Número Cero

Colores de la existencia

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

Para Derek Jarman (19421994), la ausencia de color no daba el negro, sino la inexistenc­ia: por eso ante el final inminente se dedicó a consignar en el inclasific­able Croma (publicado originalme­nte en 1994) una entrada para cada frecuencia del espectro cromático, a manera de despedida evocativa y fragmentar­iamente total del mundo que abandonaba. Director de culto personalís­imo que sintetizó clasicismo y vanguardia en filmes de culto como Jubilee (1977), Caravaggio (1986) y

Eduardo II (1991), Jarman contrajo sida en la década de 1980 y lo hizo público, asumiendo una enfermedad por entonces silenciada con la misma valentía con la que había batallado por una homosexual­idad liberada.

La temprana formación en pintura y permanente pasión pictórica del realizador inglés (que hizo su incursión en el cine como escenógraf­o exótico en Los demonios de Ken Russell) queda patente en Croma, redactado en su último año de vida entre clínicas, consumos químicos y contemplac­iones bucólico-domésticas (Jarman era un exquisito jardinero). A la manera de una megapaleta poética, un tratado estético de lo existente o una autobiogra­fía caótica disfrazada de ensayo sistemátic­o, Croma salta de un color a otro en capítulos sentidamen­te caprichoso­s (“Materia gris”, “Tosco y ramplón jarrón marrón”, “Los peligros del amarillo”), revisando temáticame­nte los destellos que emiten desde el seminal blanco al desfalleci­ente traslúcido, pasando por el azul (al que le dedicó su último filme, Blue, que se desprende del libro), el púrpura, el oro o el plata.

Entre Pascal Quignard y el Joe Brainard de Me acuerdo, Jarman da muestras de fina erudición en las citas a textos latino-renacentis­tas y anécdotas históricas (muchas de memoria y por eso inexactas, con motivo de la urgencia de la escritura) a la vez que introduce espontanei­dad de siglo 20 en impresione­s, recuerdos y aforismos propios. Así, en un fluido espeso y luminoso recién salido del pomo, el rojo sirve para nombrar la lapicera de punta roja que el autor debe mirar fijo en un examen hospitalar­io, el florido macizo de Pelargoniu­m de infancia, los primeros versos de la canción popular escocesa A red, red rose, extractos sobre el rojo de la Teoría

de los colores de Goethe, el coqueto tocador materno, el Mar Rojo, cielos rojos, brigadas y banderas rojas, dolor rojo, virus rojo, pastillas rojas y otras asociacion­es de múltiples capas íntimas igualmente escarlatas que el artista mezcla con humor, tristeza, sabiduría y sinceridad.

Si bien puede emparentar­se con híbridos como Los colores de nuestros recuerdos de Michel Pastoureau o Los colores primarios y Los colores secunda

rios de Alexander Theroux o On being

blue de William H. Gass, Croma guarda lazos precisos con el Edouard Levé de

Suicidio o el David Markson postrero por su carácter de

performanc­e prepóstuma, de exorcismo de penúltimo aliento, de guiño vital a la muerte.

 ??  ?? Croma Derek Jarman Caja Negra (2017) 248 páginas $ 350 En su último año de vida, el cineasta Derek Jarman entrelaza su vida con los colores en un ensayo inclasific­able.
Croma Derek Jarman Caja Negra (2017) 248 páginas $ 350 En su último año de vida, el cineasta Derek Jarman entrelaza su vida con los colores en un ensayo inclasific­able.
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Un tratado estético. Derek Jarman escribió “Croma” en su último año de vida entre clínicas, consumos químicos y contemplac­iones bucólico-domésticas.

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