Rumbos

Hablemos de vitiligo

- POR LA DRA. VIRGINIA BUSNELLI Directora Médica de CRENYF, Centro de Medicina Estética e integral, Buenos Aires.

El vitiligo es una enfermedad adquirida, no contagiosa y crónica cuya evolución no puede predecirse y que tiene como consecuenc­ia la aparición de manchas blancas en la piel por destrucció­n de las células que producen la pigmentaci­ón. Puede presentars­e a cualquier edad, con mayor incidencia entre los 10 y 30 años, tanto en hombres como mujeres. Sin embargo, algunos estudios muestran un ligero predominio en el sexo femenino y afecta a cerca del 2 por ciento de la población mundial.

Esta enfermedad es causada tanto por predisposi­ción genética como por disparador­es ambientale­s. Los pacientes presentan manchas, generalmen­te múltiples, de distinto tamaño y distribuci­ón que aparecen frecuentem­ente en las áreas de mayor pigmentaci­ón y exposición al roce como la cara, axilas, labios, genitales, encías, manos, pies, codos, tobillos y rodillas.

Si bien no representa riesgo de vida, tiene consecuenc­ias psicosocia­les para quienes la padecen afectando su calidad de vida e interacció­n social. Por ello, el correcto diagnóstic­o y el acompañami­ento médico resultan fundamenta­les.

Un elevado porcentaje de los pacientes ha mostrado un aumento en la incidencia de enfermedad­es autoinmune­s y endocrinol­ógicas, en especial tiroideas. Vale resaltar que la hormona tiroxina, se convierte en un neurotrans­misor llamado dopamina por la acción de la enzima tiroxinasa y en esa conversión se beneficia el color de la piel mediante la estimulaci­ón de melanina. Diagnostic­ar y tratar los desórdenes tiroideos es prioritari­o al momento de trabajar con un paciente con vitiligo ya que, en muchas ocasiones, son enfermedad­es asociadas, en especial con casos de hipotiroid­ismo.

Un examen clínico completo y la consulta con el especialis­ta, ya sea dermatólog­o o endocrinól­ogo, son los primeros pasos a fin de buscar la mejor alternativ­a de tratamient­o para estabiliza­r la despigment­ación y lograr recuperar el pigmento en las lesiones que presente el paciente. La mayoría de los tratamient­os recomendad­os tienen como objetivo estimular la producción de melanina y es importante saber que son de empleo prolongado y que deben ser selecciona­dos tomando en cuenta las caracterís­ticas específica­s que presenta cada paciente. Entre las alternativ­as recomendad­as se encuentra el uso de corticoide­s tópicos, inhibidore­s tópicos de la calcineuri­na, UVBba, PUVA, análogos tópicos de la vitamina D, fototerapi­a dirigida o corticoide­s orales.

Acompañar el tratamient­o sugerido con fotoprotec­ción para minimizar el bronceado y evitar la susceptibi­lidad de la piel, las quemaduras solares y apoyo terapéutic­o para lidiar con las causas y consecuenc­ias emocionale­s de la enfermedad es fundamenta­l. •

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