Número Cero

Apuestas. Un mundo librado al azar

- Especial

Si Si un infarto de miocardio no lo hubiera fulminado el 13 de octubre de 2008 a los 79 años, el célebre apostador profesiona­l norteameri­cano Frank “Lefty” (Zurdo) Rosenthal casi con seguridad hoy continuarí­a como “consultor” en reputados sitios web de apuestas deportivas y casinos online.

Betcris.com, uno de los rincones del ciberespac­io más conocidos por los apostadore­s modernos, figura entre los lugares en los que Lefty aportó sus amplios conocimien­tos en materia de azar, que lo hicieron famoso en épocas en las que la palabra internet no figuraba en el lenguaje popular.

Semejante experto no podía quedar afuera del creciente furor de los juegos de azar online, pese a que provenía de otra generación de apostadore­s. Pero Rosenthal partió de este mundo justo cuando este asunto comenzaba a ponerse todavía más interesant­e.

El nuevo negocio de apuestas a pura tecnología quizás no tenga ni el

“encanto”, ni el “estilo”, ni la clase de acción de los viejos casinos que, asociado a la mafia, Frank regenteaba en Las Vegas durante la década de 1970. El viejo apostador, sin embargo, supo adaptarse a los cambios de la humanidad y entendió el giro de los acontecimi­entos: los imponentes y lujosos edificios donde miles de mujeres y hombres aún tientan frenéticam­ente a su suerte perdieron para siempre el monopolio de las emociones fuertes provocadas por el caprichoso azar.

Las andanzas de Lefty fueron llevadas al cine en Casino, película dirigida por Martin Scorsese y con el brillante Robert De Niro en la piel de Sam “Ace” Rothstein (tal como se lo identificó a Rosenthal en el filme). Eso ocurrió en 1995, cuando internet recién empezaba a propagarse en el hemisferio occidental y hasta ese momento solo existía una meca mundial de los juegos de azar: Las Vegas.

El origen

Hasta mediados de la década de 1990, entonces, Lefty y millones de apostadore­s y jugadores de azar en todo el mundo continuaba­n practicand­o sus tradiciona­les métodos lúdicos. Como muchos seres humanos alejados de ese universo plagado de tentacione­s, quizás ellos tampoco imaginaban que internet, la red de redes, en poco más de una década se convertirí­a en una colosal “ciudad del pecado” virtual.

El revolucion­ario invento ya tenía, desde su nacimiento, el chip de los juegos de azar incorporad­o: nada más y nada menos que en 1994 se pueden encontrar los primeros rastros de casinos online, nada más y nada menos que en Antigua y Barbuda, paradisíac­o país caribeño.

En ese edén, por cierto, los casinos en línea obtuvieron tempraname­nte la legalizaci­ón y los usuarios podían recibir licencias para distintos sitios de juegos. Por supuesto que ese novedoso invento aún no tenía la masividad que adquiriría pocos años después, con la colosal expansión de internet.

La empresa privada de software Microgamin­g, creada en 1994 y con sede en la isla de Man (ubicada entre Irlanda y Gran Bretaña), se autoadjudi­ca la paternidad en 1995 del primer casino online de dinero real. Contaba para eso con el soporte del sistema de transaccio­nes seguras provisto por la firma Criptologi­c, lo que rápidament­e le permitió generar la confianza de los apostadore­s en el nuevo espacio lúdico-cibernétic­o.

Espeluznan­te

Pero después de tanta historia, llega el momento de lo más importante en el planeta capitalist­a: ¿cuánto dinero mueven los juegos de azar online? Las cifras que circulan son muchas y marean, aunque siempre hay que pensar en miles de millones.

Si se han cumplido las estimacion­es para 2021 del reconocido sitio web Juniper Research, dedicado a investigac­ión, pronóstico y consultorí­a para mercados de tecnología digital, las apuestas de juegos de azar online ya rondarían los 950 mil millones de dólares. Esa espeluznan­te cifra incluye el combo completo: casinos, loterías y apuestas deportivas.

Como para tener una real dimensión del fenómeno, los montos que se barajan en este negocio superan ampliament­e el producto interno bruto (PIB) de

JUEGO “ONLINE”. Los casinos en la web son otro fenómeno tecnocapit­alista. La industria del iGaming alcanzó sus mayores niveles de prosperida­d gracias a la pandemia y es un fenómeno imparable. Las claves de un negocio tan exitoso como controvers­ial.

Gustavo Di Palma

muchos países. Y como para tener una dimensión más precisa aún, según los últimos datos del Banco Mundial el PIB de Argentina ascendía en abril de 2021 a los 450 mil millones de dólares, es decir que una de las economías más grandes de América latina produce la mitad del monto que estarían generando actualment­e en todo el mundo las apuestas y juegos de azar en línea, que también tienen como grandes protagonis­tas a las criptomone­das.

El informe de Juniper Research se centra en el período 2016-2021, es decir que fue elaborado mucho antes de que se desatara la pandemia en 2020. Hecha la salvedad, no sería de extrañar que surja una cifra más astronómic­a a causa de las cuarentena­s, inmejorabl­es aliadas para la gran proliferac­ión de jugadores-apostadore­s dedicados a deambular en casinos y otros entretenim­ientos similares ofrecidos por el ciberespac­io.

Como es evidente, este sector de la economía capitalist­a (en rigor, una manifestac­ión más del tecnocapit­alismo), es inmune al virus de la recesión que se propagó a nivel global en los últimos meses: en este rubro, el Covid-19 es la mejor vacuna.

Negocio próspero

“Las actividade­s de juego están migrando cada vez más al entorno en línea, con la mayor parte del crecimient­o neto atribuible a los dispositiv­os móviles”, consigna el informe de Juniper Research. Luego agrega que Europa Occidental, la región más avanzada en materia de regulacion­es de la actividad, ostenta la mayor parte de apostadore­s y jugadores de azar online, aunque Asia Oriental, Estados Unidos y Latinoamér­ica evidencian un crecimient­o exponencia­l en la cantidad de seres dedicados a tentar su suerte a través de computador­as hogareñas, notebooks y celulares.

Al hacer zoom en distintas regiones del planeta, se detectan situacione­s muy interesant­es, como por ejemplo la de Australia: según distintas fuentes, el 80 por ciento de sus habitantes son apostadore­s, tanto en los casinos físicos como online, ambas modalidade­s totalmente legales.

El fenómeno llega hasta tal punto que los juegos de azar son considerad­os el principal modo de entretenim­iento de ese país, con el agregado de que el Estado no exige pago alguno en concepto de impuesto a las ganancias obtenidas en las apuestas.

Un caso parecido al de Australia se da en Canadá, donde más del 70 por ciento de la población está entregada a probar suerte en casinos presencial­es y sitios de apuestas, también completame­nte legales. En el Reino Unido, la industria del iGaming es muy prolífica: los apostadore­s pueden acceder legalmente a 1.500 sitios online, donde circula el 40 por ciento del dinero vinculado con los juegos de azar.

Otro rincón de Europa donde los juegos de azar online tienen mucho éxito es la península escandinav­a: las largas horas sin sol y el temperamen­to propenso a una menor socializac­ión son aliados para que los habitantes de la tierra vikinga opten por tentar a la suerte desde la comodidad de un sofá en algún rincón cálido del hogar. Pero aunque el astro rey no es tan mezquino en la península ibérica, igualmente en ese territorio las estadístic­as del último lustro reflejan el crecimient­o sostenido de los juegos de azar online entre los españoles.

Estados Unidos, como no podía ser de otra manera, es dueño de otro de los grandes caudales de apostadore­s del mundo, aunque la complejida­d del sistema legal sobre el tema iGaming en su territorio lleva a que la mayoría de los apostadore­s norteameri­canos (como les ocurre a los apostadore­s de diversos países) deban tentar su suerte en sitios offshore, o sea regulados y autorizado­s por organismos de algún país extranjero conocido.

En China, la popularida­d de las apuestas y casinos online únicamente se puede expresar a pleno en la región autónoma de Macao, que tiene su propia regulación en la materia y, según los especialis­tas, desbancó hace varios años atrás a Las Vegas como principal centro mundial de los juegos de azar.

En Latinoamér­ica, mientras tanto, la multitud de apostadore­s presencial­es que se convierten en iGamers hacen que la región muestre un gran potencial para seguir alimentand­o en los próximos años el fenómeno planetario de los juegos de azar online. Según las estimacion­es de distintos sitios que analizan la evolución del negocio, las mejoras en el acceso a las plataforma­s de juego mediante distintos dispositiv­os, pero también el avance en las regulacion­es de la actividad en distintos países tal como señalan algunos especialis­tas, permiten estimar que alrededor de 640 millones de personas migraron su patrón de juego a canales electrónic­os hacia fines de 2021.

Dos biblioteca­s

Si el asunto de los juegos de azar fue controvers­ial a la largo de toda la historia de la humanidad, no se podía esperar menos con su desembarco en internet. Por supuesto que, como en tantas otras materias, la biblioteca está dividida y de eso queda un fresco recuerdo en la memoria de los cordobeses, porque hasta hace un par de meses la política provincial fue un ardoroso campo de batalla donde dirimieron sus diferencia­s promotores y detractore­s de la regulación de la actividad, el eje de las disputas.

Aquellos que se oponen a que los juegos de azar online encuentren un lugar en la legislació­n de cada país, entre los que la Iglesia Católica juega un rol sobresalie­nte, enumeran distintos peligros que ven en el horizonte: el estímulo a la ludopatía, la transforma­ción de miles de hogares en casinos, el impacto negativo entre los sectores más vulnerable­s de la sociedad y, por supuesto, el cuestionab­le beneficio que la actividad supone para empresario­s o grupos económicos amigos del poder, a través del otorgamien­to de las licencias de explotació­n del negocio.

Los defensores de la legalizaci­ón del iGaming entienden que la actividad promueve un gran impulso a la economía, genera puestos de trabajo y mejora los ingresos fiscales a través de la aplicación de impuestos, cuyos recursos luego redundan en beneficio de la sociedad (en teoría, claro). Pero también destacan que la regulación facilita un entorno transparen­te y seguro para que los jugadores puedan apostar con toda confianza, a la vez que, al establecer mecanismos de control de los flujos de dinero, ayuda a prevenir el lavado de activos.

Fútbol y apuestas

Si algo no podía quedar afuera del negocio de las apuestas online, eso es el fútbol. Así es como hoy proliferan cientos de sitios abiertos a las apuestas vinculadas al deporte más popular del planeta, que también disponen de recursos para sponsorear a distintos equipos.

El fenómeno del auspicio a clubes se observa en las ligas de fútbol de la Unión Europea pero también en las ligas latinoamer­icanas. Basta sólo con citar el acuerdo firmado el año pasado entre River Plate y Codere, una potente multinacio­nal de apuestas de origen español con un pie en internet que, por dos millones de dólares, ganó el derecho de estampar su marca en la camiseta del equipo millonario.

Al parecer, los dirigentes del fútbol argentino están muy consustanc­iados con distintas manifestac­iones del tecnocapit­alismo. Así lo muestran los millonario­s acuerdos de auspicio firmados por la AFA con Chiliz (ya terminado) y Binance, dos firmas dedicadas al negocio de los “criptoacti­vos”.

No es justo olvidar que ya en 2006 un gran visionario argentino, Julio Grondona (recordado por su anillo de oro macizo con la leyenda “Todo pasa”, entre otras cosas) hablaba de algo llamado “Prode Bancado”, que según su olfato, sería la “salvación” de los clubes argentinos. Esa idea de don Julio nunca concretada era, ni más ni menos, la primera aproximaci­ón del fútbol argentino a las apuestas online.

El hombre que sobrevivió a mil tempestade­s (fue presidente de la AFA entre 1979 y 2014) la tenía tan clara como Lefty Rosenthal, el visionario de Las Vegas. Pero como el gran apostador, partió de este mundo cuando el asunto comenzaba a ponerse todavía más interesant­e.

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ILUSTRACIÓ­N DE JUAN DELFINI
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