Mariana Robles. Una memoria colectiva y personal
ENTREVISTA. La poeta y artista visual ha reunido en un solo volumen un libro nuevo y otro publicado años atrás, que incluye un poemario inspirado por el museo Rocsen.
No caben dudas del carácter prolífico de Mariana Robles, menos aún de su ductilidad para incursionar en diversas técnicas de las artes plásticas y textiles –dibujo, pintura, bordado–, y en géneros como la poesía y el ensayo. Será, además una de las curadoras de la Feria de Arte Córdoba 2021. A su vez, en su obra visual y literaria es frecuente la aplicación de un método, el de producir a partir entre los miembros femeninos de su familia: bisabuela, abuela y madre. La voz de la poeta recrea el ciclo de la vida a través de un gesto tan cotidiano como imprescindible: “Si plancho florece el entendimiento / la revelación se desvía de sus formas lógicas / y lo que soy encarna situaciones ancestrales: / la cadencia, las manos sujetando / la plancha, el calor que emana / conducen a la revelación de un lenguaje / metódico y simple”.
–En las dos partes del libro se unen dos de las cuestiones que más te interesan: la escritura sobre las imágenes y la incorporación de cuestiones biográficas.
–Hay una retroalimentación entre esos universos de las artes visuales y la escritura que se vuelve cada vez más intensa, al mismo tiempo que aparece un método. Podría decir que el método condensa dos cosas muy importantes para mí: los procedimientos lúdicos de la infancia (imaginación y epifanía) y las operaciones lectoras (cita y exceso). Ese pequeño sistema teje un lenguaje y dispositivos ficcionales o metafóricos que se retroalimentan deteniéndose en diferentes situaciones.
El libro no se agota en los poemas. Hay que tener en cuenta, además, los hermosos dibujos que acompañan a cada uno, tramando un diálogo como piezas necesarias y complementarias de un mismo dispositivo.
La compañera de ruta en ambos proyectos fue María José Cabral. “Hace algunos años Mariana me invitó a ilustrar ‘Tres mujeres planchadoras’, admiro su obra en todos sus formatos, especialmente esos poemas –dice la ilustradora–. En medio de la pandemia conversamos sobre la posibilidad de reeditarlo. Mariana, además, tenía poemas nuevos, llenos de imágenes, me los mostró e instantáneamente nos pusimos a trabajar de una forma fluida y placentera. Este es nuestro segundo viaje juntas, no me perdería otro”.
Y Mariana Robles concluye: “Las imágenes de María José reflejan o muestran los poemas como piedras, a veces brillantes, otras opacas, también tienen cualidad de árbol con frutos maduros o constelación tenue en el cielo de invierno. ¡Qué otra cosa podría querer un poema, qué tan hermosa compañía!”