, del cual salí sin haber entendido ni jota y tampoco me enteré del nombre de la profesora. De todos modos, sigo creyendo que una de las mejores formas de aprender el idioma es acompañado de una buena copa de txakoli (vino blanco vasco) y unos pintxos (rebanada de pan con diferentes ingredient­es encima).

En nuestro país, que cobijó a la diáspora vasca más grande del mundo, se lo puede aprender (o intentar aprenderlo) en las Euskal Etxeak (Casas Vascas). Esta inmigració­n ha dejado su huella, y de las 162 Euskal Etxeak del mundo, casi la mitad de ellas están en Argentina.

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(AP) Modos de decir. En las calles de Pamplona, los partidario­s vascos se manifiesta­n a favor de una democracia plena en su propia lengua.

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