Cristina Bajo. “Me asombra la similitud de los mitos de todos los pueblos”
En la obra de Cristina Bajo, junto a su interés por la novela histórica, se destaca un vínculo muy estrecho con los mitos, las fábulas y otros relatos que hunden sus raíces en la tradición oral.
Allí están, junto a la saga de la familia Osorio, La señora de Ansenuza y otras leyendas, El guardián del último fuego y La madre del agua, tres libros que giran alrededor de fábulas cordobesas y argentinas, y El árbol de las flores blancas, que aborda leyendas americanas.
A esta segunda pasión suma ahora Mitos griegos. En el principio de los tiempos, un libro para chicos que narra el espacio donde moraban y reinaban los dioses griegos —el
Olimpo, el Inframundo—, retrata a los cuatro protagonistas centrales — Zeus, Poseidón, Hades y Démeter—, y los enreda en jugosas y relativamente macabras historias que ocurren en el Bosque Sagrado, con la participación de Narciso, Perséfone y varias ninfas, entre otras divinidades.
El origen
¿Cuándo y cómo surgió ese interés? “Los mitos griegos aparecieron en mi infancia —responde ella—, después de los libros de hadas y los clásicos de Perrault, pero antes de Dickens, Mark Twain y Louisa May Alcott. Llegaron a través de la pintura clásica y las historias que mi madre nos contaba. Lo raro, o no, es que llegaron al mismo tiempo que una puestera de Cabana, doña Ciriaca, comenzó a contarnos cuentos de aparecidos, de la luz mala y de la yuyera de Los Quebrachitos. Quizás entre los libros de mi madre, mi pequeño diccionario, los cuentos criollos de esta mujer y el imaginario mágico de nuestros serranos, la idea de los mitos y las leyendas prendió muy fuerte en mí”.
La anécdota familiar es que, en aquella casa de Cabana, la madre de Cristina usaba un libro de pinturas clásicas que le habían regalado unos amigos para mantener calmos al menos a un par de sus hijos en la cocina, mientras ella se ocupaba de la comida, la despensa y otros quehaceres.
Cristina y su hermano Eduardo siempre se anotaban para el juego, que consistía en sentarse a la mesa, observar algunos cuadros en el libro, escuchar el relato materno sobre sus características, pero también sobre sus personajes, y después buscar datos sobre ellos en un diccionario enciclopédico. Cristina recuerda que llegaron a tener un cuaderno cada uno, donde escribían sus descubrimientos: ella sobre los dioses griegos; Eduardo, sobre los romanos.
Por cierto, esa relación estrecha entre la pintura, los mitos y la escritura se puede ver en las tapas de sus libros, materia de conversación que daría para una entrevista entera: “Siempre pido elegir las imágenes.
LIBROS. La escritora cordobesa publicó “Mitos griegos. En el principio de los tiempos”, una recreación del reinado de Zeus, Hades, Poseidón y Démeter, pensado para chicos de 10 a 14 años. Una oportunidad para hablar de mitología.