Número Cero

Series Amigas ¿para siempre?

- Cecilia Sánchez Especial

cesora puntos en común y divergenci­as. La moda y la ciudad, por ejemplo, no se tocan: es un retrato de la clase media-alta neoyorquin­a profesiona­l y con mucho poder adquisitiv­o, siempre lo fue y lo sigue siendo.

Por otro lado, la esencia no se pierde, sino que evoluciona: las chicas ya llevan años casadas y no andan en busca de parejas sexuales ni de salidas o de fiesta.

Los dilemas de los 30, que mucho se reflejaban en las columnas periodísti­cas de Bradshaw, dan lugar a las crisis de la edad madura y se abre el juego para nuevas generacion­es en términos laborales y familiares, que, de alguna manera, cuestionan el statu quo y marcan el choque generacion­al. De hecho, la narrativa se pone interesant­e en el ejercicio comparativ­o.

Pero tal vez la gran revaloriza­ción de And just like that es que Sex and the city, revolucion­aria para su tiempo, fue siempre una historia sobre la amistad, una versión –si se quiere– más “sexy” de Friends.

Entre tanto cachondeo y relaciones casuales, la única variable que se mantuvo inalterabl­e en esos ocho años fue la amistad (con sus altibajos, por supuesto) de esas cuatro mujeres que vivían y sobrevivía­n, se encontraba­n y se desencontr­aban, a principios de siglo en Nueva York.

Y aquí es donde la ausencia de Samantha Jones, la cuarta de las amigas, se vuelve significat­iva y le termina de dar el toque a esta nueva producción.

La solución a la negativa de la actriz Kim Cattrall de volver a personific­arla fue eliminarla del show por una pelea. No hizo falta que muriera, simplement­e se distanció de Carrie y ya no está presente en su vida.

Porque con los amigos también pasa que nos peleamos en la vida real o encontramo­s nuevos; y, de vez en cuando, vale desmitific­ar la amistad eterna en la ficción también.*

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