Malascalles
Son raros y contados los casos de músicos que escriben ficción, incluso en tiempos anfibios como los actuales. La inglesa Kate Tempest (1985) es en ese sentido una exploradora inquieta y avasallante de la palabra. Ha grabado discos (entre ellos el celebrado Let them eat chaos, un estallido conceptual de pop, hip hop y
spoken word), escrito poesía y teatro y ahora una novela en Cuando la vida te da un martillo, tour de force de más de 300 páginas en el que despliega su visión de una Londres desahuciada y desalmada como la representada en su feroz canción manifiesto Europe is lost.
Entre el mosaico multicultural de clases bajas de Zadie Smith y la picaresca sórdida de Irvine Welsh, Cuando la vida te da un martillo reúne a cuatro jóvenes que tratan de salir adelante en un páramo urbano golpeado por el desempleo, las drogas y el exitismo sin escrúpulos. Ellos son Becky, una bailarina que se gana la vida dando masajes sexuales; Pete, un candidato al paro eterno; Harry, su hermana lesbiana y dealer, y Leon, un descendiente de indígenas venezolanos amigo de la infancia de Harry y socio temerario en el tráfico de sustancias.
Alrededor de los protagonistas, vinculados por el azar citadino y los enredos de la ilegalidad y el deseo, Tempest compone un fresco del Londres suburbano no sólo en el espacio sino en el tiempo, remontándose a generaciones previas que –en reflejo histórico con el degradado presente– experimentaron en carne propia la guerra, la inmigración y la supervivencia. Hay, sin embargo, dignidad en aquellas vidas pioneras en contraste con las bajezas a la que se ve empujado el desventurado cuarteto.
Robusta, lírica y fogosamente declamativa sin caídas en la solemnidad o el sermón, Cuando la vida te da un martillo es un leal retrato crepuscular de la vida en el nuevo milenio y de cómo una obra musical es capaz de solidificarse en prosa.